Crece la exportación de frutas argentinas: la pera, protagonista de la temporada
Las exportaciones de frutas argentinas continúan su senda ascendente. Entre enero y agosto de 2025, las ventas externas del sector crecieron 18% en volumen y 12% en valor respecto del mismo período del año anterior, alcanzando las 818.705 toneladas por un monto total de 856 millones de dólares, según los últimos datos del INDEC.
El desempeño confirma la recuperación sostenida del complejo frutícola argentino, que supo reacomodarse tras los años de sequía y restricciones logísticas. Detrás de esta mejora, se destacan la recomposición de los rindes, el mayor acceso a mercados internacionales y la apuesta por el valor agregado y la diversificación de destinos.
La pera, símbolo de una buena cosecha
Dentro del universo frutícola, la pera se consolidó como la gran protagonista de la temporada. La campaña 2025 registró una producción total de 1,18 millones de toneladas, un 9% más que el año anterior, y de ese volumen, 661.290 toneladas correspondieron a peras, que representan el 56% del total del complejo.
Del total producido, 290.115 toneladas fueron destinadas a exportación, por un valor de 236 millones de dólares, con Brasil, Estados Unidos, Rusia y los países de Europa como principales destinos.
Con estos números, Argentina se mantiene como el segundo productor mundial de peras frescas y cuarto exportador global, un posicionamiento que combina tradición, tecnología y condiciones agroecológicas privilegiadas en el Valle de Río Negro y Neuquén, principales regiones productoras.

La manzana también repunta
Otro cultivo clave, la manzana, mostró una mejora notable en su desempeño productivo y comercial. La cosecha 2025 alcanzó 526.380 toneladas, lo que implica un crecimiento del 15% frente a la temporada anterior.
Las exportaciones totalizaron 64.915 toneladas por un valor de 52 millones de dólares, con Brasil, Paraguay, Rusia, Bolivia y Países Bajos entre los principales mercados.
Además, la cadena manzanera sumó un nuevo impulso con la incorporación del orujo de manzana seco al Código Alimentario Argentino, un subproducto de la industria juguera y sidrera que ahora podrá utilizarse como ingrediente en la elaboración de panes, budines, galletitas, barritas de cereal y otros alimentos. Esta medida transforma un residuo en una fuente de agregado de valor y nuevas oportunidades comerciales para productores e industrias regionales.

Frutas finas, ciruelas, nueces y cítricos: el resto del mapa exportador
Más allá de las frutas de pepita, la exportación del resto de los complejos frutícolas alcanzó 144 millones de dólares, un 11% más que en 2024, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
Entre los rubros más destacados figuran:
- Nueces de nogal, con 4.895 toneladas exportadas por 17 millones de dólares, principalmente a Italia, Turquía y Brasil.
- Frutas finas (arándanos, frambuesas, moras), con 5.047 toneladas por 14 millones de dólares, hacia Estados Unidos, España y Emiratos Árabes Unidos.
- Ciruelas secas, con 12.738 toneladas por 29 millones de dólares, destinadas sobre todo a Brasil y Chile, que mantienen a Argentina como el quinto exportador mundial de este producto.
- Preparaciones de frutas y hortalizas, con 22.616 toneladas por 33 millones de dólares, donde Estados Unidos y Brasil son los mayores compradores.
También merece mención el kiwi, cuya exportación creció 33% en volumen y 63% en valor, alcanzando 3.063 toneladas por 5 millones de dólares, con Brasil, Italia y España como principales destinos.
Cítricos: una potencia mundial
El complejo citrícola argentino también tuvo un año destacado. Entre enero y agosto, las exportaciones totalizaron 366.401 toneladas por 408 millones de dólares, con un incremento del 21% en volumen y 26% en valor.
Los principales destinos fueron Estados Unidos, Países Bajos, Rusia e Irlanda, y el país reafirmó su liderazgo global: Argentina ocupa el primer puesto mundial como exportador de aceite y jugo de limón.

Un sector que vuelve a tomar impulso
La performance exportadora de 2025 muestra a la fruticultura argentina en un momento de reactivación y consolidación, impulsada por la mejora de los rendimientos, la apertura de nuevos mercados y la incorporación de valor agregado en origen.
Con la pera como emblema, y una estrategia de diversificación que abarca desde las frutas finas hasta los cítricos, el país refuerza su presencia en los mercados internacionales y ratifica su potencial como productor de alimentos de calidad reconocida en todo el mundo.
