Menos trabas para importar alimentos: el Gobierno avanza con una nueva desregulación
El Gobierno nacional anunció una nueva modificación en el esquema de control y autorización de alimentos importados. Con la firma del presidente Javier Milei, el Poder Ejecutivo publicó el decreto 790/2025, que apunta a reducir la burocracia y facilitar el ingreso de productos alimenticios desde el exterior, bajo la premisa de que una mayor competencia ayudará a bajar los precios en las góndolas.
Un cambio que profundiza la estrategia de desregulación
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, sostuvo que la medida forma parte del plan para “transformar de raíz la industria de alimentos argentina”. Según explicó, uno de los objetivos centrales es incrementar la oferta disponible y promover que los consumidores puedan acceder a productos más baratos y con niveles de calidad internacionales.
En ese sentido, el funcionario afirmó que el decreto se orienta a simplificar los procesos que hoy deben atravesar los alimentos importados, especialmente aquellos provenientes de países que cuentan con sistemas sanitarios considerados de alta vigilancia. “Menos burocracia son más alimentos y más baratos”, sintetizó.

Qué cambia con el nuevo decreto
La norma introduce modificaciones sobre el decreto 1812 de 1992, que regulaba desde hace más de tres décadas los controles que debían realizar Senasa y otros organismos para habilitar el ingreso de alimentos al país. El nuevo esquema elimina pasos administrativos, acelera plazos y replantea qué tipo de controles se realizan, priorizando la seguridad sanitaria sobre criterios de calidad.
Según se informó, los controles se concentrarán en aspectos vinculados a la inocuidad y salubridad, mientras que los atributos de calidad quedarán librados al mercado y a la elección del consumidor. Para Sturzenegger, este cambio permite evitar demoras innecesarias y duplicación de procesos, especialmente cuando se trata de productos que ya cuentan con certificaciones equivalentes a las locales.
Una cadena de reformas en el sector alimentario
El decreto 790/2025 se suma a otras medidas recientes impulsadas por el Gobierno. La primera había sido el Decreto 35/2025, que liberó el comercio para alimentos procesados provenientes de países con altos estándares sanitarios. Ese paso permitió que ciertos productos pudieran ser importados sin solicitarlos en trámites previos adicionales, reduciendo tiempos y costos logísticos.

Luego, el Decreto 538/2025 eliminó la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL), organismo que, según el Gobierno, demoraba durante años la incorporación de nuevos productos al Código Alimentario Argentino. Sus funciones fueron transferidas a ANMAT y Senasa, considerados organismos más técnicos y especializados.
Con la entrada en vigencia del decreto publicado el martes, se completa la reconfiguración del sistema de control alimentario, integrando las normas previas y alineando los procedimientos con estándares internacionales.
Mayor agilidad y foco en el riesgo sanitario
El nuevo esquema, remarcaron desde el Gobierno, aplicará criterios de control basados en riesgo. Esto significa que se priorizarán inspecciones donde existan mayores probabilidades de problemas sanitarios, en lugar de realizar verificaciones iguales para todos los productos, sin distinción.
Además, los alimentos provenientes de países incluidos en el Anexo III del Decreto 2126/71, reconocidos por tener alta vigilancia sanitaria, quedarán exceptuados de controles duplicados. Según Sturzenegger, esta medida mejora la eficiencia del Estado, evitando destinar recursos a controles redundantes.

Impacto esperado en precios y abastecimiento
Desde el Gobierno señalan que la mayor apertura del mercado contribuirá a aumentar la competencia entre empresas locales e importadas, lo que podría presionar a la baja los precios en supermercados y comercios. A su vez, se espera que se amplíe la variedad de productos disponibles, especialmente en segmentos como alimentos procesados, conservas y bebidas.
Sin embargo, sectores industriales y cámaras alimentarias han advertido en ocasiones anteriores que una apertura acelerada podría afectar la producción nacional si no se acompaña con medidas de competitividad y reducción de costos internos. Por ahora, el Gobierno sostiene su enfoque: menos trabas, más oferta y precios más bajos para los consumidores.
