La chicharrita cede terreno, pero no hay margen para la relajación


El inicio de la campaña de maíz temprano en la Argentina llega con una perspectiva alentadora: la chicharrita (Dalbulus maidis), principal vector del achaparramiento, muestra una marcada retracción poblacional en casi todas las regiones productoras. Así lo confirma el 27° informe de la Red Nacional de Monitoreo, que relevó 355 localidades de Argentina y ocho de Uruguay entre el 12 y el 27 de septiembre de 2025.

El relevamiento señala que, incluso en zonas endémicas, la presión de la chicharrita se redujo a mínimos históricos. Sin embargo, los especialistas advierten que el escenario positivo no debe interpretarse como una señal para relajarse, ya que factores climáticos y la presencia de maíces guachos podrían modificar rápidamente la situación.

Panorama regional: una caída generalizada

En el Noroeste Argentino (NOA), donde la plaga suele tener mayor incidencia, el 33% de las localidades no registró capturas y un 40% se ubicó en niveles mínimos (entre 1 y 4 adultos por trampa). Esto significa que tres de cada cuatro localidades presentan hoy baja presión del vector, un dato inédito en la zona.

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En el Noreste Argentino (NEA), la situación se mantuvo estable respecto al informe anterior: en el 69% de los puntos de monitoreo no se detectó la chicharrita y en un 19% los niveles se mantuvieron bajos. Sin embargo, surgieron focos puntuales de mayor densidad, como en Comandante Fontana (Formosa), donde se registraron 188 adultos por trampa, cifra que contrasta con la baja general.

El Litoral mostró los números más favorables: en el 92% de los casos no se detectaron chicharritas y el resto se ubicó en la categoría más baja. El dato cobra relevancia si se considera que el 62% de las localidades de la región ya cuenta con maíz implantado, lo que podría haber favorecido una mayor presencia del insecto.

En el Centro-Norte del país, la retracción poblacional continúa siendo marcada: el 84% de las localidades no presentó capturas y un 14% quedó en el nivel mínimo. Finalmente, en el Centro-Sur, prácticamente no se registraron individuos: el 97% de los puntos de monitoreo no detectó adultos y el resto se mantuvo en la categoría inferior.

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Transición climática y riesgo de repunte

Los expertos destacan que este escenario favorable no garantiza tranquilidad. La amplitud térmica típica de la transición estacional puede modificar la dinámica poblacional de la plaga, ya que las variaciones de temperatura reducen la longevidad de los insectos, pero también generan fluctuaciones que requieren un seguimiento constante.

Además, en áreas de siembras tardías es clave eliminar los rebrotes de maíz o “maíces guachos”, que funcionan como un “puente verde” para la supervivencia de la chicharrita y los patógenos entre campañas. La vigilancia sobre estos lotes se considera fundamental para evitar un repunte.

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Estrategias de monitoreo y control

El informe recomienda no limitarse al uso de químicos, sino adoptar un enfoque integral. Por eso, los especialistas sugieren combinar trampas cromáticas con inspecciones visuales en cultivos y muestreos con red entomológica, especialmente en gramíneas invernales y malezas, donde los adultos suelen refugiarse.

Un detalle relevante es prestar atención a la coloración de los insectos: los adultos más oscuros suelen ser los que sobrevivieron al invierno, mientras que los ejemplares más claros corresponden a nuevas generaciones. Esta diferencia permite anticipar la dinámica poblacional y ajustar las medidas de manejo.

El Senasa y los equipos técnicos de la Red Nacional de Monitoreo subrayan que la estrategia debe enmarcarse en un Manejo Integrado de Plagas (MIP), que combine prácticas culturales, monitoreo sistemático y toma de decisiones basadas en la información regional.

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Un respiro, pero no una victoria definitiva

La actual retracción de la chicharrita representa un alivio para los productores al inicio de la campaña. Sin embargo, la experiencia de años anteriores demuestra que confiarse puede ser un error costoso. La plaga ha mostrado capacidad de repunte bajo condiciones favorables, lo que obliga a sostener el monitoreo permanente.

De cara a los próximos meses, el desafío es mantener la disciplina en el seguimiento y aplicar medidas preventivas de manera temprana. El maíz, uno de los cultivos más importantes para la economía argentina, requiere de un control riguroso de la chicharrita para garantizar la sanidad de los lotes y la estabilidad de la campaña 2025/26.

En definitiva, la retracción actual ofrece una oportunidad: la de planificar y aplicar estrategias de manejo de manera ordenada. Pero la latencia del riesgo obliga a no bajar la guardia. El futuro del maíz argentino dependerá, en buena medida, de la capacidad de anticiparse a la chicharrita.