Palomas atacan el girasol en Chaco y hay preocupación oficial ante la falta de soluciones
La campaña de girasol en el Chaco atraviesa un momento de extrema dificultad debido a los intensos ataques de palomas, un fenómeno que volvió a repetirse esta temporada con una magnitud mucho mayor a la habitual. Productores de distintas localidades reportaron que las aves arrasaron grandes extensiones, dejando rendimientos muy por debajo de lo esperado y comprometiendo la rentabilidad de la campaña. Las Breñas, Villa Ángela, Coronel Du Graty, Hermoso Campo, Santa Sylvina y General Pinedo encabezan la lista de los lugares más afectados.
Según los testimonios, los daños son contundentes: lotes que iniciaron el ciclo con expectativas de entre 3.000 y 3.500 kilos por hectárea terminaron produciendo entre 1.000 y 1.500 kilos, un recorte que en algunos casos supera el 50% del rendimiento proyectado. Los productores aseguran que la situación es crítica, no solo por la magnitud de las pérdidas, sino también por la reiteración de un problema que se ha vuelto estructural. La combinación entre la madurez de los cultivos y la presión de miles de palomas convirtió la etapa final de la campaña en una carrera contrarreloj imposible de sostener.
Un problema histórico que este año golpea más fuerte
El aumento de aves granívoras no es una novedad para el sector agrícola del NEA, pero este ciclo marcó un punto de quiebre. Los agricultores describen que las palomas ya no reaccionan a los métodos tradicionales de espanto, como ruidos, recorridas permanentes o artefactos visuales. En sus palabras, “se acostumbraron a todo”, y eso deja a los productores prácticamente sin herramientas efectivas para defender los cultivos.
El escenario se agrava por la estructura productiva actual. La siembra directa, la disponibilidad permanente de alimento y el refugio que ofrecen los montes nativos generan un ambiente favorable para la proliferación de estas especies. En los últimos años se probaron alternativas de control biológico y distintas estrategias de manejo del hábitat, pero los resultados fueron limitados. Para el sector, la sensación es que las poblaciones de palomas crecieron más rápido que las soluciones.

El Gobierno admite dificultades y reconoce la falta de medidas inmediatas
Frente al creciente malestar de los productores, el ministro de Producción del Chaco, Óscar Dudik, reconoció públicamente que la provincia enfrenta un problema de larga data y que hasta el momento no existen herramientas rápidas o plenamente efectivas. El funcionario remarcó que se trata de una situación “compleja”, y advirtió que las soluciones drásticas no son viables porque pueden generar riesgos ambientales o sanitarios que exceden el ámbito productivo. Según explicó, la prioridad es actuar “con responsabilidad” y evitar medidas que puedan generar impactos irreversibles.
Como parte de las acciones iniciales, el Gobierno provincial convocó a una reunión en Santa Sylvina que reunirá a productores afectados, técnicos y organismos especializados en sanidad vegetal. La intención es avanzar en un diagnóstico común, evaluar alternativas aplicables en el corto y mediano plazo y definir estrategias coordinadas que permitan reducir la presión de aves sobre los cultivos. Si bien el sector aguarda definiciones, predomina la incertidumbre sobre la eficacia real de las herramientas disponibles.

Un desafío que rebasa lo productivo y afecta a toda la economía chaqueña
El avance de las palomas no solo golpea al girasol, uno de los cultivos emblemáticos de la provincia, sino que también expone la falta de políticas integrales de manejo de fauna adaptadas a los sistemas agrícolas actuales. Para muchos productores, la reiteración de esta problemática dejó de ser un episodio aislado y se transformó en un desafío estructural que requiere soluciones de fondo.
Mientras tanto, la campaña de girasol 2024/25 se encamina a cerrar con pérdidas significativas que repercutirán en la economía provincial. El impacto no solo se mide en toneladas dejadas de cosechar, sino en la caída de ingresos, la menor rotación agrícola y la incertidumbre que genera un fenómeno que se incrementa cada año. Ante este panorama, el sector coincide en que será clave avanzar hacia estrategias sostenibles que permitan convivir con la fauna sin poner en riesgo la productividad ni la estabilidad económica de las regiones afectadas.
