La ganadería de la Pampa Deprimida avanza hacia una producción más eficiente y sustentable


Un estudio conjunto del INTA, universidades nacionales y productores de la Pampa Deprimida bonaerense reveló resultados alentadores para la ganadería argentina: es posible aumentar la producción de carne y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de carbono, mediante la intensificación y la adopción de buenas prácticas de manejo.

Un desafío: producir más sin aumentar el impacto ambiental

La investigación, liderada por equipos de las EEA Balcarce y Cuenca del Salado del INTA junto a la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y la Universidad Nacional del Centro (UNCPBA), analizó 37 establecimientos ganaderos de la región —22 de cría, 4 mixtos y 11 de ciclo completo— con una superficie promedio de 763 hectáreas y una carga animal de 0,74 unidades ganaderas por hectárea.

Durante el trabajo se incorporaron dos innovaciones clave: un modelo de cálculo de la huella de carbono y una plataforma participativa en red que conectó a investigadores, técnicos y productores. Ambos aportes permitieron mejorar el análisis y diseñar estrategias personalizadas para cada establecimiento de ganadería.

Ganadería, invernada, cría

Indicadores productivos con resultados alentadores

Los establecimientos de cría mostraron un destete promedio del 80,7%, con 182 kilos por ternero y una producción anual de 99 kilos de carne por hectárea, lo que representa un incremento del 7% respecto a los promedios regionales. Este avance se asocia a mejoras en la condición corporal al parto, el control sanitario, la duración del servicio y la selección genética de los reproductores.

En tanto, los sistemas de ciclo completo alcanzaron una producción promedio de 152 kilos de carne por hectárea, con pesos de faena de 362 kilos para vaquillonas y 424 kilos para novillos. En la etapa final, la mayoría de los animales se terminaron a corral, alcanzando una ganancia diaria de 0,77 kg por animal. Las mayores tasas de crecimiento durante la recría y el engorde fueron identificadas como los principales factores de mejora.

Aun así, los investigadores observaron una alta variabilidad entre establecimientos, lo que indica un amplio margen para aumentar la productividad con ajustes de manejo y tecnología. De hecho, el INTA estima que podría incrementarse la producción hasta un 50% en varios partidos de la región.

Ganadería, invernada, cría

Huella de carbono: eficiencia como herramienta clave

Utilizando una herramienta desarrollada por el INTA y WWF, alineada con las Guías del IPCC 2019, se calculó la huella de carbono de los distintos sistemas de ganadería. En los establecimientos de cría, el valor promedio fue de 20,9 kg de CO₂ equivalente por kilo de peso vivo, mientras que en los de ciclo completo se redujo a 16,1 kg de CO₂e/kg.

La relación fue directa: a mayor eficiencia productiva, menor huella ambiental. Cuando las ganancias diarias de peso superaron los 600 gramos por animal, las emisiones descendieron hasta 15 kg CO₂e/kg, mientras que con rendimientos inferiores a 450 gramos la huella superó los 20 kg CO₂e/kg.

El análisis también mostró que más del 80% de las emisiones provienen del metano entérico, lo que confirma que mejorar la conversión del forraje en carne es fundamental para reducir el impacto ambiental sin resignar producción.

Ganadería, invernada, cría

Un modelo de innovación y trabajo conjunto

Uno de los grandes logros del proyecto fue la creación de una plataforma participativa regional, integrada por productores, técnicos y universidades. Este espacio fomentó el intercambio de saberes, la identificación de puntos críticos y la co-construcción de estrategias de mejora en ganadería adaptadas a cada realidad productiva.

Gracias a esta red, los productores accedieron a información confiable y aplicable a campo, lo que fortaleció la toma de decisiones y el vínculo entre ciencia y producción.

Mirando al futuro: intensificación sostenible y competitividad

El estudio concluye que la ganadería de la Pampa Deprimida puede ser más productiva y ambientalmente responsable. La intensificación sostenible no solo eleva los niveles de carne producida, sino que disminuye la huella de carbono por kilo generado.

A nivel global, la ganadería representa una fracción menor de las emisiones totales de gases de efecto invernadero —dominan los combustibles fósiles—, pero su potencial de diferenciación y certificación ambiental es enorme.