El girasol argentino: un cultivo con alto potencial para el 2025

Un reciente estudio sobre el girasol llevado adelante por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), el INTA, ASAGIR, CREA, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y otras instituciones reveló que el girasol en Argentina podría rendir hasta un 40% más si se cerraran las brechas productivas existentes. La investigación, publicada en la revista científica Field Crops Research, identificó que, a nivel nacional, el rendimiento del cultivo alcanza apenas entre el 60% y el 66% de su potencial agronómico, una señal clara de que hay margen para crecer.
El girasol y su poder de expansión
“El cultivo de girasol es estratégico para el país, y aunque los rendimientos actuales son buenos, todavía hay mucho margen para aumentarlos”, explicó Ignacio Rodríguez, primer autor del estudio y profesional del Grupo Don Mario. Esta diferencia entre lo que se obtiene hoy en los campos y lo que se podría lograr con un manejo agronómico óptimo se denomina brecha de rendimiento, y su reducción representa una de las principales oportunidades para potenciar la producción nacional.

El girasol no solo es una fuente importante de aceite y subproductos industriales, sino que además ofrece ventajas competitivas por su capacidad de adaptación a diferentes regiones y su inserción en mercados diferenciados. A esto se suma su aporte a la estabilidad del sistema agropecuario, ya que es una alternativa rentable frente a cultivos más exigentes y vulnerables a condiciones adversas.
Para calcular el rendimiento potencial del cultivo, los investigadores utilizaron modelos de simulación como el CROPGRO, además de ensayos comparativos y datos relevados entre los productores más eficientes del grupo CREA. Estos datos se contrastaron con registros oficiales del Ministerio de Agricultura, permitiendo una visión completa y actualizada de todas las zonas girasoleras del país.
“El modelo CROPGRO fue clave en este estudio”, señaló Jorge Mercau, del INTA San Luis. “Nos permitió calcular con precisión el rendimiento potencial del girasol en distintas condiciones de suelo, clima y manejo, superando limitaciones de otros métodos más dependientes de ensayos locales”.

Los resultados son contundentes. A nivel nacional, las brechas de rendimiento promediaron un 34% cuando se utilizaron datos de CREA y simulaciones, y llegaron al 40% en los ensayos comparativos. Sin embargo, estas diferencias varían según la región: en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, la brecha se reduce al 25%, mientras que en el norte del país puede alcanzar el 50%.
Entre los factores responsables de estas pérdidas se destacan una fertilización deficiente —particularmente en fósforo (P) y nitrógeno (N)—, el uso de labranza convencional y la elección de genotipos con bajo potencial productivo. La incidencia de cada uno de estos factores varía regionalmente: mientras que en el norte del país la labranza convencional es el principal problema, en el sudeste bonaerense el déficit de nutrientes es el mayor obstáculo.
Además, el estudio permitió actualizar la zonificación productiva del cultivo. “En nuestro trabajo de 2013 habíamos identificado cuatro zonas; ahora son doce. Esta segmentación más precisa nos permite diseñar estrategias de manejo más adaptadas a cada realidad regional”, explicó Antonio Hall, Profesor Emérito de la UBA y del CONICET. Para este avance, resultaron fundamentales las herramientas del Global Yield Gap Atlas y el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa de Cereales.

Este trabajo representa no solo un avance técnico en el conocimiento del girasol, sino también un ejemplo exitoso de articulación entre el sector público y el privado. Con una estrategia de manejo adecuada y tecnología disponible, el girasol argentino tiene por delante un camino fértil para mejorar sus rendimientos y reforzar su papel en la agricultura nacional.
Fuentes: FAUBA, INTA, ASAGIR, CREA, Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Field Crops Research.