Ganadería 2025: señales mixtas del mercado en plena transición económica

La semana actual de mayo del mercado de ganadería argentino dejó una serie de señales mixtas que, si bien no permiten hablar aún de una recuperación, sí abren la puerta a cierto optimismo moderado. Mientras el precio de la invernada se mantiene firme en un contexto complejo, el gordo muestra una estabilidad que no entusiasma, pero al menos deja atrás semanas de caída. A esto se suma una mejora en las condiciones climáticas en algunas zonas clave, lo que podría motorizar decisiones productivas a mediano plazo.
Cómo se comportó la ganadería en estas semanas de mayo
El informe sobre ganadería de AZ Group destaca que los valores de la invernada continúan sostenidos por la demanda de feedlots y de recriadores que ven en los actuales precios del maíz una oportunidad. Con un kilo de ternero entre $2.000 y $2.170, los niveles de rentabilidad siguen siendo ajustados, pero no invitan al desarme masivo de hacienda. La oferta, aunque elevada, logra colocarse con cierta fluidez en remates físicos y digitales, donde las categorías livianas siguen liderando.

El feedlot, en este contexto de la ganadería, opera como un estabilizador del sistema. Si bien muchos establecimientos trabajan con márgenes bajos, las expectativas de una mejora en los valores del gordo hacia el segundo semestre sostienen las compras. Las últimas lluvias en regiones del norte y centro del país mejoraron la disponibilidad de pasturas, lo que también puede incidir positivamente en la retención de animales para recría.
Por otro lado, el precio del gordo sigue sin dar señales claras en la ganadería . El novillito y el novillo pesado cotizan en torno a los $2.080/kg, con leves oscilaciones, pero sin un cambio de tendencia marcado. La vaca, con destino a exportación, mostró una recuperación marginal en los últimos días, empujada por una demanda internacional que empieza a repuntar. Sin embargo, los operadores advierten que el atraso cambiario sigue siendo un escollo para que el negocio exportador recupere plenamente su dinamismo.
En el plano macroeconómico, la desaceleración de la inflación aparece como una noticia positiva, pero el consumo interno sigue en niveles históricamente bajos. El poder adquisitivo de los hogares está golpeado y esto limita la capacidad del mercado doméstico para absorber aumentos de precios. La carne vacuna, históricamente un alimento central en la mesa argentina, hoy enfrenta la competencia creciente del pollo y el cerdo, que ofrecen mejores precios por kilo y una relación más accesible para el consumidor promedio.

En cuanto al comercio exterior para la ganadería, las expectativas se centran en una posible mejora del tipo de cambio en el segundo semestre. Si se concreta, las exportaciones podrían recuperar competitividad, especialmente en cortes destinados a China y Europa. Por el momento, la industria frigorífica se mueve con cautela, priorizando volumen sobre rentabilidad.
Desde el punto de vista del productor, el escenario es complejo pero no desesperante. La combinación de precios estables, costos relativamente contenidos en la alimentación y un clima que empieza a jugar a favor en algunas regiones permite proyectar una segunda mitad del año más favorable. No obstante, todo dependerá de que el tipo de cambio se normalice y que el consumo, al menos parcialmente, se recupere.

En síntesis, el mercado ganadero transita un momento de transición. Las variables clave aún no muestran una tendencia clara, pero algunos indicadores permiten imaginar un rebote si se alinean ciertos factores: estabilidad macroeconómica, mejora del tipo de cambio y recuperación del poder adquisitivo. Por ahora, el mensaje del mercado es de cautela, pero con el oído atento a cualquier señal de cambio.