La ganadería de Brasil en jaque por Trump: el impacto del arancel del 50% a la carne brasileña


Un cimbronazo inesperado sacude al comercio internacional de la ganadería y la carne vacuna: el presidente estadounidense y Donald Trump anunció la imposición de un arancel del 50% a todos los productos brasileños que ingresen a Estados Unidos a partir del 1º de agosto. El golpe es especialmente duro para la carne vacuna, uno de los principales rubros de exportación del gigante sudamericano. La medida reconfigura los flujos comerciales globales y abre un nuevo escenario de oportunidades y riesgos para países como Argentina, Australia y Uruguay.

Se reconfigura el mercado de la ganadería regional

La reacción en Brasil fue inmediata. Medios, analistas y entidades del agro advirtieron sobre el grave impacto que tendrá esta medida en la competitividad del país frente a otros exportadores. Desde la Asociación Brasileña de Industrias Exportadoras de Carne (Abiec) calculan que el nuevo arancel llevaría el precio de exportación desde los actuales USD 5.732 por tonelada a aproximadamente USD 8.600, un salto que, en sus propias palabras, “nos saca de la cancha”.

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Estados Unidos es el segundo mayor destino de la carne bovina brasileña, después de China. En el primer semestre de 2025, importó 181.000 toneladas desde Brasil, lo que representó el 11,8% del volumen exportado y el 14,2% de los ingresos, por un total de USD 1.040 millones. El crecimiento respecto al año anterior fue notable: 113% en volumen y 102% en ingresos. Sin embargo, con el nuevo esquema arancelario —que podría alcanzar una carga total del 76% incluyendo tarifas ya vigentes—, ese avance parece estar en peligro.

La medida también afectará otros productos, como el sebo bovino, cuya exportación a EE. UU. se multiplicó en los últimos años gracias al auge del biodiésel. Todo el sector agroindustrial brasileño enfrenta ahora una fuerte incertidumbre: caídas en los precios del ganado, reducción de compras por parte de los frigoríficos y retrocesos en el mercado de futuros configuran un panorama complejo.

Trump justifica el castigo arancelario argumentando que Brasil impone barreras comerciales injustas a productos estadounidenses, y suma reclamos políticos como la supuesta “persecución” contra el expresidente Jair Bolsonaro. Además, amenaza con extender las tarifas al resto de los países del grupo BRICS, lo que suma un componente geopolítico a la decisión.

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Desde Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva evalúa una respuesta arancelaria recíproca, aunque el poderoso Frente Parlamentario Agropecuario pide cautela y diplomacia. Voces como la del exministro de Agricultura Roberto Rodrigues insisten en que debe buscarse un acuerdo antes del 1º de agosto, evitando la ruptura comercial.

En este contexto, los grandes jugadores del sector analizan el golpe. Minerva, empresa fuertemente orientada a EE. UU., sería la más afectada: cerca del 15% de sus ingresos provienen de ese mercado. En cambio, JBS, con apenas un 4% de exposición, sufrirá un impacto menor. Pero el sacudón será sistémico.

Cómo impacta en Argentina

Para Argentina, el nuevo panorama abre un abanico de oportunidades y amenazas. Por un lado, se podría habilitar un espacio mayor en el mercado estadounidense, históricamente restringido por cuestiones sanitarias y de cupo. Australia también se perfila como el gran ganador en el corto plazo. Por otro lado, si Brasil redirige su carne a mercados como China —principal comprador de la carne argentina—, podría generarse una presión bajista sobre los precios en ese destino clave.

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Además, un posible excedente en el mercado interno brasileño haría bajar sus precios domésticos, dándole aún más competitividad externa en plazas compartidas con Argentina, Uruguay y Paraguay, como Egipto, Hong Kong o Emiratos Árabes Unidos.

A todo esto se suma un panorama complicado en Estados Unidos: altos precios internos, caída de exportaciones a China y el rodeo más bajo desde 1950. La salida de Brasil puede encarecer la hamburguesa del consumidor norteamericano, pero, al mismo tiempo, afianza a la administración Trump como un actor que redibuja el comercio global a fuerza de aranceles.

Con este escenario cambiante y tenso, una cosa es segura: el mapa de la carne vacuna está en pleno rediseño, y todos los jugadores deberán mover sus fichas con extrema cautela.