Campo argentino: las 20 principales preocupaciones del agro


En un contexto de recuperación económica e incertidumbres persistentes para el campo, la confianza del productor agropecuario argentino mostró señales positivas en marzo de 2025. Así lo revela la última edición del Índice Ag Barometer Austral, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, que registró un crecimiento del 17% respecto a enero, pasando de 117 a 137 puntos.

Este rebote marca una diferencia con lo ocurrido en 2019, cuando una caída similar se prolongó durante casi un año. “Ahora vemos una recuperación inmediata y sostenida en todos los indicadores”, afirmó Carlos Steiger, director del Ag Barometer Austral.

Los dos subíndices del informe del campo también mostraron una mejora: las Condiciones Presentes subieron un 23% y las Expectativas Futuras, un 15%. El mayor salto se dio en las expectativas de inversión en activos fijos, con una mejora del 26%, al pasar de 65 a 82 puntos.

El campo y señales de reactivación

El repunte de la confianza del campo se reflejó con claridad en Expoagro 2025, donde se registraron numerosas operaciones de compra, principalmente de maquinaria agrícola. Esta tendencia fue impulsada por políticas agresivas de financiamiento, tanto de empresas privadas como de bancos, que ofrecieron líneas de crédito en dólares. A esto se sumaron mejores condiciones climáticas, que si bien no alcanzaron los niveles de la campaña 2023/24, permitieron mejorar rendimientos y renovar el optimismo para la campaña de trigo 2025/26, que se anticipa favorable.

Pese a ello, Steiger advierte sobre asignaturas pendientes: “La eliminación o reducción de retenciones sigue sin resolverse, al igual que la incertidumbre respecto al tipo de cambio”. Además, mostró preocupación por el ingreso de capitales especulativos a través del “carry trade”, que podría apreciar artificialmente el peso, encarecer el crédito y perjudicar el comercio exterior.

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Inversión y modernización: entre el interés y la cautela

Aunque el 59% de los productores del campo considera que aún no es un buen momento para invertir, el informe detecta una mejora en el ánimo inversor, sobre todo en ganadería, con un creciente interés en la adquisición de vientres vacunos, alentado por la recuperación del precio del novillo en términos reales.

En contraste, la inversión en maquinaria continúa siendo postergada. “La rentabilidad es la preocupación central del sector. Muchos productores consideran que el costo financiero de adquirir maquinaria supera el retorno de su uso, lo que genera una relación costo-beneficio negativa”, explicó Steiger. Esta percepción configura un círculo vicioso: sin inversión tecnológica no se incrementa la productividad, pero el temor a profundizar la pérdida de márgenes frena cualquier decisión.

A esto se suma la falta de contacto con tecnologías avanzadas, lo que limita la percepción de sus beneficios. Aun así, el 80% de los productores estaría dispuesto a modernizar su maquinaria si mejoraran las condiciones de rentabilidad.

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El ranking de preocupaciones: el clima, al tope

El informe también relevó las 20 principales preocupaciones del productor para los próximos 12 meses. En primer lugar, se ubica nuevamente el clima, reavivado por la falta de lluvias tras la siembra de la cosecha gruesa y el recuerdo de la devastadora sequía 2022/23.

Le siguen otros factores como los precios internacionales bajos, el aumento de los costos de insumos, y la evolución del dólar. Las elecciones nacionales de octubre preocupan al 23% de los productores, quienes, aunque en general alineados con el gobierno actual, temen posibles cambios en la política agropecuaria.

También persiste la inquietud por la continuidad de las retenciones a las exportaciones (15%) y su impacto sobre la rentabilidad.

Finalmente, el informe destaca el incipiente interés en la certificación ambiental. Aunque el 40% aún no participa de programas de sostenibilidad, muestra disposición a hacerlo. Un 16% ya se encuentra involucrado, mientras que un 35% no manifiesta interés.

“Los requisitos de sustentabilidad ya están transformando los mercados globales. Es urgente que el sector agropecuario argentino acelere su adaptación para no perder competitividad”, concluyó Steiger.

Con la confianza en alza, pero aún muchas cuentas pendientes, el campo argentino transita un 2025 lleno de desafíos estructurales, donde el equilibrio entre inversión, rentabilidad y sostenibilidad será clave para su desarrollo.