El INTA seguirá en pie: el Senado y la Justicia frenaron las reformas del Gobierno

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) no perderá su autarquía ni será transformado en un organismo dependiente del Poder Ejecutivo, al menos por ahora. En una semana clave, tanto el Congreso como la Justicia pusieron un freno a los planes del Gobierno nacional de avanzar con cambios profundos en el organismo.
El Senado de la Nación rechazó por abrumadora mayoría el decreto 462/25, que establecía la “transformación” del INTA y otros entes estatales. “Con 10 votos afirmativos, 60 en contra y 1 abstención queda rechazado el decreto de facultades delegadas número 462/25”, informó la Cámara alta durante la sesión del jueves por la tarde. La decisión dejó firme lo que ya había ocurrido en Diputados, lo que obliga legalmente al presidente Javier Milei a rever la medida, salvo que insista por la vía judicial.
El decreto había dispuesto que el INTA pasara a ser un “organismo desregulado” dentro de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, perdiendo su histórica autarquía y autonomía presupuestaria. Con el rechazo legislativo, la oposición consiguió bloquear la iniciativa que, según argumentan, ponía en riesgo décadas de investigación y desarrollo tecnológico en el agro.

Un fallo que refuerza el freno
A la derrota parlamentaria se sumó una decisión judicial que también le cerró el paso a los planes oficiales. Un juzgado bonaerense dio lugar a un amparo presentado por el gremio Apinta, que nuclea a los trabajadores del INTA, y cuestionó la legalidad del decreto.
El fallo suspende provisoriamente los efectos de la norma y representa un triunfo sindical en medio de la tensión generada por la reforma. Para el gremio, la decisión del Gobierno equivalía a un vaciamiento institucional que ponía en riesgo a la ciencia aplicada al campo.
Más organismos en la mira
El rechazo al decreto que afectaba al INTA no fue un hecho aislado. En la misma sesión, el Senado también desactivó los cambios en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), en Vialidad Nacional, en el Banco Nacional de Datos Genéticos y en la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo. Además, la oposición frenó un DNU referido a la Marina Mercante, cuestionado por sus disposiciones sobre el derecho a huelga y la calificación de servicio esencial.

“Destruir el INTA y el INTI es destruir años de trabajo en ciencia y tecnología”, advirtió el senador pampeano Pablo Bensusán. Y agregó: “Si no existieran, los productores tendrían que comprar a las multinacionales las semillas y tecnologías a precios que nos quieran vender, y desaparecerían muchas producciones regionales”.
Por su parte, el radical Pablo Blanco cuestionó que el Ejecutivo busque “eliminar entes reasignando funciones para volverlos inservibles, vaciándolos de contenido y retirándoles autonomía”.
En tanto, desde el peronismo disidente, Juan Carlos Romero reconoció la importancia del INTA, aunque planteó dudas sobre la eficiencia administrativa. “Desde 2003 se duplicaron los empleados, pero no sabemos si lo mismo pasó con los resultados”, sostuvo.
Tensiones internas
Uno de los discursos que más ruido generó fue el del senador Alfredo De Ángeli (PRO), cercano al oficialismo pero en esta oportunidad en contra de los cambios. “Yo voy a ir en contra del INTA y en contra de Vialidad, porque creo que el Gobierno nacional tiene que rever esta situación”, afirmó el entrerriano, marcando distancia de La Libertad Avanza.

En la vereda contraria, el jefe del bloque libertario, Ezequiel Atauche, defendió la iniciativa y habló de una “premisa incorrecta”. Según el legislador, “la ley Bases no habla de cierres, sino de reorganizaciones”. Y agregó: “Conservamos las funciones y corremos a los militantes que no trabajan”.
Qué viene ahora
Con el rechazo en ambas cámaras y el fallo judicial en contra, el Gobierno enfrenta un escenario complicado para insistir con su reforma del INTA. Aunque podría apelar la decisión judicial y buscar alternativas normativas, el amplio consenso legislativo en defensa del organismo lo obliga a recalcular.
La votación final fue contundente: 60 rechazos, 10 votos afirmativos y una abstención. La señal política es clara: el INTA, símbolo de la investigación agropecuaria argentina, cuenta con un fuerte respaldo institucional que trasciende partidos y territorios.
El futuro inmediato del organismo parece asegurado, pero la discusión sobre su eficiencia y estructura volverá a estar en agenda. Lo que quedó demostrado es que, en tiempos de ajustes y reformas, hay instituciones que la política no está dispuesta a resignar.