Chicharrita: marcada baja en su presencia, pero insisten en sostener el monitoreo


La Red Nacional de Monitoreo registró una disminución generalizada del vector Dalbulus maidis en las principales regiones maiceras del país. Aunque el panorama en torno a la chicharrita del maíz es alentador, los especialistas advierten que el seguimiento debe intensificarse, sobre todo de cara a las siembras tardías y en zonas donde aún existen maíces guachos que pueden sostener la población de la plaga.

Mejora sostenida hacia noviembre

El ingreso a noviembre trajo señales positivas para el maíz argentino. Según el 29º informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, correspondiente al período del 14 al 29 de octubre de 2025, la presencia del vector de la enfermedad del achaparramiento se mantuvo baja o disminuyó en la mayoría de las regiones monitoreadas.

En el NOA, una de las áreas históricamente endémicas, el 65% de las localidades presentó ausencia de chicharrita, frente al 54% registrado en el relevamiento previo. Además, un 21% se ubicó en el nivel mínimo de capturas (1 a 4 insectos por trampa cromática), mientras que solo el 11% correspondió a lotes con maíces tempranos ya implantados, un factor clave para interpretar la dinámica poblacional en esta etapa de la campaña.

En el NEA, la situación también mostró una mejora, con el 75% de las localidades sin presencia detectada de chicharrita y un 15% con niveles bajos. No obstante, los técnicos pusieron énfasis en la variabilidad de las categorías intermedias, lo que obliga a reforzar los monitoreos hacia las siembras tardías. Un dato llamativo en esta región es que el 45% de las trampas se colocó sobre maíces tempranos, una condición poco habitual que puede influir en la interpretación de los datos.

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Regiones núcleo: ausencia casi total del vector

En el Litoral, la tendencia fue aún más marcada: el 91% de las trampas no detectó chicharrita, contra el 75% del informe anterior. El 9% restante se ubicó en la categoría mínima. Este resultado adquiere especial relevancia considerando que el 95% de las trampas estaba colocada sobre maíz, lo que permitiría descartar influencia de otras especies vegetales como refugio.

En la región Centro-Norte, el 90% de las localidades relevadas tampoco presentó capturas, mostrando una mejora respecto del 80% anterior. El 10% restante se encontró en niveles mínimos. Aquí, el avance de la siembra es significativo: el 60% de los lotes ya cuenta con maíz implantado, lo que exige mantener la observación a campo.

Finalmente, en la región Centro-Sur, la situación de la chicharrita permanece estable y altamente favorable: el 98% de las localidades no registró presencia de Dalbulus maidis y el resto se mantuvo en niveles bajos. Cerca del 60% del área monitoreada ya presenta maíces en crecimiento activo.

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Mantener la vigilancia: la clave para evitar rebrotes

A pesar del escenario positivo, los especialistas de la Red Nacional de Monitoreo insisten: no es momento de relajar los controles. Las siembras tardías, la presencia residual de maíces guachos y las temperaturas favorables podrían permitir rebrotes poblacionales del vector y de los patógenos que transmite.

El monitoreo constante, tanto en trampas como en cultivos, permite detectar cambios tempranos y ajustar estrategias de manejo contra la chicharrita en tiempo real, evitando pérdidas productivas.

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Alerta paralela: daños del gusano cogollero en maíces Bt

El informe también reportó un aspecto adicional relevante. En algunos lotes del NEA y el Litoral se registraron daños superiores a lo esperado por parte del gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) en híbridos Bt, materiales que hasta la campaña pasada ofrecían niveles de control satisfactorios.

Ante la aparición de daños atípicos, se recomienda contactar al distribuidor de semillas para definir estrategias de manejo, identificar posibles fallas de control y reforzar la rotación de eventos biotecnológicos y modos de acción.

Los datos muestran una mejoría generalizada en la presencia de chicharrita, lo que trae alivio para la planificación de la campaña. Sin embargo, la sostenibilidad de estos resultados dependerá de la continuidad del monitoreo y de la integración de prácticas de manejo preventivas, especialmente en las zonas donde las siembras tardías todavía pueden convertirse en refugios para la plaga.