El INTA destacó los beneficios de criar gallinas libres de jaulas


La producción de gallinas atraviesa un proceso de transformación para la avicultura en distintas regiones del país, y los resultados comienzan a ser alentadores. En el norte argentino, una experiencia desarrollada por el INTA Las Breñas, en Chaco, reveló que las gallinas criadas sin jaulas, bajo sistemas que priorizan el bienestar animal y las buenas prácticas, pueden ofrecer una mayor productividad, con impactos positivos en la rentabilidad y en la calidad del producto final.

El INTA y un informe para potenciar producción de gallinas

Según los resultados preliminares del proyecto que impulsa el organismo, la postura de huevos aumentó del 76 % al 88 % en promedio tras la implementación de un conjunto de prácticas recomendadas. “El incremento de hasta 12 puntos porcentuales en la postura impacta directamente en los resultados económicos del sistema productivo”, informaron los técnicos del INTA.

La iniciativa, que se desarrolla en una zona donde la avicultura aún tiene un potencial de desarrollo considerable, pone el foco en generar valor agregado mediante la adopción de modelos de producción alternativos. El eje está puesto en el respeto por el comportamiento natural de las aves, en condiciones sanitarias adecuadas y con una alimentación balanceada, todo dentro de un marco de manejo eficiente.

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“El interés por desarrollar emprendimientos avícolas con fines comerciales creció significativamente en los últimos años en esta región del Chaco”, explicó Martín Asiaín, investigador del INTA Las Breñas. De acuerdo al especialista, esto se tradujo en la necesidad de conocer en detalle cómo trabajan los productores, qué características tienen sus planteles y qué nivel de productividad están alcanzando.

Para dimensionar el impacto de las estrategias adoptadas, el INTA relevó información clave sobre tamaño de las poblaciones, edades de las aves, volumen de producción y modalidades de manejo. El análisis permitió detectar un amplio margen de mejora en los sistemas de cría, y a partir de allí se elaboraron recomendaciones concretas.

“Los datos muestran que, luego de la aplicación de buenas prácticas en sanidad, alimentación y manejo, se logró mejorar sensiblemente la productividad. El porcentaje promedio de postura pasó del 76 % al 88 %”, afirmó Asiaín. Este salto representa una mejora significativa en un rubro donde cada punto porcentual adicional se traduce en más unidades producidas y, por ende, en mayor rentabilidad.

Pero no solo se trata de cantidad. También se observaron mejoras en la calidad del huevo. Bajo sistemas de cría con mayor libertad de movimiento y una dieta más diversa, las gallinas producen huevos con mejor estructura interna, pigmentación más intensa y mejor perfil nutricional. Esto genera un valor agregado diferencial que comienza a ser reconocido en segmentos del mercado que buscan alimentos saludables, frescos y producidos de forma responsable.

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“Una parte de los consumidores está cada vez más atenta a la trazabilidad de los alimentos, a la forma en que se producen y al trato que reciben los animales. Estos huevos responden a esa demanda y permiten a los productores acceder a nichos de mercado con precios diferenciales”, señalaron desde el INTA.

Además de la mejora productiva y comercial, la propuesta promueve la sostenibilidad en la producción. En sistemas donde no se utilizan jaulas, las gallinas pueden expresar comportamientos naturales, como caminar, escarbar o tomar baños de arena, lo que contribuye a su bienestar general y reduce la incidencia de enfermedades o el uso excesivo de medicamentos.

La estrategia del INTA en Las Breñas forma parte de un programa más amplio que busca fortalecer las capacidades productivas de las regiones con menor desarrollo avícola. En ese sentido, la apuesta es no solo técnica, sino también social y económica: mejorar la oferta de alimentos frescos, fomentar la producción local y dar respuesta a nuevas exigencias de consumo.

Así, en un contexto de creciente interés por los sistemas productivos sostenibles y el bienestar animal, la experiencia del INTA demuestra que el cambio de paradigma también puede traducirse en resultados concretos. Más huevos, mejor calidad y un nuevo vínculo entre el productor, el consumidor y los animales.