Ganadería 2025: los márgenes del engorde se achican

La ganadería argentina transita una etapa desafiante, marcada por márgenes cada vez más ajustados en la actividad de engorde, una de las etapas clave del ciclo productivo. Si bien el mercado de carnes se mantiene activo, el contexto macroeconómico actual —con inflación moderada y un tipo de cambio estable— obliga a los productores a examinar cada número al milímetro y afinar la eficiencia de sus procesos. En este escenario, el riesgo de una mayor caída en la rentabilidad preocupa a los operadores, especialmente si se confirma un dato clave: el encarecimiento estacional del ternero de reposición.
El último informe sobre ganadería del Rosgan (Mercado Ganadero de Rosario) advierte que los márgenes del engorde ya están ajustados y podrían deteriorarse aún más a medida que avance el año. Esta tendencia responde a una combinación de factores: precios del gordo relativamente estancados, subas limitadas en la carne al consumidor, y una esperada alza en los valores del ternero, motivada por la clásica retracción de oferta en invierno.
Estancamiento de precios en la hacienda gorda
Uno de los puntos más destacados del informe sobre ganadería es el comportamiento del precio del novillito en el Mercado Agroganadero (MAG). Desde mediados de marzo, el valor de esta categoría prácticamente no se ha movido, con precios promedio que oscilan entre los $3000 y $3100 por kilo. Esta meseta en términos nominales ocurre en un contexto de menor inflación general, lo que elimina el efecto de licuación de costos que en otros momentos podía amortiguar la pérdida de rentabilidad de la ganadería.
En lo que va del año, el precio del gordo superó la inflación general, aunque esa diferencia se generó principalmente en los primeros meses. En contraste, abril y mayo mostraron una estabilización de valores, mientras que los costos, especialmente los de alimentación y reposición, siguen presionando hacia arriba.

Carne al consumidor: suba moderada
De acuerdo con datos del IPCVA, el precio de la carne vacuna en mostrador aumentó 2,6% en mayo, por encima de la inflación general del 1,5%. No obstante, esta suba resulta insuficiente para sostener márgenes positivos si se considera el comportamiento de otros costos involucrados en el proceso de engorde.
Además, los precios al consumidor exhiben una fuerte estacionalidad. Históricamente, entre marzo y mayo tienden a ubicarse entre un 3% y un 4% por encima del promedio anual, mientras que a partir de junio la curva comienza a descender hasta alcanzar un piso relativo en octubre o noviembre. Esto implicaría que los valores actuales podrían haber alcanzado su techo temporal, dando paso a meses con menor presión alcista o incluso bajas.

Reposición: el dato clave que puede definir la ecuación
El precio del ternero de invernada —insumo básico para el engorde— es el factor que podría inclinar la balanza para la ganadería. Si se confirma su clásico encarecimiento invernal, por la menor oferta que caracteriza esta época, los márgenes de los feedlots se verán aún más comprometidos.
“Los números del engorde ya comienzan a registrar márgenes más ajustados y, a medida que avancen los meses, podrían deteriorarse aún más, conforme los precios de reposición del ternero sigan también a su comportamiento habitual de encarecimiento frente a la escasez”, señala el Rosgan.
Esto se da en paralelo a un aumento estacional de la oferta de hacienda gorda, que suele observarse desde julio, reflejo de los ciclos productivos de terminación. Este fenómeno, sumado a un contexto sin correcciones inflacionarias significativas, presionaría a la baja los precios del gordo, profundizando la pérdida de rentabilidad.

Un escenario de ganadería que exige eficiencia
Ante este panorama de la ganadería, el mensaje para los productores es claro: la eficiencia será clave para atravesar los próximos meses. Cada punto porcentual de conversión, cada ahorro en la dieta y cada decisión de compra deberán estar basados en datos sólidos y proyecciones realistas. En un mercado más “microeconómico” que nunca, el margen de error se achica tanto como los márgenes de ganancia.
Por ahora, el feedlot argentino resiste, pero el equilibrio de la ganadería es precario. De no mediar un cambio en la dinámica de precios o una mejora en los valores del gordo, la actividad podría entrar en una fase de rentabilidad negativa, obligando a algunos operadores a reducir cargas o incluso pausar la producción. La mirada, por lo pronto, está puesta en el termómetro del ternero.