Córdoba redefine su mapa agrícola: el maíz se recupera y el girasol pisa fuerte

La provincia de Córdoba, uno de los principales motores agrícolas del país, dio a conocer su primera estimación de siembra para la campaña 2025/26. Los números confirman un retorno al equilibrio en la proporción de cultivos, con un marcado crecimiento del maíz y un “boom” sostenido del girasol, que vuelve a ganar protagonismo en el escenario productivo. En contrapartida, soja, maní y sorgo mostrarían caídas en sus superficies implantadas.
La importancia estratégica de Córdoba
El informe elaborado por la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA) no pasa desapercibido a nivel nacional. La provincia es la segunda en volumen de granos producidos, detrás de Buenos Aires, y domina con amplitud el mapa del maíz en Argentina. Por eso, los movimientos que se registran en su territorio son un reflejo de tendencias que pueden marcar el pulso del sector agroindustrial.
En este caso, el relevamiento muestra que los productores cordobeses comienzan a dejar atrás el temor que generó el año pasado la chicharrita del maíz, un insecto transmisor del achaparramiento que condicionó la planificación. Con más confianza y mejores precios relativos, el cereal recupera espacio en las rotaciones.

La campaña 2025/26: cultivos en números
De acuerdo con la BCCBA, el maíz alcanzaría en Córdoba 2,8 millones de hectáreas, lo que implica un incremento del 13% en comparación con el ciclo anterior. En términos concretos, significa 300.000 hectáreas adicionales, muchas de las cuales provendrán de áreas que en 2024 estuvieron destinadas a soja.
La soja, si bien seguirá siendo el cultivo más sembrado de Córdoba, perdería superficie: se ubicaría en torno a 4 millones de hectáreas, lo que representa un retroceso equivalente a las hectáreas ganadas por el maíz.
El gran protagonista es el girasol, que se afianza con fuerza. La oleaginosa treparía hasta 254.500 hectáreas, un 20% más que en la campaña pasada y más del triple del promedio histórico desde 2007. Este dato confirma que no se trata de un repunte aislado, sino de una tendencia consolidada en la región.
En contraposición, el maní, cultivo insignia de Córdoba, retrocedería un 14% y quedaría en 268.100 hectáreas. El sorgo también sufriría un fuerte descenso, del 27%, hasta ubicarse en 127.100 hectáreas.

Los factores detrás de las decisiones
La BCCBA señaló que la rentabilidad esperada y el precio de los granos fueron los principales motores a la hora de definir qué sembrar en Córdoba. A ellos se sumaron las perspectivas climáticas, la experiencia reciente con plagas y la necesidad de mantener esquemas de rotación más equilibrados.
Un dato alentador es que julio cerró con lluvias por encima del promedio histórico en la provincia, lo que permitió una buena recarga de perfiles de suelo. Esto, sumado a las precipitaciones de las últimas semanas, genera expectativas positivas para los cultivos estivales.
En particular, el girasol se ve beneficiado por su resiliencia climática y su buen comportamiento frente a condiciones adversas, lo que explica parte del entusiasmo de los productores por sumar hectáreas.
Balance de la campaña 2024/25
En paralelo a la proyección 2025/26, la Bolsa presentó un balance de la campaña anterior. La cosecha concluyó con rindes superiores al ciclo previo, lo que fue recibido como una buena noticia tras los contratiempos de los últimos años.

El girasol volvió a destacarse al aumentar su producción en un 155% respecto al ciclo anterior, confirmando su excelente performance. En el caso del maní, las lluvias fuera de época complicaron la recolección y generaron problemas de calidad en algunas zonas del sur provincial.
El maíz, por su parte, registró demoras en la cosecha debido al exceso hídrico, aunque finalmente logró completar la mayor parte de su recolección. Además, se detectó la presencia de maíz guacho, sobre todo en el norte cordobés, aunque en niveles bajos en el centro y sur.
Un escenario de transición
El panorama que se abre para 2025/26 muestra una Córdoba más diversificada y con un reparto de cultivos más equilibrado. El maíz busca volver a ocupar el lugar central que le corresponde, el girasol se consolida como alternativa rentable y la soja pierde algo de protagonismo, aunque continúa siendo la base de la rotación.
En definitiva, los números marcan que los productores cordobeses apuestan a diversificar riesgos y aprovechar oportunidades de mercado, en un contexto donde las variables climáticas y sanitarias siguen siendo decisivas. El resultado final dependerá, como siempre, de lo que ocurra en los próximos meses en los campos y en los mercados.