Los feedlots prevén un aumento inevitable de la carne hacia fin de año

El sector de los feedlots atraviesa una etapa de fuerte presión de costos y márgenes negativos, mientras anticipa un ajuste en el valor de la hacienda gorda que terminará impactando en el precio al consumidor. Aunque reconocen que la suba será inevitable, los empresarios del rubro aseguran que “es imposible anticipar en qué magnitud” se producirá.
Una actividad en pérdida y con menor ocupación
Desde la Cámara Argentina de Feedlot (CAF) advierten que el negocio se volvió deficitario en los últimos meses. “Hasta mitad de año tuvimos números positivos, pero desde entonces la relación entre el precio de compra y el de venta se deterioró rápidamente”, explicó Fernando Storni, presidente de la entidad, en diálogo con Infocampo.
Según detalló, el problema radica en el desfasaje entre el valor del ternero y el del animal terminado, que deja márgenes en rojo para los feedlots. “Hoy el margen bruto es negativo y la única salida posible es una recomposición de precios en el corto plazo”, señaló.

El dirigente estimó que la diferencia entre lo que paga el feedlot por el animal de invernada y lo que recibe al venderlo como gordo ronda los $600 por kilo. “Además, registramos tres meses consecutivos de caída en la ocupación de los corrales. Eso genera una menor oferta futura y seguramente, en algún momento, una tensión con la demanda”, agregó.
“El mostrador todavía no se movió”
Pese al contexto de los feedlots, los precios al público se mantienen prácticamente congelados, situación que, según el sector, no podrá sostenerse mucho más.
“El mostrador no tuvo movimientos significativos. El novillo se paga hoy alrededor de $3.500 por kilo en pie, el mismo valor que en mayo. Los únicos aumentos observados responden a otros costos, no al de la materia prima”, remarcó Storni.
La CAF insiste en que el bajo poder adquisitivo de los consumidores es una de las principales limitantes para cualquier ajuste. “Lo ideal sería que la recomposición llegue junto con una recuperación del ingreso de las familias, de modo que el mercado pueda convalidar los nuevos precios”, expresó el máximo referente del sector de feedlots.

Incertidumbre sobre la magnitud del ajuste
Respecto de cuánto podría subir la carne hacia fin de año, Storni fue prudente: “Es muy difícil anticipar un porcentaje, porque el mercado se regula por la oferta y la demanda del momento”.
De todos modos, el referente del sector de los feedlots recordó que históricamente entre diciembre y marzo se producen movimientos de precios, por la menor disponibilidad de hacienda y el aumento del consumo durante las Fiestas. “Seguramente veremos una tensión entre oferta y demanda y alguna actualización del precio del gordo, pero no podemos saber en qué dimensión ocurrirá”, admitió.
Retenciones: reclamo por un esquema previsible
El titular de la CAF también se refirió al reciente episodio de la eliminación temporal de las retenciones a los granos, una medida que duró apenas tres días y generó desconcierto entre los productores.

“Fue una semana de idas y vueltas. Cuando se anunció la quita para los granos, desde varios sectores planteamos la necesidad de extender la medida a la producción ganadera. No tanto por su impacto inmediato, sino como una señal para quienes agregan valor”, explicó.
Actualmente, la carne quedó con retención cero hasta el 31 de octubre, y los feedlots aspiran a que ese beneficio se mantenga o evolucione hacia una reducción progresiva y sostenida. “Las retenciones deberían ir a cero de manera gradual, tanto para la carne como para los granos. Es el camino ideal hacia un sistema más competitivo y estable”, sostuvo Storni.
Costos en alza y rentabilidad comprometida
La volatilidad cambiaria y las idas y vueltas impositivas también afectaron el costo de alimentación. “En pocos días, pasamos de un costo por kilo producido de $2.500 a $2.700. Esa diferencia, en una actividad de márgenes tan finos, es determinante”, describió.
Con ese escenario, los feedlots aseguran que no hay rentabilidad posible si el precio del gordo no se actualiza. “La actividad necesita estabilidad y previsibilidad. Mientras tanto, el mercado va a terminar corrigiendo los precios, aunque nadie se atreve a ponerle número a ese ajuste”, concluyó Storni.