¿Qué ocurre con La Niña? El nuevo pronóstico que puede redefinir la campaña agrícola 2025/26
El equilibrio climático que define buena parte del destino productivo del agro mundial podría estar a punto de cambiar. Los últimos reportes internacionales coinciden en que La Niña, actualmente en fase débil, se encamina a desaparecer entre enero y marzo de 2026, dando paso a condiciones ENSO neutrales. Aunque el fenómeno aún influirá sobre la atmósfera durante algunas semanas más, los especialistas advierten que sus efectos comienzan a perder fuerza, un dato clave para el sector agrícola sudamericano en plena campaña gruesa.
Según el Centro de Predicciones Climáticas (CPC) de Estados Unidos, existe una probabilidad del 68% de que el Pacífico ecuatorial retorne a la neutralidad entre enero y marzo. Sin embargo, el proceso no será inmediato: el organismo advierte que, aunque las temperaturas superficiales del mar (TSM) vuelvan al promedio, la atmósfera podría mantener características de La Niña “hasta principios de la primavera de 2026 en el hemisferio norte”.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) también actualizó sus proyecciones y sostuvo que una La Niña débil seguirá afectando los patrones climáticos globales durante el trimestre diciembre–febrero, aunque su incidencia se reducirá progresivamente.

Por qué el agro mira este pronóstico con tanta atención
El fenómeno ENSO es la referencia climática más influyente para la producción agrícola global. La Niña tiende a enfriar las aguas del Pacífico central y oriental, lo que altera los patrones de circulación atmosférica: genera más lluvias en el norte de Australia y el sudeste asiático, sequía en el oeste de Estados Unidos y mayor variabilidad en Sudamérica, donde puede provocar desde excesos hídricos hasta estrés por falta de agua según la región.
Para el Cono Sur, los últimos ciclos de La Niña estuvieron asociados a sequías severas, con pérdidas multimillonarias en maíz, soja y trigo. La sola posibilidad de un regreso a condiciones neutrales es, por eso, una noticia auspiciosa para agricultores y mercados.
Cuando el ENSO se vuelve neutro, la temperatura del agua se mantiene cerca del promedio, lo que favorece un clima más estable y, en muchos casos, mejores rindes agrícolas. Sin embargo, esta transición no implica un equilibrio automático: la atmósfera tarda en ajustarse y los efectos residuales pueden extenderse por semanas.

Lo que dicen los especialistas
Jason Nicholls, pronosticador internacional de AccuWeather, explicó de acuerdo a AgrofyNews que aunque las TSM volverían a la neutralidad en enero o comienzos de febrero, el acoplamiento con la atmósfera podría sostener condiciones similares a La Niña hasta marzo. Aun así, el meteorólogo no proyecta “problemas de sequía significativos y generalizados en las principales zonas productivas del mundo”, con la excepción de un riesgo puntual: exceso de lluvias en el sur de Brasil, una región que ya viene mostrando complicaciones hídricas en la campaña actual.
Desde Vaisala Weather, el meteorólogo agrícola Donald Keeney sumó otro punto: “las temperaturas en el Pacífico se han calentado y hoy estamos en el umbral de una Niña neutra y débil”. Keeney proyecta zonas más húmedas en el sur de Brasil y Argentina a medida que el fenómeno se disipa, pero advierte que la mayor amenaza inmediata podría ser la sequía en las llanuras centrales y meridionales de Estados Unidos, un factor que pondría en riesgo el trigo rojo duro de primavera.

La foto global: qué esperar en los próximos meses
Aunque Japón confirmó que aún se observan condiciones compatibles con La Niña, también anticipó que estas disminuirán rápidamente hacia el final del invierno boreal, profundizando la tendencia hacia la neutralidad.
De acuerdo con la OMM, incluso bajo una Niña débil, muchas regiones del planeta registrarán temperaturas por encima de lo normal, lo que aumenta tanto la probabilidad de inundaciones como de sequías localizadas. Para los cultivos, este escenario mixto implica monitoreo constante pero menor probabilidad de eventos extremos prolongados.
Para el agro argentino: alivio con cautela
Si la tendencia se confirma, la campaña 2025/26 podría beneficiarse con:
- Mayor estabilidad en las lluvias para soja y maíz tardío.
- Menor riesgo de eventos extremos extendidos como los de los últimos años secos.
- Más previsibilidad para los cultivos en etapa crítica, especialmente en enero y febrero.
