Ganadería: INTA apuesta a nuevas variedades de pasto Nilo para mejorar la producción

Pensando en mejorar la producción de la ganadería, el INTA Corrientes presentó oficialmente dos nuevas variedades de Acroceras macrum, comúnmente conocido como pasto Nilo, con el objetivo de ofrecer alternativas forrajeras para la ganadería adaptadas a las condiciones extremas del Noreste Argentino. Las nuevas líneas, Porãve INTA y Tuguy Hovy INTA, fueron desarrolladas tras más de una década de trabajo en mejoramiento genético y ya se encuentran inscriptas en el Instituto Nacional de Semillas (INASE).
Esta especie, originaria del continente africano, fue introducida en la región durante las décadas del ’80 y ’90. Su principal virtud es la tolerancia a suelos con mal drenaje y propensos al anegamiento, una condición frecuente en muchas zonas ganaderas del NEA. Sin embargo, la falta de semillas comerciales había limitado su expansión. Frente a este panorama, el equipo del INTA encabezado por la investigadora Silvana Consuelo Ferrari Usandizaga se propuso superar estas barreras y optimizar el cultivo para uso de la ganadería.
Mejoramiento genético local
El proceso de desarrollo comenzó en 2011, a partir de una colección de 27 líneas introducidas desde Sudáfrica, provenientes del ya inactivo programa del Agricultural Research Council (ARC). A partir de esta base genética, se realizaron cruzamientos, evaluaciones agronómicas y estudios sobre fisiología del estrés y reproducción. El resultado fue la obtención de más de 400 líneas de polinización abierta y 170 líneas de hermanos completos, entre las que se seleccionaron Porãve y Tuguy Hovy.
Estas variedades son clonales, es decir, se reproducen por vía vegetativa, lo cual permite una multiplicación más uniforme y controlada, aunque plantea desafíos logísticos para su implantación a gran escala. No obstante, el INTA ya trabaja en el desarrollo de poblaciones híbridas y en estudios moleculares que podrían facilitar en el futuro la producción de semillas viables y acelerar los procesos de selección.

Porãve INTA: rusticidad y cobertura de suelos
El nombre Porãve, que en guaraní significa “el mejor”, no es casual. Esta variedad tiene porte rastrero, lo que la convierte en una excelente opción para cubrir el suelo, conservar la humedad y evitar la erosión. Además de su buena producción de biomasa, ha demostrado adaptabilidad a ambientes diversos, incluyendo suelos del Chaco con moderada salinidad.
“En la ganadería de Chaco, muchas pasturas no prosperan por los niveles de salinidad. Porãve mostró buen comportamiento, aunque seguimos evaluando su tolerancia límite”, explicó Ferrari Usandizaga.

Tuguy Hovy INTA: resistencia al pisoteo y valor diferido
La otra variedad, Tuguy Hovy INTA, cuyo nombre en guaraní significa “sangre azul”, se distingue por su porte erecto y hojas más rígidas. Esto le brinda mayor resistencia al pisoteo, un atributo clave en sistemas ganaderos más intensivos. Pero, además, ha mostrado una notable resistencia a sequías prolongadas de hasta tres meses, una característica valiosa en zonas donde la alternancia entre exceso y falta de agua es habitual.
Otro punto destacado es su longevidad foliar, que permite conservar forraje verde durante más tiempo, lo cual es ideal para forraje diferido en invierno o después de una sequía. “Su crecimiento es más lento, por eso puede usarse como reserva. Seguimos evaluando su comportamiento bajo estas condiciones”, añadió la investigadora.
Resultados productivos y potencial de impacto
En cuanto a rendimiento para la ganadería, las pruebas del INTA reportaron entre 1.500 y 8.000 kilos de materia seca por hectárea en años menos favorables, y cifras superiores a 15.000 o 20.000 kilos por hectárea en campañas con buen manejo y condiciones climáticas óptimas.

Ferrari Usandizaga remarcó que estos cultivares no buscan reemplazar otras variedades como Cedara Select, sino ofrecer nuevas opciones forrajeras adaptadas a las limitaciones del NEA respecto ala producción de la ganadería. “Nuestro objetivo es brindar materiales forrajeros adaptados, de buena calidad y que permitan sostener la producción ganadera en distintas condiciones ambientales”, expresó.
Estos avances, que integran genética, adaptación ambiental y calidad nutricional, representan un paso importante hacia la intensificación ganadera en áreas con restricciones hídricas o problemas de drenaje. Con su lanzamiento, el INTA refuerza su papel clave en el desarrollo de tecnologías que impactan directamente en la productividad y sustentabilidad de los sistemas de la ganadería del país.