La ganadería cerró un 2025 excepcional y se posiciona entre los grandes ganadores del año
En la recta final de 2025, el balance de la ganadería deja números que invitan al optimismo, con el productor ganadero como principal beneficiado del ciclo. De acuerdo con un informe elaborado por Rosgan, el mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario junto a casas consignatarias, el año mostró un desempeño ampliamente favorable en términos productivos y económicos.
Este resultado se explica por una combinación de factores, entre los que se destacan condiciones climáticas mayormente favorables, un entorno macroeconómico más estable y valores de mercado que alcanzaron niveles excepcionales para la mayoría de las categorías. Todo ello permitió recuperar rentabilidad en una ganadería que, si bien continúa siendo exigente en materia de costos, mostró señales claras de mejora.
Precios históricos que marcaron el pulso del año
Al observar la evolución de los valores de la hacienda en las últimas dos décadas, 2025 se consolida como un año récord en prácticamente todas las categorías. Medidos en dólares, los precios actuales se ubican muy por encima de los promedios históricos, reflejando la fortaleza del mercado ganadero.
El ternero de 160 a 180 kilos registra un valor 86% superior al promedio del período 2005–2024, mientras que el novillito liviano de hasta 390 kilos se posiciona un 56% por encima. En el caso del novillo, el incremento alcanza el 70%, configurando un escenario pocas veces visto en términos de precios relativos para el productor.

Márgenes positivos a lo largo de toda la cadena
Según el último informe económico ganadero elaborado por la SAGPYA, todos los eslabones de la cadena mostraron márgenes brutos superiores a los del año anterior. Desde la cría hasta el engorde, las actividades lograron mejorar sus resultados, consolidando un ciclo de ganadería claramente favorable.
En particular, la cría y el ciclo completo se destacaron con resultados hasta un 54% por encima del promedio histórico, un desempeño poco frecuente dentro de un mismo año ganadero. Este contexto fortalece las expectativas del sector y comienza a generar incentivos para la capitalización en hacienda, a pesar de las limitaciones estructurales existentes.
El stock, un límite que condiciona el crecimiento
Uno de los principales desafíos que enfrenta la ganadería sigue siendo la restricción en el stock de vientres. En los últimos dos años se perdió cerca de un millón de vacas, lo que limita la capacidad de crecimiento de la producción, aun cuando la eficiencia reproductiva mostró una leve mejora.

La producción de terneros continúa condicionada por el tamaño del rodeo. La zafra actual se estima en alrededor de 14,6 millones de cabezas, unas 500 mil menos que el máximo alcanzado en 2022. Esta menor oferta impacta de manera directa sobre el resto de la cadena y refuerza la presión sobre los precios.
Mercado externo firme y señales de alerta para la industria
La menor disponibilidad de terneros se combina con un mercado internacional sostenido y precios elevados, lo que obligó a la exportación a convalidar mejores valores para asegurar el abastecimiento. Este escenario favoreció al productor, pero comenzó a generar tensiones en otros segmentos de la ganadería.
Hacia el cierre del año, varias plantas frigoríficas redujeron su nivel de actividad para contener pérdidas, anticipando un panorama más desafiante para la industria en 2026. De este modo, mientras la producción primaria de la ganadería cierra un año muy positivo, los eslabones vinculados a la transformación enfrentan un contexto más ajustado.

Expectativas y decisiones hacia el próximo año
En definitiva, 2025 se despide como un muy buen año para el productor ganadero, aunque con un balance más heterogéneo para el conjunto de la cadena. El ánimo general del sector es positivo, pero persisten cautelas a la hora de tomar decisiones de inversión de mayor envergadura.
Estas definiciones quedan atadas a la consolidación de reformas legislativas impulsadas por el Gobierno tras la renovación del Congreso, un factor clave que el sector observa con atención y que se perfila como uno de los ejes centrales del próximo año legislativo.
