Inundaciones en Buenos Aires: más de 3 millones de hectáreas bajo agua


La crisis hídrica por las inundaciones golpea con fuerza al corazón productivo de la provincia de Buenos Aires. De acuerdo con un informe reciente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), las intensas lluvias registradas entre fines de agosto y la primera semana de septiembre agravaron un escenario que ya era delicado. Hoy, más de 2 millones de hectáreas están afectadas por inundaciones y anegamientos, mientras que la superficie total comprometida, por falta de piso o accesibilidad, asciende a más de 3 millones de hectáreas.

La entidad ruralista advirtió que la situación no solo compromete la producción agropecuaria, sino también la vida diaria de miles de familias que residen en las zonas más castigadas. “Desde hace meses venimos advirtiendo que, de no actuar con rapidez, las pérdidas serían cada vez mayores. Lamentablemente, el tiempo nos dio la razón: la crisis se profundizó y golpea tanto a la producción como a la vida diaria de miles de familias rurales”, señaló CARBAP en un comunicado.

Una emergencia que se expande

El problema no es nuevo, pero sí se agravó. Durante marzo y abril, el epicentro de las inundaciones se localizaba en los partidos de Bolívar, 25 de Mayo, Carlos Casares, 9 de Julio y parte de Hipólito Yrigoyen. Sin embargo, las precipitaciones acumuladas en los últimos dos meses expandieron de manera alarmante el área afectada, alcanzando gran parte del centro bonaerense y la cuenca del río Salado, una región históricamente vulnerable por su baja capacidad de escurrimiento.

Los efectos van mucho más allá de los lotes productivos. En distintos parajes rurales, familias enteras quedaron aisladas, sin acceso a servicios básicos. “Hay chicos que no pueden concurrir a la escuela, ambulancias que no pueden llegar en caso de una urgencia médica y productores que deben atravesar verdaderas odiseas para trasladarse hasta un pueblo”, subrayó la entidad agropecuaria.

Inundaciones, buenos aires

Producción paralizada y pérdidas crecientes

Las consecuencias económicas son difíciles de dimensionar, pero los productores ya reportan pérdidas significativas. La imposibilidad de ingresar a los campos paraliza labores clave como la siembra, el control de malezas o el traslado de hacienda. En algunos distritos, los lotes de trigo y cebada quedaron bajo agua, mientras que la preparación de la campaña gruesa enfrenta retrasos que podrían comprometer todo el calendario agrícola.

En la ganadería, la situación no es mejor: los campos anegados reducen la disponibilidad de pasturas y complican el manejo de la hacienda, con riesgos de mortandad en zonas bajas. A ello se suman las dificultades logísticas, ya que los caminos rurales intransitables traban la salida de la producción y el abastecimiento de insumos.

Inundaciones, buenos aires

Reclamos urgentes al Gobierno

Ante este escenario, CARBAP elevó un fuerte reclamo a las autoridades provinciales y nacionales para que se tomen medidas inmediatas y efectivas. Entre los principales pedidos se destacan:

  • Concreción de obras hídricas largamente postergadas, que permitan mitigar el impacto de futuras lluvias en zonas críticas de la provincia.
  • Aplicación de la Ley de Emergencia Agropecuaria, con prórrogas impositivas a nivel provincial, municipal y nacional, para aliviar la carga sobre los productores afectados.
  • Líneas de financiamiento específicas a través del Banco Nación y el Banco Provincia, destinadas a sostener la actividad y facilitar la recuperación de los establecimientos más golpeados.

“Sin respuestas concretas, lo que hoy está en riesgo no es solo la producción agropecuaria, sino también la vida de quienes habitan en el interior bonaerense”, advirtió la entidad.

Inundaciones, campo, Buenos Aires

Una crisis recurrente

La problemática de las inundaciones en Buenos Aires no es nueva. Cada pocos años, las lluvias intensas y la falta de infraestructura de drenaje vuelven a dejar bajo agua millones de hectáreas productivas. Los expertos señalan que la postergación de obras claves en la cuenca del Salado es uno de los factores estructurales que explica la recurrencia de este fenómeno.

La diferencia, hoy, es que el impacto ocurre en un contexto de alta vulnerabilidad económica para el sector agropecuario, que viene de enfrentar costos crecientes en logística y una presión impositiva elevada. Con este panorama, la crisis hídrica se convierte en un factor adicional de incertidumbre para la campaña 2025/26.

Mientras tanto, productores y familias rurales esperan respuestas. El agua no solo arrasó con cultivos y pasturas, también profundizó la sensación de abandono en un interior bonaerense que reclama obras y políticas de fondo para no volver a repetir esta historia.