INTA: el fuerte respaldo de productores de Buenos Aires y La Pampa

En medio de los planes del Gobierno nacional para reducir la estructura del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) manifestó públicamente su respaldo al organismo y pidió que cualquier transformación se lleve adelante con inteligencia, planificación, diálogo y respeto institucional.
La entidad, que agrupa a productores agropecuarios de dos de las provincias con mayor peso en la producción nacional, expresó su preocupación ante versiones de una posible reestructuración profunda del organismo, que hoy goza de autarquía y un sistema de gobernanza participativo, en el que el sector productivo tiene una silla en la mesa de decisiones.
El Gobierno avanza con la intención de reformar el INTA
Desde el inicio de su gestión, el Ejecutivo ha manifestado su intención de reducir el tamaño del Estado, incluyendo una revisión de los entes autárquicos. El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, señaló que el INTA es un organismo sobredimensionado y deslizó la idea de reemplazar parte de su estructura por un modelo más acotado, como el de las chacras experimentales impulsadas por la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
“La estructura de gobernanza del INTA debe repensarse. No va en contra de nadie, simplemente hay que evaluar qué está haciendo y cómo mejorarlo”, expresó Sturzenegger en declaraciones televisivas. Sus dichos generaron una rápida reacción en el sector agropecuario.

CARBAP advierte: modernizar no es desmantelar
Desde CARBAP dejaron en claro que no se oponen a una modernización, pero sí rechazan cualquier intento de reforma unilateral o improvisada que debilite el rol histórico y estratégico que cumple el organismo en la transferencia de conocimiento y tecnología al sector productivo.
“La autarquía, la gobernanza participativa y la red de Centros Regionales han hecho del INTA un referente nacional e internacional. Esos logros no pueden ponerse en riesgo por reformas apresuradas”, advirtieron desde la entidad.
En la misma línea, remarcaron que cualquier transformación debe tener como objetivo fortalecer al INTA, preparándolo para las nuevas demandas productivas, ambientales y tecnológicas de los próximos 50 años, sin caer en recortes que afecten su capacidad de acción territorial.
“Reafirmamos nuestro compromiso con una modernización profunda, pero basada en el consenso y la participación activa del sector. No se trata de aplicar la motosierra del desmantelamiento, sino el bisturí de una transformación seria y responsable”, sentenció CARBAP en su comunicado oficial.

Un organismo clave para el desarrollo agropecuario
El INTA fue creado en 1956 y, desde entonces, se ha convertido en uno de los pilares del desarrollo tecnológico agropecuario argentino, con presencia en todo el país a través de una amplia red de estaciones experimentales y agencias de extensión rural.
Su trabajo incluye desde investigaciones aplicadas, desarrollo de nuevas variedades y tecnologías, hasta programas de capacitación y asesoramiento técnico para pequeños y medianos productores. Por eso, muchas entidades del agro lo consideran una herramienta estratégica que no debe ser debilitada.
Andrea Sarnari, presidenta de Federación Agraria Argentina (FAA), también salió al cruce de la iniciativa oficial: “El INTA es el lugar donde conseguimos información, formación, capacitación, y podemos mejorar nuestra eficiencia y seguir siendo productores. No es menor su rol en el desarrollo de la producción agropecuaria”.
La preocupación por el posible ajuste también fue expresada por otras entidades de peso, como Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que pidieron frenar cualquier intento de desarticulación del instituto sin una evaluación seria de su impacto.

Un debate que sigue abierto
En un contexto de reformas y recortes presupuestarios impulsados por el Gobierno nacional, el futuro del INTA aparece como un nuevo punto de tensión entre el Ejecutivo y el sector agropecuario. Mientras desde Nación se insiste en la necesidad de achicar estructuras, los productores reclaman diálogo, consenso y planificación, para evitar poner en riesgo una institución que, aseguran, es clave para la competitividad y sostenibilidad del agro argentino.
El debate sigue abierto y promete ser uno de los ejes de discusión en el segundo semestre del año, con fuertes implicancias políticas, técnicas y productivas para el sector.