Ganadería inteligente: menos alimento y misma productividad a partir del consumo residual


La genética bovina argentina continúa avanzando hacia la eficiencia y sostenibilidad de la ganadería. Las asociaciones de razas han comenzado a integrar en sus DEPs (Diferencias Esperadas de Progenie) un nuevo indicador: el consumo residual (RFI, por sus siglas en inglés). Este valor permite seleccionar animales que consumen hasta un 15% menos de alimento sin comprometer la productividad, un dato clave en un contexto donde la alimentación representa hasta el 80% de los costos de engorde en feedlots.

El RFI se incorpora a los catálogos de DEPs junto a variables tradicionales de la ganadería como peso al nacer, circunferencia escrotal o área de ojo de bife. Con esta herramienta, los criadores pueden identificar reproductores que transmiten a su progenie la capacidad de producir carne de manera más eficiente, optimizando los recursos y reduciendo costos operativos, mientras se mantiene la calidad y el crecimiento esperado.

Comederos inteligentes y evaluación estandarizada

Durante la Jornada de Actualización Técnica organizada por CREA Córdoba Norte en el Campo Escuela de la Facultad de Agronomía de la UNC, el especialista Gastón Alfaro detalló cómo se obtienen los datos de consumo residual para una ganadería más eficiente. Los comederos inteligentes, desarrollados por el INTA y la empresa Hook, registran en tiempo real el ingreso de cada bovino, la duración de la visita y la cantidad de alimento consumido.

“El sistema automáticamente identifica el número del animal que ingresó a comer, la hora en que lo hizo y la cantidad de comida disponible en ese momento”, explicó Alfaro. El protocolo contempla 30 días de adaptación y 60 días de evaluación, en los que se recopilan datos de animales provenientes de Córdoba, Corrientes, Salta, Santiago del Estero, Buenos Aires y Entre Ríos. Esta información luego se utiliza para elaborar rankings que nutren los DEPs de cada raza.

Ganadería, silaje

Ranking de eficiencia y cálculo del RFI

Medir directamente la energía de mantenimiento de un animal resulta costoso y complejo para la ganadería. Por eso, se opta por el consumo residual, que compara la cantidad de alimento ingerido con lo esperado según peso vivo y ganancia diaria. De esta manera, se puede determinar si un animal es eficiente: si consume menos y mantiene su ganancia de peso, o si gana más peso sin incrementar el consumo.

Para evitar distorsiones, el cálculo ajusta las diferencias entre animales grandes y pequeños, asegurando que las variaciones observadas se atribuyan principalmente a la genética y no al tamaño o edad. Alfaro ilustró el concepto con un ejemplo local: comparó vasos de fernet y el tiempo hasta dormirse para mostrar cómo factores externos influyen, pero el dato clave es la comparación entre individuos en condiciones similares.

Ganadería, agua
Foto: Revista Chacra

Aplicación práctica en la selección genética

El RFI es un rasgo heredable con valores moderados de heredabilidad (0,29–0,46), por lo que las pruebas se enfocan en machos reproductores, aunque cada vez más hembras se incluyen para consolidar la información. Un animal que debería consumir 12,5 kilos diarios y realmente ingiere 11 kilos obtiene un RFI negativo de –1,5 kilos, representando un ahorro de alimento sin pérdida de productividad, clave para la rentabilidad de la ganadería.

Los rankings generados en la UNC permiten establecer comparaciones dentro de cada grupo evaluado, generalmente de unos 60 animales. Los resultados se envían a las asociaciones de razas, que los incorporan a los DEPs. Algunos criadores incluso instalaron estaciones de testaje propias, combinando la información académica con la práctica privada.

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Persistencia y ventajas del RFI

Para la ganadería, el RFI demostró alta correlación entre distintas etapas productivas, desde dietas de recría hasta terminación, lo que confirma que los animales eficientes mantienen su ventaja en el tiempo. Estudios internacionales también vinculan el RFI con diferencias en la microbiota digestiva y una mayor eficiencia en la absorción de nutrientes.

Además, los comederos inteligentes permiten medir patrones de consumo, como tiempo de permanencia, cantidad ingerida por visita y tasa de consumo por minuto o segundo, ayudando a diseñar dietas que favorezcan la salud ruminal. Alfaro destacó que esta tecnología reduce la cantidad de animales, corrales y días necesarios para los ensayos, obteniendo datos más precisos para la ganadería y con menos recursos.

Con la incorporación del RFI en los DEPs, los productores argentinos pueden seleccionar reproductores no solo por crecimiento o calidad carnicera, sino también por eficiencia alimenticia, logrando ahorros significativos y mayor sostenibilidad. Esta herramienta combina innovación tecnológica, investigación académica y experiencia práctica, marcando un camino claro hacia una ganadería más rentable y responsable.