Ganadería y la trazabilidad electrónica: “Es clave para conquistar más mercados”

A partir del 1° de enero de 2026, toda la ganadería, en especial terneros y terneras destetados en Argentina deberán incorporar un dispositivo de identificación electrónica –ya sea un botón, bolo ruminal o transpondedor inyectable– con el fin de garantizar su trazabilidad a lo largo de toda la cadena productiva. Esta medida, oficializada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), busca modernizar el sistema vigente desde 2007 y posicionar a la carne argentina con mayores garantías de calidad y transparencia, tanto para el mercado interno como para la exportación.
Los detalles de la trazabilidad electrónica en la ganadería
La nueva etapa del programa para la ganadería fue defendida esta semana por el subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal, Manuel Chiappe, quien participó de una reunión con representantes de toda la cadena cárnica –productores, cabañeros, consignatarios e industriales– para detallar el alcance de la medida y su implementación.
“La trazabilidad electrónica es una actualización de las caravanas tradicionales”, señaló Chiappe. “No se trata de una obligación nueva, sino de un paso lógico que sigue el camino que ya iniciamos en 2007. Estamos aggiornando la tecnología a lo que el mundo pide y a lo que la calidad de nuestra carne se merece”, afirmó el funcionario en diálogo con Valor Agregado Agro.

El nuevo sistema de la ganadería permitirá un seguimiento integral desde el campo hasta el frigorífico, y será clave, según el Gobierno, para acceder a mercados cada vez más exigentes en términos sanitarios y de certificación de origen. “La ganadería del futuro va en esta dirección. Nuestros principales competidores ya han incorporado estas herramientas y nosotros estamos quedando un paso atrás”, advirtió Chiappe.
En países como Japón y Corea del Sur, donde el Gobierno apuesta a profundizar las exportaciones cárnicas, la trazabilidad es una condición indispensable. “Allí el consumidor quiere saber exactamente de dónde viene lo que está comiendo, cómo fue criado, con qué sanidad. Y este sistema permite garantizar eso”, explicó.
Un costo “razonable” y múltiples beneficios
Ante las dudas planteadas por algunas entidades rurales, como Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) o Federación Agraria Argentina (FAA), el Gobierno aseguró que la medida contempla una implementación progresiva y que el costo del sistema ya no representa un impedimento significativo.

“Gracias a que se permitió la participación de múltiples empresas –tanto nacionales como extranjeras–, hoy el precio del binomio tarjeta-botón ronda el valor de un cuarto de kilo de novillo. Es un costo totalmente razonable en función del beneficio que se obtiene”, señaló Chiappe.
Actualmente, en el mercado ya circulan más de cinco millones de caravanas electrónicas, y según el funcionario, los productores que ya las han adoptado no quieren volver atrás. “Es un camino de ida”, resumió.
Una implementación gradual
La obligatoriedad alcanza, en esta primera etapa, únicamente a los animales que se desteten a partir de enero de 2026, lo que representa unos 14 millones de cabezas. La idea del Gobierno es sumar paulatinamente cada nueva generación de terneros hasta completar la totalidad del stock ganadero en un plazo estimado de cinco años.

Chiappe destacó que será un proceso de aprendizaje y adaptación tanto para los productores como para los organismos de control y la industria frigorífica. “Todos vamos a ir ajustando los sistemas. Senasa y la Secretaría de Agricultura harán sus adecuaciones, y los frigoríficos deberán adaptar sus plantas para poder leer y registrar la información de cada animal que ingresa”, explicó.
Con esta medida, el Gobierno busca no solo mejorar los estándares productivos del país, sino también dar un salto cualitativo en materia de sanidad, seguridad alimentaria y posicionamiento internacional. La trazabilidad electrónica no solo será una herramienta clave para exportar más y mejor, sino también para construir una ganadería más moderna, eficiente y competitiva.