Diciembre llega con la huella de La Niña: qué se espera para el clima en Argentina
El último sistema frontal de noviembre dejó a su paso lluvias, chaparrones y tormentas que se distribuyeron entre el centro y el norte del país, aportando acumulados significativos y cerrando un mes con actividad atmosférica variada. Sin embargo, diciembre se perfila con una dinámica muy diferente en el clima, marcada por un cambio en el régimen de precipitaciones y temperaturas. Según especialistas, esta transición estaría vinculada a la evolución del fenómeno La Niña, que comienza a consolidarse sobre Sudamérica.
El meteorólogo Leonardo De Benedictis, de Meteored, explicó de acuerdo a Revista Chacra que la nueva configuración atmosférica responde a la señal que muestra el modelo del Centro Europeo, el cual proyecta para diciembre un patrón claramente deficitario en materia de lluvias. Así, el país se adentra en un mes donde la irregularidad y la escasez de precipitaciones pasarán a ser protagonistas en el clima, en contraste con lo observado durante las semanas previas.
Lluvias en retroceso y un déficit que se afianza
De acuerdo con el pronóstico estacional, diciembre exhibirá una marcada anomalía negativa de lluvias en buena parte del territorio nacional. Las regiones más afectadas serían la región pampeana, el Litoral, Uruguay y el sur de Brasil, donde el déficit aparece con mayor intensidad. Incluso áreas como Cuyo y el NOA muestran un escenario de lluvias por debajo de lo normal, aunque con un alejamiento menos pronunciado respecto a los promedios.
El déficit de precipitaciones es una de las señales más típicas del fenómeno La Niña, especialmente en sus etapas iniciales. La menor recurrencia de sistemas frontales activos, sumado a la debilidad de los mecanismos de ascenso atmosférico, favorecerá una disminución tanto en la frecuencia como en el volumen de los eventos de lluvia. Este panorama del clima en diciembre tendrá impacto directo en la disponibilidad de agua para la agricultura y la ganadería, sectores que dependen de una recarga constante del suelo para mantener sus niveles de productividad.

Eventos convectivos aislados y poca organización regional
Si bien diciembre no estará completamente exento de actividad tormentosa, los especialistas advierten que los episodios de desarrollo convectivo serán puntuales, aislados y asociados a pulsos de humedad temporarios. Esto significa que podrían presentarse tormentas intensas, pero sin una estructura organizada que abarque grandes extensiones, como suele ocurrir con los sistemas frontales bien definidos.
Esta distribución irregular de las precipitaciones podría generar contrastes marcados entre zonas cercanas, con sectores que reciban lluvias abundantes en períodos muy cortos, mientras otros continúan bajo condiciones secas. La falta de homogeneidad del clima complica la planificación productiva y la gestión del recurso hídrico, en un mes que marca además el inicio del verano climatológico en el hemisferio sur.

Temperaturas en alza: el otro sello de La Niña
El comportamiento térmico esperado para diciembre refuerza el patrón asociado al evento La Niña. Según el Centro Europeo, gran parte del país registrará temperaturas superiores a los valores normales, con un núcleo de calor más pronunciado sobre el centro-oeste argentino. Provincias como Córdoba, La Pampa y la región de Cuyo figuran entre las áreas donde los desvíos positivos serían más notorios.
La persistencia de vientos del norte, combinada con un ambiente más seco, favorecerá la instalación de jornadas cálidas a muy calurosas durante varios días consecutivos. Incluso en el noreste y noroeste del país se prevé un clima con temperaturas por encima de lo habitual, aunque con anomalías más moderadas. No obstante, los especialistas alertan que la combinación de calor persistente y déficit de lluvias podría derivar en un escenario desafiante para el sector agropecuario, especialmente en relación con el acceso al agua y el estrés térmico en los cultivos y el ganado.

Un diciembre marcado por la consolidación de La Niña
El evento La Niña fue declarado oficialmente durante noviembre por la NOAA, aunque sus impactos más claros en Sudamérica comenzarán a percibirse recién con la llegada del verano. En ese sentido, diciembre aparece como el mes en que sus efectos empezarían a sentirse con mayor contundencia, tanto en el régimen de lluvias como en las temperaturas.
Mientras el país se prepara para un mes de clima más seco y cálido de lo habitual, los especialistas advierten que será crucial monitorear la evolución del fenómeno, dado que su intensidad y duración podrían influir en el desarrollo de la campaña agrícola, en la disponibilidad de agua y en el comportamiento climático del trimestre estival.
