Estrés por calor en ganadería: la hoja de ruta del INTA


Las olas de calor dejaron de ser una anomalía para convertirse en una constante de los veranos para la ganadería y el campo. Aumentos prolongados de temperatura, elevada humedad y noches sin alivio térmico conforman un escenario cada vez más desafiante para la producción ganadera. En ese contexto, el estrés por calor aparece como uno de los principales factores que afectan el bienestar animal, con impacto directo sobre la eficiencia productiva y, en los casos más severos, sobre la supervivencia de los animales.

Con el objetivo de anticiparse a estas situaciones y reducir sus efectos, el equipo de investigación del área de Producción Animal de la Estación Experimental Agropecuaria INTA General Villegas elaboró un informe técnico que funciona como una verdadera hoja de ruta para prevenir el estrés térmico en bovinos de carne. El documento reúne recomendaciones generales, medidas preventivas ante pronósticos de altas temperaturas y pautas concretas para atravesar los días críticos.

Según explican los especialistas, frente a condiciones ambientales adversas los animales intentan adaptarse para mantener su estado de bienestar. Sin embargo, cuando el ambiente o el manejo no acompañan, el organismo comienza a destinar energía a la termorregulación en detrimento de la producción. Si el estrés se prolonga y fallan los mecanismos de adaptación, las consecuencias pueden ser graves, incluyendo pérdidas productivas significativas e incluso la muerte.

Animales más susceptibles y sistemas de mayor riesgo

El informe del INTA General Villegas señala que no todos los bovinos responden de igual manera al calor. Los animales de razas europeas, aquellos de piel oscura y los de temperamento más nervioso presentan mayor susceptibilidad al estrés térmico en comparación con las razas índicas y sus cruzas. A esto se suma el estado productivo: los bovinos cercanos a la terminación son particularmente vulnerables debido a su mayor peso, mayor grado de gordura y una menor capacidad pulmonar relativa.

Además, el sistema de producción también influye. En los sistemas de engorde a corral, el estrés por calor suele ser más intenso que en el pastoreo, debido a la mayor concentración de animales, la menor circulación de aire y la acumulación de calor en el suelo.

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Sombra, aire y agua: pilares del manejo preventivo

Entre las recomendaciones generales, el INTA destaca la provisión de sombra como una herramienta fundamental para atenuar la radiación solar. La sombra debe permitir una adecuada circulación del aire y ofrecer superficie suficiente durante las horas críticas del día. En el caso de sombra artificial, se recomienda una altura de entre 3 y 4 metros y una superficie de entre 2 y 4 metros cuadrados por animal, para evitar el hacinamiento.

En el mismo sentido, se aconseja evitar o eliminar cortinas de viento cercanas a feedlots o parcelas de pastoreo, como sectores enmalezados o montes densos que limiten la circulación de aire y dificulten la disipación del calor corporal.

El acceso al agua de bebida ocupa un lugar central en las recomendaciones. Los animales deben contar de manera permanente con agua limpia y fresca, y reducir la distancia a los bebederos ayuda a disminuir movimientos innecesarios y concentraciones excesivas. Durante los picos de calor, se estima un consumo de hasta 8 litros de agua por kilo de materia seca ingerida, lo que equivale a unos 80 litros diarios para un novillo en terminación con un consumo promedio de 10 kilos.

Para garantizar ese acceso, el informe sugiere dimensionar los bebederos considerando que al menos el 5% de la tropa pueda beber en forma simultánea. En términos prácticos, esto implica habilitar unos 50 centímetros lineales de bebedero por animal, con una rápida recuperación del nivel de agua. Para una tropa de 100 animales, el acceso debería ser de al menos 2,5 metros lineales y asegurar un caudal mínimo de 30 litros por minuto. Si alguna de estas variables resulta limitante, se recomienda dividir la tropa de manera preventiva.

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Calidad del agua y planes de contingencia

El documento también subraya la importancia de conocer la calidad fisicoquímica del agua durante todo el año, especialmente en verano, cuando suele deteriorarse por la concentración de solutos, el mayor uso y la evaporación. Contar con esta información permite definir estrategias, como destinar el agua de mejor calidad a las categorías más sensibles —terneros y animales en engorde— o mezclar aguas para su dilución. A largo plazo, un estudio hidrogeológico puede ofrecer soluciones definitivas.

Como medida complementaria, tapar los tanques con media sombra ayuda a reducir la evaporación y la concentración de sales. Además, se recomienda contar con un plan de contingencia ante posibles imprevistos, como bebederos móviles, tanques de arrastre, mangueras o sistemas alternativos para garantizar el suministro de agua.

Manejo, sanidad y alimentación en días críticos

En cuanto al manejo, el INTA General Villegas recomienda no realizar movimientos ni trabajos con animales después de las 10 de la mañana en días potencialmente peligrosos, ni durante el atardecer. Las horas más frescas son esenciales para que los bovinos puedan recuperarse del estrés térmico. El tiempo de espera en corrales no debería superar los 30 minutos y se desaconsejan prácticas que restrinjan el acceso al agua, como desbastes.

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El control de insectos, especialmente la mosca de los cuernos, también forma parte de la estrategia. La presencia de moscas incrementa el estrés, ya que los animales tienden a agruparse para espantarlas, aumentando la carga térmica. La remoción de bosta y el control de malezas en los alrededores de los corrales ayudan a reducir la proliferación de estos insectos.

Finalmente, en los sistemas de engorde a corral se aconseja entregar la totalidad o al menos entre el 65 y el 70% de la ración al atardecer, de modo que el calor generado por la digestión ocurra durante la noche, cuando las temperaturas son más bajas. En pastoreo, los cambios de franja y la suplementación también deberían realizarse preferentemente al final del día.

Con estas pautas, el INTA General Villegas busca brindar herramientas concretas para que productores y técnicos puedan anticiparse al impacto del calor extremo, proteger el bienestar animal y sostener la eficiencia productiva en un escenario climático cada vez más desafiante.