Estados Unidos cuadruplicó la cuota de importación de carne argentina: llega a 80.000 toneladas

El gobierno de Estados Unidos anunció un aumento histórico en la cuota de importación de carne vacuna proveniente de la Argentina. Según un informe del Departamento de Agricultura (USDA), el cupo pasará de 20.000 a 80.000 toneladas anuales, lo que representa una ampliación de cuatro veces respecto del volumen actual.
La decisión fue confirmada en el marco de un nuevo programa de incentivo ganadero impulsado por la administración de Donald Trump, que busca, en paralelo, estimular la producción nacional de carne y aliviar la presión sobre los precios internos, en un contexto de inflación alimentaria y escasez de oferta en el mercado estadounidense.
Actualmente, Argentina cuenta con un cupo tarifario anual para exportar “carne deshuesada, fresca, enfriada o congelada” de 20.000 toneladas. Con la nueva medida, el país sudamericano podrá acceder a un volumen de exportación mucho mayor, lo que podría representar un fuerte impulso para su sector agroindustrial y una mejora en la balanza comercial bilateral.
Un paquete con objetivos múltiples
El plan publicado en el sitio web del USDA incluye un conjunto de medidas destinadas a favorecer a los productores estadounidenses: se permitirá ampliar el uso de tierras federales para pastoreo, se incrementarán los subsidios al seguro rural y se reducirán los costos de los pequeños procesadores de carne.

Sin embargo, el aumento de la cuota argentina generó críticas dentro del propio sector ganadero norteamericano. Grupos de productores sostienen que una mayor importación de carne extranjera podría desplazar parte de la producción local, afectando los precios de venta y la rentabilidad del negocio.
El contexto no es menor: los precios del ganado en Estados Unidos alcanzaron niveles récord durante 2025 debido a una fuerte reducción del stock bovino y una oferta limitada. Esta situación provocó un aumento del precio de la carne vacuna para los consumidores y pérdidas millonarias para los empacadores, complicando la promesa de Trump de abaratar el costo de los alimentos.
Las declaraciones de Trump y el trasfondo político
El anuncio formal se conoció pocos días después de que el propio Donald Trump anticipara la medida durante un vuelo del Air Force One entre Florida y Washington. “Compraríamos carne vacuna de la Argentina. Si lo hacemos, bajaremos los precios de la carne”, dijo el mandatario ante periodistas que lo acompañaban.
Consultado sobre el impacto que podría tener la medida en los productores locales, Trump respondió que “Argentina está luchando por su vida” y que “nada está beneficiando a Argentina”. En esa línea, remarcó su intención de “ayudar a los argentinos a sobrevivir en un mundo libre”, aludiendo a su cercanía política con el gobierno de Javier Milei.

La respuesta oficial y las dudas sobre el alcance real
Pese a la magnitud del anuncio, la secretaria del Departamento de Agricultura, Brooke Rollins, moderó las expectativas. En declaraciones a la cadena CNBC, sostuvo que “no será mucho lo que compremos”, y explicó que el consumo de carne vacuna en Estados Unidos ronda las 12 millones de toneladas métricas por año, de las cuales 10 millones son de producción nacional.
Rollins señaló que las importaciones, aunque necesarias para equilibrar el mercado, representan una porción pequeña del total y se concentran principalmente en productos industriales, como la carne molida para cadenas de comida rápida, más que en cortes premium.
La funcionaria también advirtió que cualquier incremento en las compras a la Argentina estará condicionado a las garantías sanitarias. “Argentina enfrenta un problema de fiebre aftosa y debemos asegurar que nuestra industria ganadera esté protegida”, afirmó.
Sus declaraciones motivaron una rápida respuesta del presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, quien sostuvo que Rollins “está mal informada” y recordó que “hace más de 20 años que el país no tiene problemas con la aftosa”.

Oportunidad para el campo argentino
Más allá de las dudas internas en Washington, la medida representa una oportunidad significativa para el sector exportador argentino, que podría ampliar su presencia en uno de los mercados más exigentes y rentables del mundo.
Con esta decisión, Estados Unidos busca aliviar su crisis de abastecimiento sin renunciar al control sanitario ni a las políticas de protección productiva. Para la Argentina, en cambio, abre la puerta a un negocio que podría traducirse en más ingresos de divisas y en una reafirmación de su papel como proveedor global de carne de calidad.