El girasol argentino atraviesa un momento histórico y con gran proyección


El girasol se encuentra en el centro de atención del agro argentino, con un presente récord y un futuro cercano cargado de oportunidades para toda la cadena agroindustrial. La campaña 2024/25 marcó cifras históricas, y la tendencia indica que este cultivo continuará expandiéndose, impulsado por la demanda internacional y las variedades alto oleico, que garantizan rendimiento y calidad.

Crecimiento histórico en superficie y producción

ADBlick, una de las empresas líderes en el sector anunció que incrementará en un 45% la superficie destinada al girasol, que ya representa un tercio de su área total sembrada, unas 26.000 hectáreas de las más de 70.000 que posee en Argentina. Según Santiago del Carril en declaraciones difundidas por Infocampo, gerente general de la firma, se trata de una apuesta histórica: “Estamos haciendo un crecimiento muy grande, con un récord respecto al año pasado”.

A nivel nacional, la superficie sembrada con girasol crecería un 10% para alcanzar las 5,75 millones de toneladas, luego de la mejor cosecha de los últimos 20 años. Este crecimiento evidencia la confianza del sector en la rentabilidad y estabilidad de la oleaginosa, considerada por la compañía como el cultivo más estable y rentable de su portfolio durante 17 campañas consecutivas.

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La clave está en el alto oleico

El éxito del girasol argentino se apoya en la variedad alto oleico, que ofrece rendimientos superiores y un plus de calidad que resulta atractivo en los mercados internacionales. Según Esteban Romero, gerente de producción de ADBlick, los rindes de la empresa rondan los 2.400 kilos por hectárea, un 16% por encima del promedio nacional.

“El girasol alto oleico es estable, rentable y se adapta muy bien a distintos ambientes y fechas de siembra”, destacó Romero, subrayando que la genética y la investigación han sido determinantes para alcanzar estos resultados.

Aceite de Girasol, Argentina

Valor del aceite premium

La demanda internacional respalda la expansión de este cultivo. Marcelo Cosso, líder del girasol en COFCO y vicepresidente de la Asociación Argentina de Girasol, aseguró: “El mundo va hacia los productos premium, y el aceite de girasol encaja perfectamente en esa tendencia”.

Los números muestran la oportunidad: mientras la Unión Europea produce 3,2 millones de toneladas de girasol alto oleico y Ucrania 1,3 millones, Argentina apenas alcanza 350.000 toneladas, y Rusia 178.000. Esto abre una ventana de mercado donde la prima por calidad puede llegar hasta 100 dólares extra por tonelada, según Romero.

Para Francisco Pérez Brea, brand manager de NK Semillas (Syngenta), “el consumidor demanda más información y está dispuesto a pagar por calidad adicional”, lo que refuerza el valor estratégico del girasol argentino.

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Desafíos entre geopolítica y tecnología

Uno de los retos principales es la formación de precios, que depende del Mar Negro, principal región productora mundial. Cosso explicó: “Argentina no es formadora de precios, pero tiene mucho volumen; la clave será comercializar en el momento justo”.

Las tensiones bélicas, el clima extremo y los cambios en stocks internacionales marcan el ritmo del mercado, mientras que la competitividad argentina se apoya en la innovación tecnológica y genética.

NK Semillas, junto a ADBlick, invierte en híbridos de alto rendimiento y estabilidad. “Cuanto más se invierte, más ganancia genética y más rendimiento se obtiene”, aseguró Pérez Brea, destacando la importancia de actualizar la Ley de Semillas para acelerar mejoras.

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Una cadena colaborativa y sostenible

El crecimiento del girasol no depende solo de la superficie o los precios, sino también de la colaboración entre productores, semilleros e industria. Del Carril remarcó: “Hoy hay un mercado más maduro y transparente, con compradores de primera línea”.

Raúl Paillot, gerente comercial de NK Semillas, agregó que se trabaja en sustentabilidad, agricultura regenerativa y trazabilidad, elementos que aumentan el valor del producto argentino. La recuperación de áreas productivas, como Córdoba, y los niveles récord de molienda fortalecen la expansión del cultivo.

Con genética avanzada, tecnología y mercados dispuestos a pagar por calidad, el girasol argentino se perfila como uno de los protagonistas indiscutidos del agro. “Hay un presente y un futuro cercano súper atractivo para la cadena”, concluyó Del Carril, convencido del gran potencial de esta oleaginosa.