Lanús volvió a soñar: derrotó a la U. de Chile y se metió en la final de la Sudamericana 2025
 
			Lanús volvió a escribir una página inolvidable de su historia. En una noche cargada de emoción, con tribunas colmadas y el recuerdo de Diego Maradona flotando en el aire, el equipo de Mauricio Pellegrino venció 1-0 a Universidad de Chile y selló su pasaje a la final de la Copa Sudamericana, donde enfrentará al Atlético Mineiro de Jorge Sampaoli. Doce años después del título logrado en 2013 bajo la conducción de los hermanos Barros Schelotto, el “Granate” vuelve a soñar con levantar el trofeo continental.
El gol de la clasificación llegó a los 17 minutos del segundo tiempo, tras una jugada de esas que quedan grabadas en la memoria. Marcelino Moreno, el futbolista distinto, arrancó desde mitad de cancha, dejó rivales en el camino con una gambeta endiablada y asistió a Castillo, que eludió al arquero y definió con el arco vacío. Una obra de arte que recordó la mística del mejor fútbol argentino, ese que mezcla sacrificio, talento y coraje.
Una noche tensa y con historia
El clima en La Fortaleza fue electrizante desde horas antes del inicio. A las 17.11, cuando los planteles salieron al campo para reconocer el terreno, los jugadores chilenos fueron recibidos con silbidos y los locales con fuegos artificiales. En las tribunas, Lautaro Acosta, ídolo granate y referente histórico, arengaba a los hinchas desde el micro.
El antecedente entre ambos equipos sumaba tensión: apenas 71 días antes, Universidad de Chile había protagonizado incidentes con los simpatizantes de Independiente en Avellaneda, lo que derivó en sanciones y la descalificación del club argentino. En Lanús no olvidaron aquel episodio, y el clima en el estadio se cargó de energía contenida. Incluso en el sector de prensa se tomaron precauciones especiales y se evitó ubicar a los medios chilenos cerca de la parcialidad local.

El primer tiempo fue cerrado, con Lanús impreciso en la mitad de la cancha y sin claridad para romper la línea de tres defensores del equipo visitante. Eduardo Salvio y Medina no lograban conectar con Marcelino Moreno, mientras que Castillo peleaba en soledad contra los centrales. La “U” apostaba al orden y a atacar por izquierda con Salomoni, pero la defensa granate resistía sin sobresaltos.
El VAR tuvo su protagonismo temprano, anulando un gol a Moreno por posición adelantada a los 11 minutos. Esa jugada, sin embargo, encendió al público y al propio Lanús, que comenzó a crecer en intensidad. En el complemento, el local protagonizó cinco minutos de furia: primero con una jugada colectiva que terminó en remate de Castillo, luego con una doble ocasión que obligó a lucirse al arquero Castellón.
Del otro lado, Universidad de Chile también tuvo su momento: un gol de Salomoni fue anulado por fuera de juego de Di Yorio. Y entonces, en el momento justo, llegó la genialidad de Marcelino y la definición de Castillo. Gol y explosión. El estadio estalló en un grito que pareció liberar años de espera.

El sello de Pellegrino en Lanús
Desde su llegada, el 14 de diciembre de 2024, Pellegrino transformó a Lanús con un trabajo silencioso, ordenado y meticuloso. Fiel a su estilo sereno, el entrenador armó un equipo sólido desde el 4-2-3-1, capaz de adaptarse a distintos escenarios. Su Lanús no siempre brilla, pero compite, y lo hace con carácter.
El “Titán” Castillo, con 9 goles en 20 partidos, se consolidó como el faro del ataque. Moreno, Carrera y Salvio le dan al equipo una cuota de creatividad y desequilibrio que complementa el rigor defensivo. La eliminación de Fluminense en el Maracaná había sido el gran golpe del ciclo, pero este triunfo lo supera: Lanús demostró madurez, estrategia y determinación.
“Nos sentimos cómodos cuando el rival deja espacios y arriesga”, explicó Pellegrino, en alusión al plan que ejecutó su equipo con precisión quirúrgica.
Ahora, el desafío será mayor: Atlético Mineiro espera en la final con todo su poderío. Pero Lanús llega con confianza, con una identidad clara y la ilusión intacta. La mística granate, una vez más, volvió a hacerse sentir en el continente.

 
							 
							 
							 
	