Coinoculación en soja: ensayos muestran hasta 10% más de rendimiento


La coinoculación en soja, que combina Bradyrhizobium con otros microorganismos como Azospirillum, se posiciona como una herramienta clave para aumentar el rendimiento y la sustentabilidad del cultivo. Ensayos recientes realizados en Argentina y Brasil evidencian que esta práctica puede incrementar el rinde hasta un 10% respecto a la inoculación convencional, además de mejorar la salud del suelo y la eficiencia en la absorción de nutrientes.

Los beneficios de la coinoculación en soja van más allá del aumento de productividad. Al potenciar la nodulación y desarrollar un sistema radicular más profundo, se mejora la absorción de agua y nutrientes, se fortalece la planta frente a estrés ambiental y se contribuye a mitigar problemas de compactación del suelo, uno de los factores que más limitan la producción en varias regiones agrícolas.

Ensayos en campo y evidencia científica

Investigaciones realizadas por la empresa Novonesis en más de 20 localidades de distintas zonas productivas y replicadas por al menos 15 productores mostraron incrementos de rendimiento tanto en microparcelas como a escala de lote. Estos resultados demuestran la aplicabilidad de la coinoculación en soja y su adaptabilidad a diferentes condiciones de suelo y clima.

En paralelo, estudios de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) evaluaron la coinoculación en soja con bacterias promotoras del crecimiento, incluyendo Azospirillum, Pseudomonas, Priestia y Bacillus. Los ensayos arrojaron aumentos de rendimiento de grano entre 4% y 7% frente a los controles, confirmando que la combinación de microorganismos genera un efecto sinérgico en la soja.

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Beneficios para el suelo y la sustentabilidad

La coinoculación en soja también aporta mejoras significativas en la estructura y fertilidad del suelo. El mayor volumen de raíces favorece el incremento de materia orgánica y ayuda a contrarrestar los efectos negativos de la compactación, un problema frecuente en lotes con alta presión de maquinaria agrícola.

Los estudios indicaron además mejoras en peso de mil granos, número de vainas y biomasa aérea, lo que contribuye a un aumento general en la productividad y a un sistema más resiliente frente a condiciones adversas. La combinación de estas ventajas hace que la coinoculación sea una herramienta valiosa para productores que buscan mejorar la eficiencia y la sustentabilidad de sus lotes.

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Opiniones de expertos

La Dra. Gisela Santella, Líder de Innovación & Servicio Técnico de Novonesis, destacó: “Entre un 7 y un 10% de incremento de rinde comparado con un inoculante convencional. No solo hablamos de hasta un 10% más de rinde, sino de una herramienta concreta para mejorar la sustentabilidad del sistema productivo”.

Santella remarcó que la coinoculación en soja permite a los productores maximizar el potencial del cultivo sin depender exclusivamente de fertilizantes químicos, lo que representa un avance importante hacia prácticas más sostenibles y amigables con el ambiente.

Una estrategia adaptable y escalable

La evidencia científica y los ensayos en campo muestran que la coinoculación en soja es adaptable a distintas condiciones de suelo y clima, lo que facilita su implementación en grandes extensiones y en sistemas de producción diversificados. La posibilidad de replicar los resultados a escala de lote brinda confianza a los productores y aumenta la probabilidad de adopción de la tecnología.

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La coinoculación se postula como una herramienta que no solo eleva la productividad de la soja, sino que también fortalece la sustentabilidad del sistema agrícola argentino. La evidencia científica coincide en que, además de aportar kilos adicionales por hectárea, esta práctica contribuye a construir suelos más fértiles y resistentes, un aspecto clave frente a los desafíos climáticos y económicos actuales.

La combinación de Bradyrhizobium con otros microorganismos promotores del crecimiento constituye una herramienta innovadora para la agricultura moderna, que permite incrementar el rendimiento y, al mismo tiempo, cuidar la salud del suelo y la eficiencia del sistema agropecuario. Con estos beneficios, la coinoculación se perfila como un componente estratégico en la planificación de la siembra y manejo de la soja en Argentina.