Exportaciones de carne: positivo cambio para Argentina en un contexto global amenazante


Después de un comienzo de año complicado para las exportaciones argentinas de carne vacuna, los datos más recientes empiezan a mostrar señales alentadoras, tanto en volúmenes como en precios. Mayo se perfila como un mes clave en la recuperación, con una leve mejora en las cantidades enviadas al exterior y una importante suba en el valor promedio por tonelada, según informó el mercado Rosgan en base a cifras del INDEC.

Cómo evolucionaron las exportaciones de carne

En mayo, Argentina exportó 55.800 toneladas peso producto, con un valor total de 298,3 millones de dólares. Aunque el aumento en volumen respecto a abril fue modesto, apenas un 1%, el crecimiento en facturación fue del 8%, lo que refleja una suba significativa en el precio promedio por tonelada, que pasó de 4.931 a 5.343 dólares. Ajustando estos números a peso equivalente a res con hueso, los envíos habrían alcanzado unas 64.500 toneladas, un 4% más que el mes previo.

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A pesar de esta recuperación mensual, el acumulado del primer cuatrimestre sigue mostrando una caída del 23% en volumen respecto al mismo período de 2024, con alrededor de 298.000 toneladas exportadas. Sin embargo, el valor total de las exportaciones acumula un incremento del 5%, alcanzando 1.286 millones de dólares, una clara señal de que la mejora en los precios está compensando en parte la caída en cantidades.

Este escenario es consistente con las tendencias que se observan a nivel global. Según la FAO, el índice de precios de la carne vacuna alcanzó en mayo un récord de 138,2 puntos, con un aumento del 12% interanual que incluso supera los máximos históricos de 2022, cuando el comercio internacional se recuperaba tras la pandemia.

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El mercado mundial exhibe una fortaleza notable, con exportaciones que se encaminan a batir récords tanto en volumen como en precio. Los dos principales jugadores globales, Brasil y Australia, han logrado incrementar sus ventas en más de un 15% en lo que va del año, y a precios un 10% a 12% superiores a los del año pasado.

En este marco, Argentina comienza a aprovechar la recuperación de precios internacionales para mejorar su ingreso en divisas, aunque aún debe consolidar el crecimiento en volúmenes. La tendencia positiva de mayo sugiere que el país está empezando a captar mejor las oportunidades que ofrece el mercado global.

Sin embargo, esta mejora se desarrolla en un contexto mundial de alta incertidumbre y riesgos crecientes. El conflicto en Medio Oriente, con la escalada de tensiones entre Irán e Israel, representa una amenaza latente para el comercio internacional, incluyendo al sector agroindustrial argentino.

Uno de los focos de preocupación es el posible bloqueo del Estrecho de Ormuz, una ruta marítima crucial por donde transita cerca del 20% del gas y petróleo que se comercializa a nivel mundial. Una interrupción prolongada en esta vía impactaría directamente en los costos logísticos, incrementando los precios de la energía y transporte, y afectando la cadena de valor de productos agrícolas y ganaderos.

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Este aumento en los costos repercutiría en los precios finales al consumidor, lo que podría desacelerar la demanda global, afectando así a la exportación de carne y otros productos argentinos. Aunque Medio Oriente representa solo alrededor del 5% de la demanda mundial de carne vacuna, la escalada bélica podría tener un efecto recesivo mucho más amplio sobre la economía global.

Por lo tanto, si bien el sector argentino de carne vacuna cuenta con fundamentos sólidos y muestra signos de recuperación, no está completamente blindado ante la volatilidad que generan estos conflictos internacionales. La capacidad de adaptación del país a este entorno y la evolución del mercado global serán determinantes para sostener esta recuperación.

En definitiva, el 2025 arranca para Argentina con un cambio positivo en la tendencia exportadora de carne, sustentado en la mejora de precios internacionales, pero con la advertencia clara de que factores externos y geopolíticos podrían poner en riesgo esta evolución favorable. La vigilancia constante del escenario internacional será clave para ajustar políticas y estrategias comerciales que permitan aprovechar al máximo el mercado global, minimizando los impactos de posibles crisis externas.