Ganadería: CREA analiza cómo potenciar la cría y recría eficiente en Buenos Aires


CREA puso el foco en la ganadería. En el corazón del sudoeste bonaerense, la empresa familiar Cimafer SA, integrante del grupo CREA Nuestra Señora de Las Pampas, se destaca por su sistema integral de producción agrícola-ganadera que combina eficiencia productiva con manejo innovador. Ubicada en los partidos de Laprida y Tres Arroyos, la firma lleva adelante un ciclo completo que incluye cría, recría y terminación a corral, bajo la conducción de la segunda generación de la familia Montilla.

El proyecto, que inició su etapa actual en 2009, está a cargo de las hermanas María Paula y Ana Montilla, quienes tomaron el relevo tras la experiencia de su padre en la región. Su recorrido comenzó en Entre Ríos, donde participaron durante cuatro años en el grupo CREA Bovril, antes de trasladar su proyecto productivo a Buenos Aires, con el respaldo técnico de Jacinto Kuhn, un profesional que desde entonces forma parte clave del equipo.

La transformación de Laprida: de campo natural a praderas de alta producción

El establecimiento San Lucas en Laprida abarca 2.500 hectáreas y fue el principal foco de la reconversión productiva. Antes gestionado con un modelo tradicional de pastaje basado en campo natural, la administración de las Montilla apostó por una praderización intensiva, con pasturas principalmente de festuca y alfalfa. El cambio fue profundo: la receptividad pasó de 0,5 a 1,04 cabezas por hectárea, mientras que la producción de carne por hectárea casi alcanzó los 200 kilos, superando el promedio regional de la ganadería.

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Fuente: istock foto

Este avance para la ganadería fue posible gracias a un manejo rotativo del pastoreo, selección genética rigurosa, control sanitario estricto y protocolos definidos para mantener la consistencia en el tiempo. “No modificamos lo que hacemos de un año a otro, sino que cada ciclo lo repetimos mejorado”, explica María Paula, destacando la importancia de la administración “por partida doble”, que integra la contabilidad y el registro productivo con apoyo de su primo Leonardo Peña.

Entre las prácticas sanitarias más exigentes figura la aplicación de tuberculina a las terneras, la implementación del “creep feeding” para los terneros de vaquillonas y el diagnóstico regular de neosporas, que permitió reducir la mortalidad del rodeo a un 1,56%.

El ciclo productivo: 15 meses de cría estricta

En San Lucas, el ciclo de cría de la ganadería se extiende 15 meses, periodo durante el cual solo se mantienen las vacas que cumplen los estándares productivos. “No hay segundas oportunidades para ninguna vaca”, advierte María Paula. El servicio se concentra en la primavera austral (octubre a diciembre) y el destete en marzo, aunque se adapta ante condiciones climáticas adversas, como la sequía severa de 2019 que enfrentaron con éxito.

Actualmente, el rodeo cuenta con 1.720 vacas y 461 terneras Aberdeen Angus, con un ritmo sostenido de crecimiento que refleja la consistencia del modelo.

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Recría y terminación en Tres Arroyos: integración agrícola-ganadera

El ciclo productivo de la ganadería se completa en Tres Arroyos, donde Cimafer administra tres campos contiguos que suman cerca de 3.000 hectáreas. Aquí se combina la recría con cultivos extensivos, fundamentalmente cebada cervecera, trigo, soja y maíz, en un sistema rotativo que prioriza la conservación del suelo y la mejora continua.

Durante el invierno, se invernan alrededor de 1.500 terneros con pasturas y avenas sembradas entre cultivos, asegurando una alimentación balanceada que potencia el crecimiento en las etapas críticas. En este esquema, la suplementación a terneros más chicos y la terminación a corral de 500 novillos buscan maximizar kilos de carne con destino a la exportación, con pesos de faena entre 480 y 550 kilos.

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Resultados productivos y financieros

Los márgenes brutos de la ganadería reflejan la eficiencia de la gestión integrada: en Laprida, la cría genera un margen de 170 dólares por hectárea con una rentabilidad del 10%, un número modesto pero estable, compensado por los mejores márgenes de recría y cultivos en Tres Arroyos. Allí, los cultivos finos aportan 264 dólares por hectárea y la invernada aporta 304 dólares por hectárea de margen bruto.

El resultado global de la campaña 2023-24 alcanzó un margen bruto combinado de 431,81 dólares por hectárea en Tres Arroyos y 203,87 dólares en Laprida, cifras que muestran un modelo productivo sólido, con un enfoque balanceado entre rendimiento productivo, sostenibilidad y rentabilidad de la ganadería.

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El caso de Cimafer SA en el sudoeste bonaerense es un ejemplo de cómo la gestión familiar puede combinar tradición e innovación para transformar un establecimiento agropecuario. La apuesta por la praderización, el manejo rotativo y el control sanitario estricto ha permitido mejorar sustancialmente los índices productivos, mientras que la integración agrícola-ganadera en Tres Arroyos aporta la complementariedad necesaria para mantener la rentabilidad del sistema.

María Paula y Ana Montilla, con formación y roles complementarios, han logrado consolidar un proyecto que no solo produce carne de calidad, sino que también refleja una gestión empresarial ordenada y sostenible para la ganadería, que podría servir de modelo para otros productores de la región y del país.

Fuente: Contenidos CREA