La ganadería entró en zona verde en el semáforo de las economías regionales 2025


En un contexto de dificultades generalizadas para gran parte de las economías regionales argentinas, la ganadería se posiciona como una de las pocas actividades con señales claras de recuperación y buen desempeño. Así lo confirma el último informe mensual elaborado por la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), que incluye a los bovinos en la categoría de “luz verde” dentro de su tradicional semáforo económico, una herramienta que mide el estado de situación de 19 cadenas productivas del país.

La ganadería con mejores perspectivas

De acuerdo con el reporte, actualmente solo dos actividades se encuentran en zona verde para la ganadería: bovinos y ovinos. El mes pasado también integraba este reducido grupo el maní, pero retrocedió a una situación intermedia, representada con el color amarillo. La inclusión de la producción bovina como sector destacado se da tras una serie de indicadores positivos que reflejan mejoras sostenidas tanto en los precios percibidos por los productores como en los niveles de exportación.

Ganadería

Para elaborar el semáforo, Coninagro analiza tres componentes clave: el negocio (precio y costo), el productivo (área o stock y producción), y el mercado (exportaciones, importaciones y consumo interno). En el caso de la ganadería bovina, el informe señala que “la mejora en el componente negocio supera a la inflación, mientras que los costos evolucionaron por debajo”. Además, se destaca un buen desempeño en los otros dos componentes, con aumentos en las exportaciones y señales de reactivación del consumo interno.

En contraste, el panorama para el resto de las economías regionales es mucho menos alentador. Siete sectores se encuentran en rojo, lo que implica crisis o deterioro severo, y otros diez están en amarillo, una zona de estancamiento sin mejoras significativas. Entre los sectores en rojo figuran producciones que ya llevan un año completo en esta situación, como el vino y mosto, y la yerba mate. También se suman el algodón, arroz, cítricos dulces, mandioca, y peras y manzanas.

Ganadería, diplodiosis

Según Coninagro, en estos sectores “el componente negocio sigue dañado, con precios que bajaron o quedaron muy por debajo de la inflación, mientras los costos continuaron en alza”. Además, la apreciación del tipo de cambio y un consumo interno debilitado durante gran parte del año complicaron aún más el panorama. En términos productivos, hay comportamientos dispares, pero las actividades orientadas principalmente al mercado interno fueron las más afectadas.

En cambio, aquellas economías que lograron canalizar su producción hacia los mercados externos encontraron un alivio. Las exportaciones actuaron como vía de escape frente al bajo dinamismo del mercado doméstico, permitiendo que los incrementos productivos no impactaran negativamente en los precios locales. Sin embargo, el informe advierte que, junto a la apertura comercial y la normalización en el pago de importaciones, también crecieron significativamente las compras externas en algunos rubros, lo que agrega presión sobre ciertas cadenas.

En el desglose individual por actividad, se observa que el arroz muestra algunos signos de recuperación, con subas en la producción y exportaciones. Las aves y el sector forestal también registran mejoras en algunos indicadores. Por su parte, la producción lechera continúa en zona amarilla, con precios que no logran superar la inflación y una recuperación parcial del consumo.

Ganadería, Buffel grass, pastura

El caso de los bovinos destaca por su capacidad de adaptación y su vínculo estratégico con el mercado externo. En los últimos meses, la suba sostenida en los precios de la hacienda y el aumento de las exportaciones —especialmente a mercados como China y la Unión Europea— consolidaron una tendencia positiva. A su vez, los costos de producción se mantuvieron relativamente estables, favoreciendo la rentabilidad del sector.

En definitiva, el ingreso de la producción bovina a la zona verde del semáforo de Coninagro es una señal alentadora para una economía que aún enfrenta múltiples desafíos. Mientras la mayoría de las actividades regionales continúan lidiando con problemas estructurales, la ganadería bovina ofrece un ejemplo de resiliencia y dinamismo que podría servir como modelo para otras cadenas que buscan salir del estancamiento.