La ganadería mantiene la incertidumbre en la Patagonia por la barrera sanitaria

Aunque el Gobierno nacional decidió postergar la eliminación de la barrera sanitaria para la ganadería, que divide al país en dos zonas con distintos protocolos contra la fiebre aftosa, la incertidumbre persiste en la Patagonia. Así lo expresaron los representantes del Bloque Rural Patagónico, quienes participaron esta semana de una reunión con autoridades nacionales para discutir el futuro de esa medida clave para la producción ganadera del sur argentino.
La barrera, ubicada en el Río Colorado, marca una diferencia fundamental: al norte, los bovinos deben estar vacunados contra la aftosa; al sur, en cambio, la región mantiene su estatus de libre de fiebre aftosa sin vacunación, una condición sanitaria diferencial que permite exportar carne con hueso a mercados exigentes como la Unión Europea y Chile.
Una decisión polémica y un paso atrás
El conflicto se originó hace dos meses, cuando el Gobierno nacional emitió la Resolución 180/25, que proponía eliminar la barrera sanitaria. La reacción de las provincias patagónicas fue inmediata: rechazaron enérgicamente la medida y alertaron sobre sus consecuencias económicas y sanitarias. Ante la presión, el Ejecutivo suspendió la resolución por 90 días y convocó a una Mesa de Trabajo para discutir alternativas con los actores del sector.

Esa mesa se reunió recientemente, con la presencia del secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Sergio Iraeta, y otros funcionarios del área, como el presidente del SENASA, Pablo Cortese. Por el lado patagónico, asistieron representantes rurales de Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego y el partido bonaerense de Patagones, junto al consultor Juan Luis Uccelli, de la Cámara de Frigoríficos Ovinos de la Patagonia (Cafropat).
Tras el encuentro, el Bloque Rural Patagónico emitió un comunicado en el que resumió la jornada con una frase elocuente: “Nos vamos con la misma incertidumbre que trajimos”. Si bien las autoridades nacionales afirmaron que la barrera sanitaria, por el momento, se mantendrá, no descartaron que la medida pueda ser revisada en el futuro.
Según explicaron los funcionarios, se están realizando consultas a la Unión Europea y a Chile, dos socios comerciales clave, cuyos posicionamientos serán determinantes para definir si se reactiva la resolución original o si se modifica parcialmente.
Uno de los posibles cambios sería permitir el ingreso de la plancha de asado a la Patagonia, un corte muy demandado, cuyo tránsito hoy está restringido por la normativa sanitaria vigente.

La postura de los productores de ganadería
Desde el Bloque Rural Patagónico reiteraron su rechazo a la resolución 180/25 y pidieron su derogación definitiva. Alegan que los recientes brotes internacionales de aftosa hacen aún más riesgoso modificar el esquema actual, y advirtieron sobre el impacto negativo que podría tener la medida en las exportaciones patagónicas de carne con hueso, un nicho de alto valor para la región.
Además, propusieron avanzar en un enfoque más ambicioso: un plan nacional integral que apunte a declarar a toda la Argentina libre de aftosa sin vacunación, lo que permitiría eliminar las barreras internas sin resignar el estatus sanitario ganado con años de esfuerzo y control epidemiológico.

En ese sentido, señalaron que retroceder en esta conquista afectaría no solo la economía local, sino también el arraigo y el trabajo genuino en una región que representa el 33% del territorio argentino.
El comunicado concluye con un mensaje de compromiso y colaboración: “Renovamos la voluntad de la Patagonia de aportar nuestra experiencia para alcanzar el máximo estatus sanitario en todo el país”. La frase resume el deseo de los productores del sur de ser parte de una estrategia nacional, sin perder los logros alcanzados.
El futuro de la barrera sanitaria sigue en suspenso. Por ahora, se sostiene. Pero sin definiciones firmes ni un horizonte claro, la tensión y la preocupación persisten en una región que depende en gran medida de su diferencial sanitario para sostener su modelo productivo. La pelota está en manos del Gobierno, que deberá decidir entre sostener el equilibrio actual o avanzar en cambios que podrían redefinir el mapa sanitario ganadero del país.