Conmebol descalificó a Independiente de la Sudamericana por los incidentes ante la U de Chile

La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) tomó una decisión histórica y dolorosa para Independiente: el club de Avellaneda fue descalificado de la Copa Sudamericana tras los graves incidentes ocurridos en el Estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini durante el partido frente a Universidad de Chile por los octavos de final.
El fallo, dado a conocer tras las audiencias y los descargos de las instituciones involucradas, incluyó sanciones deportivas, económicas y disciplinarias para ambas partes, en un intento del organismo de dejar un mensaje ejemplificador en materia de seguridad y violencia en el fútbol sudamericano.
Un fallo ejemplar de Conmebol
La decisión no se limitó únicamente a la eliminación del Rojo del certamen. Independiente deberá disputar sus próximos siete partidos internacionales sin público local y, a la vez, no podrá contar con sus hinchas en los siguientes siete encuentros en condición de visitante. Una sanción doble que, en los hechos, dejará al club con las tribunas vacías durante un largo período en torneos continentales.

La Universidad de Chile, que fue declarada ganadora de la serie y avanzará a los cuartos de final para enfrentar a Alianza Lima, también recibió un castigo. Al igual que Independiente, el conjunto trasandino no podrá llevar público a sus compromisos de local ni de visitante durante siete partidos.
Ambas instituciones fueron sancionadas con multas de 250 mil dólares cada una, además de la obligación de exhibir un cartel con la leyenda: “BASTA DE RACISMO, DISCRIMINACIÓN Y VIOLENCIA”.
Una noche de violencia en Avellaneda
Los hechos que desencadenaron la sanción ocurrieron el 20 de agosto, en el duelo de vuelta de los octavos de final. El partido había comenzado con normalidad, pero ya en el entretiempo se hicieron evidentes los problemas en la tribuna visitante.

De acuerdo con el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, los primeros enfrentamientos comenzaron cerca de las 20 horas, con ataques de simpatizantes de la U de Chile hacia hinchas locales. La situación escaló y, pasada la medianoche, barras de Independiente ingresaron a la popular visitante para agredir a los últimos chilenos que permanecían en ese sector.
Aunque desde la organización intentaron reanudar el encuentro, la magnitud de los disturbios lo impidió. La Conmebol resolvió entonces cancelar el partido y abrir un expediente disciplinario que derivó en la sanción conocida esta semana.
La defensa de Independiente
En las audiencias, el presidente de Independiente, Néstor Grindetti, basó la estrategia del club en cuatro argumentos centrales:
- La violencia se habría originado exclusivamente en la parcialidad visitante.
- El Rojo cumplió con todas las normas de seguridad exigidas.
- La destrucción de la tribuna visitante fue premeditada con el objetivo de generar caos.
- La cancelación del encuentro fue consecuencia directa de los actos de los hinchas chilenos.
Sin embargo, la Unidad Disciplinaria de Conmebol entendió que la responsabilidad del club organizador no podía ser eludida, ya que los hechos ocurrieron dentro de su estadio y bajo su jurisdicción.

Reacción del Rojo: “Perdió el fútbol, ganaron los violentos”
La respuesta de Independiente llegó horas después del fallo, a través de un duro comunicado en sus redes sociales. Con la imagen de una campera ensangrentada de un hincha del club, la institución expresó: “Perdió el fútbol, ganaron los violentos”.
El mensaje refleja la bronca y el dolor de la dirigencia y los simpatizantes, que no solo ven frustrada la participación en la Sudamericana, sino que deberán afrontar las consecuencias de un castigo que golpea a nivel deportivo, económico e institucional.
Lo que viene
Universidad de Chile avanzó a los cuartos de final, aunque también deberá cumplir con sanciones que afectarán a sus hinchas. En paralelo, la Conmebol busca marcar un precedente fuerte en la región para desalentar futuros episodios de violencia.
Para Independiente, la eliminación llega en un momento delicado, con el equipo en plena reconstrucción deportiva y económica. El Rojo deberá replantear su camino, pero sobre todo, asumir el desafío de erradicar definitivamente los episodios violentos de sus tribunas, un problema que, una vez más, terminó por costarle caro.