Ganadería: se sostiene la alta faena de hembras en el 2025


La persistente alta participación de hembras en la faena continúa encendiendo luces de alarma en la ganadería argentina. Aunque no se trata de una liquidación agresiva como la registrada en otras épocas críticas, tampoco hay señales claras de una etapa de retención o recomposición del rodeo nacional. Por el contrario, los datos más recientes ratifican una tendencia que compromete el futuro de la producción.

Alarmas en la ganadería por la alta faena de hembras

Según los datos del Rosgan del primer semestre de 2025 de la ganadería, se faenaron 6.596.771 cabezas, cifra que se ubica levemente por encima (+0,5%) del volumen registrado en igual período del año pasado. De ese total, el 47,2% fueron hembras, apenas por debajo del 48,1% de 2024, pero dentro de un rango históricamente elevado. Desde 2019 a la fecha, la faena de hembras osciló entre el 47% y el 50% del total, reflejando una extracción sistemáticamente elevada.

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El problema no se limita al porcentaje, sino que se agrava al observar los valores absolutos. En los primeros seis meses de 2025 se faenaron 1.226.775 vacas y 1.884.058 vaquillonas, totalizando 3.110.834 hembras extraídas del sistema. Este volumen representa apenas un 1,5% menos que en igual período del año anterior, lo que indica una clara continuidad en la presión sobre el rodeo.

Para dimensionar el impacto real, los técnicos del Rosgan recomiendan vincular la faena con el stock de hembras existentes. La extracción de vientres en el primer semestre equivale al 18,2% del total de hembras disponibles al cierre de 2024. Es decir, prácticamente una de cada cinco hembras ha salido del sistema por faena en tan solo seis meses. Si se suma la mortandad estimada —que ronda el 2,5% anual—, se llega a una salida total cercana a 7,55 millones de cabezas, frente a una incorporación proyectada de 7,31 millones de terneras.

El balance para la ganadería es claro: hay más egresos que ingresos. Esta situación configura una fase de liquidación leve pero sostenida, incompatible con cualquier estrategia de crecimiento del stock nacional.

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El analista Ignacio Iriarte advierte que, con una faena total que se proyecta cercana a los 14 millones de cabezas para el año, el rodeo volverá a caer. “El porcentaje de hembras en la faena impide una recuperación, especialmente en el caso de las vaquillonas, cuya faena incluso supera la del año pasado”, explicó. “En algún momento esto se estabilizará y podrá crecer el stock, pero hoy no hay señales de que eso esté ocurriendo”.

A esta dinámica se suma la problemática del peso de faena de ganadería. En Argentina, los animales se sacrifican con un promedio de 230 kilos, un nivel inferior al de países competidores como Brasil, Estados Unidos o Australia. “La bala de plata de la ganadería sería engordar más los animales que ya están en el sistema. Pero no creo que eso suceda”, agregó Iriarte.

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En paralelo, la liberación del peso mínimo de faena —una medida que busca mayor flexibilidad comercial— podría incentivar aún más la salida de animales livianos, muchos de los cuales corresponden a hembras jóvenes. De mantenerse esta tendencia, el deterioro del stock será cada vez más difícil de revertir.

La solución, si bien evidente, no es sencilla de implementar: restringir la extracción de hembras. Compensar la pérdida de más de 900.000 vacas en los últimos dos años requeriría un incremento de más de 8 puntos porcentuales en el índice de destete, un salto de productividad sin antecedentes en las últimas décadas.

La realidad impone límites. Aunque mejorar la eficiencia reproductiva es una meta deseable, el camino más directo y viable para recomponer el rodeo es reducir drásticamente la faena de hembras. Mientras eso no ocurra, el sistema seguirá operando en un delicado equilibrio, cada vez más inclinado hacia la descapitalización del stock ganadero nacional.