El impacto de las inundaciones en el campo: ¿la cosecha 2025 en riesgo?

Lo que parecía ser una cosecha agrícola histórica en Argentina enfrenta ahora un panorama incierto tras las inundaciones que afectaron el centro y norte de la provincia de Buenos Aires. La producción total de granos para la campaña 2024/25, estimada en 135,7 millones de toneladas y perfilada como la segunda más alta de la historia, podría sufrir una caída significativa si persisten las condiciones climáticas adversas.
Hasta hace pocos días, tanto la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) como la Bolsa de Cereales de Buenos Aires coincidían en que Argentina atravesaba una campaña de granos excepcional. Sin embargo, el avance de un sistema de tormentas que dejó acumulados superiores a los 400 milímetros en localidades como Chivilcoy, Chacabuco y San Antonio de Areco cambió el panorama por completo.
El informe más reciente de la Bolsa porteña advierte que aún queda una superficie considerable de soja y maíz por cosechar, particularmente en el norte y oeste bonaerense. En total, cerca de un millón de hectáreas sembradas con soja y maíz permanecen sin recolectar. La preocupación no solo radica en los rindes, sino en la posible pérdida de calidad de los granos debido a la humedad, el brotado y el riesgo de enfermedades fúngicas.
Las zonas más afectadas por las inundaciones
En el norte de Buenos Aires, se estima que 530.000 hectáreas de soja están pendientes de cosecha. En el oeste, unas 730.000 hectáreas se encuentran en condiciones similares. Esta región ya había sido golpeada por lluvias excesivas en marzo, lo que retrasó los trabajos de recolección. La combinación de suelos saturados, nuevas precipitaciones y demoras logísticas podría traducirse en pérdidas importantes.

Respecto al maíz, si bien en el norte bonaerense ya se avanzó sobre el 90 % del área sembrada, aún quedan unas 120.000 hectáreas correspondientes a planteos tardíos y de segunda ocupación. La situación es más compleja hacia el oeste de la provincia, aunque allí no se prevén mermas productivas significativas por ahora.
Desde la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Rosario, el especialista Cristian Russo destacó que más de dos tercios de la soja aún no había sido cosechada en algunas de las zonas más golpeadas, como Rojas, Junín y Chacabuco, donde los registros superaron los 250 milímetros. “La duración del agua en los lotes será clave para dimensionar los daños”, advirtió.

El panorama climático y su efecto en el agro
La Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) también encendió las alarmas en su reporte semanal. Señaló que en muchos casos las inundaciones no se debieron únicamente a las lluvias locales, sino a desbordes de cursos de agua generados por tormentas en zonas altas de las cuencas. Esto explica por qué algunos partidos, con precipitaciones inferiores a los 100 mm, igualmente quedaron bajo agua.
Los mapas satelitales de reservas hídricas muestran que más de la mitad de la provincia de Buenos Aires se encuentra con perfiles de suelo sobresaturados. Esto podría extender el problema más allá del evento meteorológico puntual, ya que los campos necesitan secarse antes de permitir el ingreso de maquinaria.

¿Una gran cosecha en riesgo?
Previo a las inundaciones, la BCR estimaba una producción de 48,5 millones de toneladas tanto para la soja como para el maíz, con mejoras en los rindes respecto a campañas anteriores. El trigo, con una suba del 25 % en superficie sembrada, alcanzaría 20,1 millones de toneladas, mientras que cultivos como girasol, cebada y sorgo también mostraban alzas en sus proyecciones.
Sin embargo, todo esto deberá ser revisado. La posibilidad de que Argentina alcance su segunda mejor cosecha histórica está hoy condicionada por el clima. La falta de piso, el exceso hídrico y nuevas lluvias previstas para los próximos días complican el panorama.
En definitiva, el sector agropecuario se enfrenta a un desafío climático inesperado que, de no revertirse pronto, podría traducirse en importantes pérdidas económicas, alterar los mercados y comprometer el suministro interno y las exportaciones.