Di María y un gol eterno: Rosario Central venció a Newell’s en un clásico cargado de emoción

La imagen de Ángel Di María corriendo hacia la tribuna, con la camiseta en la mano y la emoción desbordando en su rostro, marcó el momento más vibrante del clásico rosarino. El Gigante de Arroyito se convirtió en un hervidero cuando el ídolo de 37 años selló la victoria de Rosario Central sobre Newell’s por el Torneo Clausura con un gol de tiro libre que quedará grabado en la memoria de los hinchas.
En el palco, su esposa Jorgelina Cardoso y familiares festejaban entre lágrimas, sintetizando la magnitud de un regreso largamente esperado y la concreción de un anhelo personal del campeón del mundo con la Selección Argentina. No fue solo un triunfo deportivo: fue un acto cargado de simbolismo, de reencuentro con sus raíces y de agradecimiento hacia quienes lo acompañaron en un camino de sacrificios.
El clásico rosarino, correspondiente a la sexta fecha del Torneo Clausura, se resolvió con un único protagonista. La jerarquía de Di María inclinó la balanza en un partido trabado, con escasas ocasiones y mucho nervio. Su gol, además de darle tres puntos vitales al Canalla, se transformó en una postal eterna del fútbol argentino.

El gol soñado
El tanto llegó a los 36 minutos del segundo tiempo, cuando el marcador se mantenía en cero y el trámite del encuentro parecía condenado al empate. Di María pidió la pelota en un tiro libre lejano, a más de 30 metros del arco, y se hizo cargo de la ejecución. La zurda mágica que brilló en Europa y con la camiseta albiceleste volvió a aparecer: la pelota viajó con precisión milimétrica y se incrustó en el ángulo superior izquierdo del arquero Juan Espínola, que nada pudo hacer.
El estallido en las tribunas fue inmediato. Miles de gargantas gritaron el gol con la fuerza contenida de 18 años esperando el regreso de Di María. El propio jugador corrió hacia un costado del estadio, donde lo aguardaban las miradas emocionadas de su familia. Allí, en un gesto de desahogo, se quitó la camiseta. El árbitro Darío Herrera lo amonestó, pero ese detalle quedó sepultado por la ovación atronadora que lo envolvió en lágrimas.
Un desahogo cargado de lágrimas
“Sufrí mucho para cumplir este sueño. Nadie sabe lo que yo y mi familia pasamos. Este gol es para ellos, para mi mujer y mis hijas, que me bancaron cuando parecía imposible volver”, expresó Di María conmovido tras el encuentro. Su testimonio reflejó la dimensión emocional del momento, más allá del resultado deportivo.

El campeón del mundo reconoció también que en su vuelta había enfrentado críticas y dudas, pero que el amor por la camiseta pudo más: “Soñé toda mi vida con estar de nuevo en el Gigante. Hoy se cumplió de la mejor manera”. Con lágrimas en los ojos, Di María dejó en claro que este regreso no es un episodio más en su carrera, sino el capítulo más íntimo y deseado.
Un clásico cerrado, decidido por la jerarquía
En lo estrictamente futbolístico, el partido tuvo escaso vuelo. Newell’s se mostró ordenado en defensa y buscó salir de contra, mientras que Central intentó dominar la pelota sin demasiada profundidad. La fricción y la tensión típica de un clásico hicieron que las situaciones claras brillaran por su ausencia.
El 1-0 final reflejó esa paridad, pero también dejó en evidencia la diferencia entre contar o no con un jugador de jerarquía internacional. La zurda de Di María, capaz de torcer un resultado en segundos, terminó siendo decisiva para escribir la historia de la noche.
Con la victoria, Rosario Central llegó a 10 puntos en la Zona B, quedando a solo uno de los líderes River y San Lorenzo, aunque el Millonario debe disputar todavía su partido de la fecha. Además, el Canalla es el equipo que más puntos sumó en el año (45), lo que lo proyecta a la Copa Libertadores 2026.
El sueño continúa
La noche en el Gigante dejó en claro que el regreso de Di María ya es mucho más que un simple refuerzo para Central: es un acontecimiento histórico. Su gol en el clásico no solo valió tres puntos, sino que selló el inicio de una etapa que los hinchas soñaron durante años.
“Me falta un sueño más: salir campeón con Central”, afirmó el rosarino al cerrar la jornada, dejando en el aire la ilusión de un pueblo que ya lo abraza como un héroe eterno.