El pollo desplaza a la carne vacuna y se perfila como el más consumido en 2025


Por primera vez en la historia alimentaria del país, el pollo se posiciona como la carne más consumida por los argentinos, superando incluso al tradicional asado. Con un consumo récord de 47 kilos por habitante al año, la aviar destronó a la vacuna, consolidándose como la nueva reina de la mesa nacional. Los motivos de este fenómeno son múltiples, aunque el principal es ineludible: su precio más accesible frente al aumento sostenido de los cortes bovinos.

El pollo gana terreno en Argentina

Carlos Sinesi, director ejecutivo del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), analizó esta tendencia en una entrevista con Radio Rivadavia AM 630, donde ofreció datos clave sobre el consumo, los precios y la realidad del sector. “El consumo actual de pollo es de unos 47 kilos por habitante por año. Eso nunca había pasado en Argentina, superó por primera vez al consumo de carne vacuna”, aseguró. Para el especialista, este cambio en los hábitos alimenticios está directamente vinculado a una cuestión económica: el pollo resulta mucho más barato que la carne de vaca.

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A pesar de las quejas de consumidores por los aumentos en carnicerías y supermercados, Sinesi señaló que los precios de salida de los frigoríficos no se trasladan directamente al mostrador. Según explicó, “el kilo de pollo entero se ubica entre $3.000 y $3.600, dependiendo de la región, mientras que el combo de tres kilos de pata muslo ronda los $8.500”. En comparación con cortes vacunos, donde los precios pueden superar fácilmente los $10.000 por kilo, el pollo se mantiene como una opción más viable para gran parte de la población.

En el caso de cortes más elaborados, como la suprema, los precios son más elevados: “La suprema, al ser todo deshuesado, tiene un costo mayor. Hoy ronda los $7.500 el kilo”, indicó Sinesi. No obstante, resaltó que aún existen partes más económicas dentro del ave, como el ala o la carcasa, que si bien tienen menos carne, permiten preparar caldos y comidas rendidoras para familias con presupuestos ajustados.

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En términos generales, el consumo de proteínas animales en Argentina (incluyendo carne vacuna, porcina y aviar) se mantiene en torno a los 115 kilos anuales por habitante, una cifra que, según Sinesi, representa un techo difícil de superar sin cambios estructurales. “Eso ya es un techo. Para crecer, tendría que caer una proteína o aumentar la exportación”, explicó, reconociendo que el mercado interno se encuentra limitado por el bajo poder adquisitivo de buena parte de la población.

La producción aviar argentina, sin embargo, tiene potencial para crecer si se consolidan nuevos mercados internacionales. No obstante, ese crecimiento también dependerá de una mejora económica local que permita dinamizar el consumo interno. “El poder adquisitivo no permite pensar en un crecimiento del consumo. La producción puede crecer solo si se exporta más o si mejora la economía local”, sintetizó Sinesi.

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El pollo, en este contexto, no solo representa una elección racional desde el bolsillo, sino también una solución alimentaria. “El pollo tiene la capacidad de adaptarse al bolsillo de todos”, remarcó el directivo de CEPA. Y añadió: “En este contexto, sigue siendo una opción nutritiva y económica que acompaña a las familias argentinas todos los días”.

Con un mercado interno restringido y un cambio profundo en los hábitos de consumo, el pollo se afirma como el protagonista del plato argentino. Ya no es una alternativa secundaria al asado, sino la proteína principal para millones de hogares. El desafío ahora, tanto para el sector como para el país, será sostener esa demanda sin perder de vista la calidad y accesibilidad que lo llevaron a la cima.