Christian Horner y Ferrari: la negociación que podría reconfigurar la Fórmula 1

Christian Horner, exjefe de Red Bull, aparece en el radar de Ferrari en medio de una crisis interna y deportiva sin precedentes. El posible desembarco del británico en Maranello promete sacudir el tablero de la Fórmula 1, la máxima categoría del automovilismo.
Un movimiento que podría cambiar el equilibrio de poder
Christian Horner, figura clave de la Fórmula 1 durante las últimas dos décadas, mantiene negociaciones con Ferrari para asumir la dirección del legendario equipo italiano, según reveló Daily Mail. La escudería atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente: sin victorias en la temporada 2025 y con un clima interno marcado por tensiones, errores técnicos y desgaste institucional.
Horner dejó su cargo en Red Bull en julio, tras 20 años al frente del equipo, envuelto en una controversia por acusaciones de “comportamiento coercitivo” hacia una empleada. Aunque fue absuelto en dos audiencias internas, su salida se concretó sin explicaciones oficiales. Recibió una compensación de 106 millones de dólares, aunque se especuló con un acuerdo mayor que habría extendido su contrato hasta 2030.

Desde entonces, el británico, de 51 años y esposo de Geri Halliwell, exintegrante de las Spice Girls, no ha vuelto a aparecer en el paddock. La empleada que lo denunció retiró su demanda tras un acuerdo económico, mientras que Red Bull designó a Laurent Mekies, proveniente de Racing Bulls, como su reemplazo.
Ferrari, en crisis y bajo presión
El interés de Ferrari por Horner responde a la creciente desconfianza del presidente John Elkann hacia Frédéric Vasseur, actual jefe de equipo. Según Daily Mail Sport, el dirigente italiano no ha logrado revertir la falta de resultados, con Charles Leclerc y Lewis Hamilton relegados al quinto y sexto lugar del campeonato.
Corriere della Sera detalló que el monoplaza SF-25 nació con deficiencias estructurales, que no pudieron corregirse pese a múltiples intentos. El equipo ocupa el tercer puesto en el campeonato de constructores con 290 puntos, solo ocho por detrás de Red Bull, pero sin victorias en grandes premios y con una sola conquista en formato sprint.
El medio italiano apuntó que “el coche nació mal” y que las correcciones aplicadas fueron insuficientes, mientras Mercedes capitalizó mejor la evolución técnica. Los problemas de Ferrari se centraron en la carga aerodinámica, el desgaste del “plank” —pieza clave del fondo del coche— y la incapacidad para mantener los neumáticos en la temperatura óptima.

Un equipo dividido y bajo escrutinio
Las tensiones internas se intensificaron tras la doble descalificación sufrida en Shanghái por irregularidades técnicas. Aunque oficialmente se negó un enfrentamiento entre Vasseur y Matteo Togninalli, coordinador de actividades en pista, la estructura operativa de Ferrari fue duramente cuestionada.
Corriere della Sera sostuvo que la gestión excesivamente centralizada limitó la capacidad de reacción del equipo y generó roces con ingenieros y técnicos. Además, se teme una nueva fuga de personal clave en la próxima temporada.
Lewis Hamilton, una de las incorporaciones estelares de la escudería, envió reportes internos criticando la falta de flexibilidad y la lentitud en la toma de decisiones, aunque sus propuestas fueron frenadas por las complejas dinámicas políticas del equipo. “El ambiente recuerda a la etapa final de Vettel”, subrayó un allegado al piloto.

Una reunión de emergencia y el papel de Horner
La gravedad del escenario llevó a los máximos responsables de Ferrari, John Elkann y Benedetto Vigna, a convocar una reunión urgente en Maranello. Según la periodista Mara Sangiorgio (Sky Italia), el encuentro será “serio y pragmático”, con el objetivo de definir una estrategia inmediata para salvar la temporada y discutir eventuales cambios en la cúpula.
Mientras tanto, la figura de Horner divide opiniones. Algunos ven en él al gestor ideal para devolver a Ferrari su mística competitiva, mientras otros advierten que la cultura organizacional de Maranello podría limitar su margen de acción.
La posible llegada de Horner representaría uno de los movimientos más trascendentes en la Fórmula 1 moderna, capaz de alterar alianzas, estrategias y jerarquías en la grilla. Sin embargo, el contexto interno del equipo y la presión política podrían dificultar una transformación profunda a corto plazo.