La ola polar, aliada del maíz: el frío vuelve a frenar la chicharrita en el 2025

La ola polar trae buenas noticias después de una campaña 2023/24 marcada por los estragos de la Dalbulus maidis —conocida como la chicharrita del maíz—, las condiciones climáticas vuelven a jugar a favor del cultivo en este invierno. Según el último informe de la Red Nacional de Monitoreo, las bajas temperaturas y las heladas intensas están provocando una caída notoria en las poblaciones del insecto vector, lo que da un respiro al maíz en regiones clave como el centro-sur, centro-norte y litoral argentino.
Este 21° informe, que monitorea la situación de la plaga entre el 3 y el 19 de junio, confirma una tendencia que ya se había observado en 2024: los inviernos más crudos actúan como barrera natural para la expansión de esta plaga que transmite el Spiroplasma kunkelii, causante del achaparramiento del maíz, una enfermedad que ocasionó grandes pérdidas económicas durante la campaña pasada.
Heladas a tiempo, menos chicharritas del maíz
La disminución de la población de Dalbulus maidis coincide con el ingreso de frentes fríos que afectaron a buena parte del país y provocaron mínimas por debajo de los -10 °C en algunas zonas agrícolas, como el sur de Córdoba y el oeste bonaerense.
Las heladas de esta ola polar, explican desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), no solo actúan sobre los insectos adultos, sino que también afectan el ciclo de reproducción, reduciendo la presencia de plantas hospederas como los maíces voluntarios y alterando la dinámica de los vectores en el invierno.

Además del descenso poblacional, el informe señala otra noticia alentadora: la infectividad de los vectores también está cayendo. Los análisis moleculares muestran niveles más bajos de presencia del patógeno Spiroplasma en las chicharritas, especialmente si se los compara con los valores del verano.
“La baja infectividad podría explicarse por un recambio generacional —con adultos que emergen sin haber tenido contacto con plantas infectadas— y por las condiciones ambientales menos propicias para la propagación del patógeno”, detalla el informe de la Red.
En el NOA y NEA, aún con alerta por ola polar
Pese a la mejora en el centro y litoral del país, las áreas endémicas del NOA y NEA siguen con niveles elevados de presencia del vector. Allí, por razones climáticas en medio del a ola polar y de estructura productiva, la chicharrita mantiene mayor resistencia a las condiciones adversas y se requiere un monitoreo más exhaustivo.

Desde el sistema de monitoreo nacional, y también desde el INTA, se insiste en que la clave es no relajar el monitoreo, aun cuando el panorama se vea más tranquilo.
El uso de trampas cromáticas adhesivas, las inspecciones a cultivos de cobertura o malezas y la correcta identificación del insecto adulto en su versión invernal (de tonalidades más oscuras) son parte esencial del esquema de prevención.
Además, se subraya la necesidad de aplicar estrategias de Manejo Integrado de Plagas (MIP), que no solo incluya el control químico o biológico, sino una gestión sistemática de los riesgos a lo largo de todo el ciclo agrícola.

Condiciones favorables para la próxima campaña
Desde la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, el ingeniero Cristian Russo destacó que el actual escenario climático “resetea el sistema”, ya que las heladas intensas eliminan vectores, maíces voluntarios y reducen la presión inicial de la próxima campaña.
En 2024, se observó el mismo fenómeno: el invierno con registros históricos de frío, similares a los de 2007 y 2018, ayudó a contener una posible escalada de la plaga. “El invierno pasado fue clave para que este año la chicharrita tuviera un rol muy limitado en la campaña”, recordó Russo.
El actual escenario es una bocanada de aire fresco para los productores maiceros, que vienen golpeados por eventos climáticos adversos y mercados volátiles. La reducción de las poblaciones de chicharritas y del riesgo de infección renuevan las expectativas para la planificación de la próxima siembra.
Eso sí: los especialistas insisten en que la experiencia de 2023/24 debe dejar una enseñanza. No alcanza con el frío: el monitoreo y la gestión integrada son esenciales para evitar nuevas crisis sanitarias en los cultivos.

El invierno se presenta como un aliado inesperado, pero no infalible. El desafío, ahora, es capitalizar estas condiciones favorables y prepararse mejor para lo que vendrá. Porque en agricultura, como en la vida, no hay que dejar nada librado al azar.