Ganadería sustentable: los escarabajos que mejoran el suelo y reducen parásitos
Un equipo de investigadores del CONICET llevó adelante la primera revisión completa sobre los escarabajos estercoleros del género Scarabaeinae en Argentina, un grupo clave para el funcionamiento de los ecosistemas en la ganadería. El trabajo sintetizó 81 estudios publicados desde 1944 y permitió identificar cómo ha evolucionado el conocimiento científico sobre estas especies y qué vacíos aún dificultan su aprovechamiento dentro de sistemas productivos sustentables.
La revisión estuvo a cargo de especialistas del Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET – UNaM), quienes remarcaron el papel ecológico fundamental de estos insectos en la fertilidad del suelo, el ciclado de nutrientes y la reducción de parásitos en ambientes pastoriles, aspectos clave para la ganadería.
El rol ecológico de los escarabajos estercoleros
Los escarabajos estercoleros se alimentan y nidifican utilizando estiércol, restos orgánicos o carroña, lo que los convierte en agentes centrales en la degradación de materia orgánica. Al enterrar el estiércol, contribuyen a la incorporación de nutrientes al suelo, favorecen la dispersión secundaria de semillas y aceleran la bioturbación, es decir, el movimiento y aireación de la tierra.
Estos procesos generan mejoras en la estructura del suelo, incrementan la retención de humedad y reducen la proliferación de parásitos y moscas asociadas al estiércol superficial. Por este motivo, su presencia está directamente vinculada con prácticas ganaderas más saludables y sostenibles.

Cómo avanza la investigación en Argentina
La revisión, encabezada por Andrés Gómez-Cifuentes y Gustavo Zurita, clasificó los estudios relevados en siete grandes áreas temáticas. Los trabajos sobre comportamiento y evolución representan el 28% del total, seguidos por los de taxonomía y filogenia (27%) y los de biodiversidad y conservación (21%). En contraste, las áreas que describen las funciones ecológicas y la fisiología de las especies están notablemente rezagadas, cada una con solo 6% de las publicaciones.
El vacío más significativo aparece en un punto central para el sector agropecuario: el impacto del manejo de la ganadería. Según el estudio, solo existe un trabajo científico que evalúa cómo prácticas como el uso de antiparasitarios, el tipo de pastoreo o la intensidad de carga animal influyen sobre estas poblaciones. Los investigadores señalan que para avanzar en el diseño de modelos de producción sustentable es necesario integrar la ecología de los escarabajos en los esquemas de manejo rural.

Evidencia en el Chaco Seco: más nutrientes y suelo de mejor calidad para la ganadería
El equipo destaca como caso ilustrativo un estudio previo desarrollado en el Chaco Seco, donde la presencia de escarabajos estercoleros triplicó los niveles de fósforo disponible en el suelo. Además, los sistemas de Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI) mostraron incrementos de carbono orgánico total, conductividad eléctrica y calcio, respecto de zonas de sábanas arbustivas degradadas. Estos resultados permiten vincular, por primera vez, la actividad de los escarabajos con beneficios productivos concretos para sistemas ganaderos extensivos.
“Nuestros resultados enfatizan el papel crítico de los escarabajos estercoleros en el mantenimiento de la calidad del suelo asociado con prácticas ganaderas frecuentes del Chaco Seco”, subrayó Gómez-Cifuentes.

Regiones investigadas y vacíos pendientes
La mayor concentración de estudios se registró en la Selva Paranaense, seguida por los ambientes del Chaco Húmedo y Seco. No obstante, existen áreas del país con información limitada o inexistente, entre ellas:
- El centro y sur del territorio
- Las Yungas
- Los Campos y Malezales
- Partes del NOA, la región Pampeana y Cuyo
Según los especialistas, estas zonas presentan alta probabilidad de albergar mayor diversidad de especies que la actualmente documentada. Por eso, consideran que las próximas investigaciones deberían focalizarse en ecorregiones menos estudiadas y en cuantificar los beneficios productivos que generan estos insectos en diferentes contextos climáticos y de manejo.
La ganadería que incorpore estas interacciones biológicas en su planificación podrá avanzar hacia modelos más resilientes, donde la salud del suelo, la biodiversidad y la productividad no se contraponen, sino que se potencian mutuamente.
