Granizo en Mendoza: pérdidas totales en frutales, viñedos y ajos del Valle de Uco

El último fin de semana dejó imágenes de desolación en el Valle de Uco y otras zonas productivas de Mendoza: una tormenta de granizo, calificada como “sin precedentes” por productores locales, arrasó con frutales, vid y cultivos de ajo, provocando pérdidas totales en muchos casos y abriendo un escenario de incertidumbre para la campaña agrícola en curso.
Un fenómeno fuera de época
El temporal ocurrió entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, y sorprendió por la magnitud y el momento del año en que se produjo. Según los testimonios, la tormenta se prolongó durante 45 minutos con una intensidad que no tiene antecedentes en septiembre, cuando aún no suele registrarse riesgo de granizo.
La zona más afectada fue el departamento de San Carlos, especialmente en los distritos de La Consulta, Altamira y El Chacón. También se reportaron daños en sectores del Sur provincial, Maipú y Luján. La Dirección de Defensa Civil debió asistir a 54 familias, mientras que en el sector agrícola las pérdidas todavía resultan incalculables.

“Fue una locura, algo sin precedentes por la época del año. Generalmente el riesgo de granizo aparece recién en octubre, junto con las heladas”, relató Claudio Giusti, productor frutihortícola de La Consulta.
Frutales y viñedos, los más golpeados
El impacto sobre los frutales fue demoledor. Muchos lotes de durazno, ciruela y manzana estaban en plena floración y quedaron completamente arrasados. Giusti describió la magnitud del daño con crudeza: “El ciruelo que estaba completamente florecido quedó pelado”.
En el caso de la vid, el daño se concentró en los sarmientos y en variedades tempranas que ya habían comenzado a brotar. Aunque algunos productores contaban con mallas antigranizo o sistemas de protección parcial, no lograron evitar los daños. “Ahora nos toca seguir trabajando con esperanza y ver qué va a pasar. En mi caso en la vid tenía la tela baja, pero otros colegas no lograron hacerlo o no cuentan con esa protección”, señaló Giusti.
La magnitud de la tormenta de granizo hace temer un fuerte impacto en la próxima vendimia, dado que el Valle de Uco es reconocido como una de las regiones de mayor calidad vitivinícola del país.

Una zona estratégica para el vino argentino
Mario Leiva, presidente de la Sociedad Rural de Valle de Uco, expresó su preocupación por las consecuencias que puede traer este evento climático sobre la vitivinicultura local. “Hay muchas viñas que tienen las yemas muy rotas. Estamos muy afectados porque es una zona de uva fina para vinos de alta calidad. Es una región de muy buena producción y calidad”, advirtió.
El dirigente también apuntó a la falta de infraestructura para enfrentar estos fenómenos, cada vez más frecuentes e intensos. “Falta más protección. Hay que seguir poniendo malla antigranizo y hay que seguir combatiendo heladas”, reclamó.
El caso del ajo: daños limitados
Entre los cultivos más afectados también se encuentra el ajo, que en octubre inicia su cosecha. Sin embargo, los especialistas aseguran que el impacto fue menor en comparación con frutales y viñedos.

Aldo López, técnico del INTA La Consulta y especialista en el cultivo, explicó que la naturaleza subterránea del bulbo actuó como protección natural frente al granizo. “Generalmente, con el granizo en esta época la planta tiende a recuperarse perfectamente si se hacen los cuidados sanitarios correspondientes. Podría decir que el daño ha sido mínimo porque el bulbo está bajo tierra y el impacto en las hojas no debería afectar los rendimientos”, detalló.
Una campaña que arranca con incertidumbre
La tormenta de granizo dejó un panorama complejo en Mendoza, donde los productores ven cómo parte de sus esfuerzos de todo un año se pierden en cuestión de minutos. Mientras algunos lotes registraron pérdidas totales, otros deberán esperar semanas para medir el alcance real del impacto en las plantas en floración.
El fenómeno también reaviva el debate sobre la necesidad de inversión en sistemas de prevención y mitigación, como mallas antigranizo y programas de asistencia estatal, en una provincia donde el clima suele poner a prueba cada temporada a los productores.