Cítricos afectados por heladas y consumo en caída ensanchan la brecha de precios


La brecha de precios entre lo que recibe el productor y lo que finalmente paga el consumidor en las góndolas volvió a mostrar un incremento significativo en octubre, empujada por un escenario de heladas que afectaron a los cítricos y una demanda interna debilitada. Según el último relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los agroalimentos registraron una diferencia promedio de 3,8 veces entre el valor de origen y el precio final, lo que implica un aumento interanual del 9,5%.

De acuerdo con el reporte, por cada peso que obtuvo el productor, el consumidor terminó pagando $3,8 en las góndolas. Si bien esta relación mostró una baja marginal respecto del mes previo, se mantuvo elevada en comparación con 2024, reflejando un mercado tensionado por factores productivos y comerciales. En paralelo, la participación del productor en el precio final alcanzó el 22,8%, lo que representa un leve avance de 0,8 puntos porcentuales frente al mes anterior.

Este comportamiento se explicó principalmente por dos factores: problemas en la oferta debido a las heladas en zonas productoras de cítricos y una caída persistente del consumo interno, que profundizó el desfasaje entre origen y destino.

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Las heladas y el impacto sobre los cítricos

Uno de los fenómenos más determinantes del mes fue el efecto de las heladas registradas durante el invierno, cuyos daños aún se sienten en la producción de cítricos. El informe de CAME señala que los cultivos de naranja y otros frutos cítricos continúan en un proceso de recuperación, lo que derivó en fruta de menor calidad, tamaños irregulares y una oferta sensiblemente reducida.

Esta situación se tradujo en mayor presión sobre los precios y en una ampliación de la brecha. De hecho, la naranja encabezó el ranking de disparidades con una diferencia de 10,3 veces entre campo y góndola, consolidándose como el producto con mayor distorsión en el mes. La menor disponibilidad y el volumen acotado ofrecido en los mercados mayoristas explican, en parte, este comportamiento.

La estacionalidad también jugó un rol importante, ya que el período de menor oferta de cítricos suele generar oscilaciones más pronunciadas en los valores, especialmente cuando se combinan con daños productivos como los ocasionados por las heladas.

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Tensión en la demanda y efectos sobre el mercado

Al fenómeno productivo de los cítricos se sumó un factor comercial que terminó de configurar el escenario actual: la caída del consumo interno, un comportamiento que viene siendo observado durante todo el año y que afecta de manera particular a las economías regionales. Según CAME, diversos rubros experimentaron una reducción en la demanda, fenómeno que provocó que algunos productos no lograran venderse con la fluidez habitual.

“En varios productos, esta contracción se tradujo en mercadería que no logró rotar, profundizando las tensiones entre oferta, precios y comercialización”, explicaron desde la entidad. Esta menor demanda genera, paradójicamente, situaciones opuestas según el producto: mientras algunos rubros enfrentan escasez que impulsa los precios, otros ven deprimidos sus valores en origen debido a la falta de compradores.

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Los productos con mayores y menores brechas

El informe también precisó cuáles fueron los alimentos que registraron las diferencias más marcadas. Además de la naranja, el repollo, con una brecha de 9,7 veces, y el zapallito, con 7,5 veces, se ubicaron entre los productos con mayor distorsión. En estos casos, la combinación de factores climáticos, costos logísticos y estacionalidad incidió en el ensanchamiento de la distancia entre origen y destino.

En contraste, las frutillas mostraron la brecha más baja, con 1,8 veces, seguidas por los huevos (2) y el pollo (2,4). Estos productos suelen presentar menor volatilidad debido a su estructura productiva más estable o a la continuidad del abastecimiento a lo largo del año.

La evolución de la brecha entre productor y consumidor continuará dependiendo de las condiciones climáticas, la disponibilidad de mercadería y la recuperación —o no— de la demanda interna. Por ahora, la combinación de oferta reducida y consumo retraído mantiene al mercado en un equilibrio frágil, donde los productores reciben valores ajustados y los consumidores enfrentan precios crecientes.