Ganadería 2025: los desafíos frente a un nuevo escenario político
La ganadería argentina vuelve a enfrentar un momento clave para tomar decisiones a largo plazo. Tras los resultados electorales, el panorama político argentino comienza a estabilizarse luego de varios meses de incertidumbre. Aunque la economía todavía presenta desafíos estructurales, la mayor previsibilidad institucional empieza a generar condiciones más favorables para planificar inversiones de largo plazo, algo clave para la ganadería, una de las actividades más sensibles a los cambios del contexto macroeconómico, según un informe del Rosgan.
Los detalles del informe que analiza la ganadería en un nuevo contexto
Con un nuevo Congreso que promete debatir reformas laborales, tributarias y previsionales, el Gobierno buscará modernizar el Estado y devolver competitividad a la producción. En ese marco, la previsibilidad política vuelve a ocupar un rol central: los productores necesitan reglas claras para decidir sobre retención de vientres, reposición y estrategias de engorde o venta, todas decisiones que definen el futuro de los rodeos y la oferta de carne a mediano plazo.
Uno de los puntos críticos de esta etapa del año es justamente la retención de hembras. Determinar si las vacas y vaquillonas de reposición se incorporarán al servicio o se destinarán al engorde es una definición estratégica que depende no solo del clima o los precios, sino del horizonte económico y político.

El antecedente inmediato muestra cómo el contexto influye. En 2023, pleno año electoral, el porcentaje de terneras que continuaron en recría cayó del 75% al 72%, un descenso que no se explicó por factores climáticos —mucho más críticos en 2022— sino por la falta de certidumbre sobre las políticas ganaderas. Desde entonces, la tendencia comenzó a revertirse lentamente: entre 2024 y 2025 se advierte una recuperación gradual de la recría, aunque todavía sin alcanzar los niveles previos.
Los datos de stock confirman la situación. En los últimos ocho años, el número de vaquillonas en el rodeo nacional se redujo casi sin interrupciones. Solo entre 2023 y 2024 se perdieron cerca de 800 mil cabezas, una caída explicada tanto por la baja reposición como por la alta faena de vaquillonas. En 2023 se sacrificaron más de 4 millones, es decir, el 52,5% del stock inicial. En 2024, el porcentaje de extracción subió al 54,6%, con una nueva reducción de casi medio millón de animales.
Durante 2025, la tendencia continúa: entre enero y septiembre se faenaron 2,9 millones de vaquillonas, un 4,1% más que en el mismo período de 2024. Los feedlots informaron un 3% más de hembras encerradas que el año anterior, lo que anticipa un cierre de año con mayor presión sobre este segmento.

En contraste, la faena de vacas adultas muestra una moderación. Luego del pico de casi 3 millones de cabezas enviadas a frigorífico en 2023, el año siguiente registró una baja del 11%, equivalente a 330 mil vacas menos. Esa tendencia se mantiene en 2025, con una caída adicional del 9,5% interanual a septiembre. Este menor ritmo de faena ayudó a amortiguar la pérdida de stock total.
Paralelamente, la relación de precios entre vacas y vaquillonas empieza a marcar una revalorización de los vientres nuevos. Hoy, reponer una hembra preñada cuesta en promedio 1,7 millones de pesos, mientras que una vaca liviana con destino a faena se paga cerca de $1.900 por kilo, lo que equivale al 45% del costo de reposición. En otras palabras, reponer un vientre nuevo implica el valor de 2,2 vacas de refugo, frente a una relación de 2 a 1 registrada un año atrás.
Este encarecimiento de la reposición refleja los muy buenos valores de la hacienda en los últimos meses, pese a la volatilidad macroeconómica. Pero también anticipa una tendencia: a medida que la incertidumbre política disminuya y los mercados internacionales sigan mostrando firmeza, el valor de los bienes productivos tenderá a consolidarse.

Con el nuevo escenario político, el desafío para los productores será volver a pensar la ganadería con horizonte de largo plazo. Si se confirman las señales de estabilidad y mejora institucional, la próxima etapa podría marcar el inicio de un ciclo de recomposición del stock y de fortalecimiento del negocio ganadero argentino.
