Ganadería en alerta: se pierden $160.000 por cabeza por lluvias y suba de tasas

La ganadería argentina, históricamente una de las actividades más sólidas del agro, atraviesa un escenario crítico. Las intensas lluvias de julio y agosto dejaron campos anegados, obligando a los productores a trasladar la hacienda a feedlots. Sin embargo, esta alternativa, lejos de ser rentable, genera pérdidas millonarias por animal, que en la actualidad superan los $160.000 por cabeza, un nivel sin precedentes para el sector.
Lluvias y costos financieros: un combo letal
Al inicio del año, las precipitaciones fueron bienvenidas, asegurando pasturas y un buen crecimiento de los rodeos. Pero el exceso de agua cambió la ecuación: los campos saturados impiden el pastoreo y obligan a los productores a encerrar los animales, aumentando drásticamente los costos de producción.
“La combinación de lluvias intensas y el aumento de las tasas de interés forma un combo letal para la ganadería”, explicó Rosgan, que subraya cómo estos factores alteran la velocidad de vaciado de los feedlots y la rentabilidad de las operaciones. Según la CAF, hasta el mes pasado, un engorde convencional de 130 días ya era deficitario al considerar el costo financiero, generando pérdidas de $65.000 por cabeza con una tasa del 30 % anual.

El problema para la ganadería se profundizó con la suba de tasas, que hoy superan el 50 % anual. Rosgan advierte que bajo estos parámetros, la pérdida estimada por animal asciende a más de $160.000, cerca del 14 % del costo total de la operación. “En definitiva, el negocio se vuelve prácticamente insostenible”, remarcaron desde la entidad, reflejando la presión extrema sobre los productores.
Feedlots: la alternativa, pero con números en rojo
Ante la imposibilidad de pastorear, el feedlot se presenta como la solución para finalizar los animales, pero los márgenes no cierran. Actualmente, los encierres superan los dos millones de cabezas, y aunque existe capacidad para más, la ecuación económica sigue siendo negativa. La estacionalidad, el retiro de animales y la falta de rentabilidad limitan el aprovechamiento total de los corrales, generando incertidumbre sobre la continuidad del negocio.
El informe de Rosgan advierte que especialmente los campos mixtos de la provincia de Buenos Aires, donde se concentra gran parte de la invernada pastoril, deberán readaptar sus sistemas productivos. La recomendación apunta a encerrar la hacienda para finalizarla, pero solo con una adecuada estrategia financiera que permita mitigar los efectos de las altas tasas y las lluvias persistentes.

El sector se encuentra entre la espada y la pared: necesita encierre por las precipitaciones, pero los números continúan en rojo. La capacidad ociosa de los feedlots evidencia que, aunque hay espacio físico, la rentabilidad condiciona la decisión de ingreso de animales.
Impacto macroeconómico y perspectiva futura
El gobierno argentino utilizó parcialmente esta práctica para contener el dólar y sostener la macroeconomía hasta octubre. Según Daniel Tillard, presidente del Banco Nación, “después de las elecciones todo volverá a la normalidad”. Sin embargo, mientras tanto, los productores sufren pérdidas históricas y deben buscar estrategias que permitan sostener la ganadería y evitar la salida de animales del circuito productivo.

La ganadería argentina enfrenta un escenario complejo, marcado por excesos hídricos y costos financieros récord, que cuestionan la sustentabilidad del negocio. La combinación de lluvias, encierre obligado y tasas elevadas genera pérdidas históricas y obliga al sector a replantear estrategias productivas y financieras. En un contexto donde la recuperación depende tanto de la mejora climática como de la estabilización macroeconómica, los productores buscan alternativas para mantener la actividad y garantizar la viabilidad de uno de los pilares del agro argentino.
El desafío inmediato para la ganadería argentina será equilibrar la producción con la rentabilidad, adaptando los sistemas de feedlot y buscando soluciones financieras que permitan encarar los próximos meses sin comprometer la continuidad del negocio.