Calor extremo y sequía marcan el inicio del 2026 en la mayor parte del país
El inicio del año 2026 se presenta con un panorama climático preocupante para gran parte del territorio argentino, especialmente para la región pampeana, donde el calor extremo y la escasez de lluvias marcan los primeros días del año. La combinación de temperaturas elevadas y un déficit hídrico persistente genera riesgos importantes tanto para la población como para la actividad agropecuaria, además de incrementar el peligro de incendios en distintas provincias.
Según el especialista de Meteored, Leonardo de Bendictis, los últimos días de diciembre de 2025 y los primeros de enero de 2026 estarán dominados por un patrón atmosférico desfavorable en términos hídricos. “Gran parte del país presenta un déficit de precipitaciones muy significativo que se viene consolidando desde las últimas semanas de diciembre y que se proyecta sin cambios relevantes para los próximos días”, señaló.
Los acumulados de lluvias de la última semana muestran un escenario preocupante: la actividad pluvial es prácticamente nula en amplios sectores, en especial sobre la región pampeana. Esto genera anomalías de precipitación muy por debajo de los valores normales para esta época del año, profundizando la escasez de agua en suelos que ya se encuentran comprometidos.

En contraste, el noreste argentino aparece como la única región con cierta actividad pluvial. Sectores del este de Chaco, norte de Santa Fe, Corrientes, Misiones y parte de Formosa presentan lluvias superiores a los promedios normales, generando anomalías positivas en los acumulados semanales. Sin embargo, esta recuperación hídrica es limitada y no alcanza a modificar el déficit general que afecta al resto del país.
Distribución desigual de las lluvias y persistencia de la sequía
La disparidad en las precipitaciones se mantiene como un factor destacado para los próximos días. Mientras que el NEA concentra los eventos más significativos, el resto del territorio, incluida la región pampeana, continúa con registros escasos o nulos. En esta zona, los modelos meteorológicos no indican la presencia de sistemas de precipitación relevantes, lo que refuerza la anomalía negativa de lluvias y complica la recuperación de humedad en los suelos. Todo potenciado, además, por el calor extremo que reina en la región.
En el oeste del país, incluyendo el NOA y Cuyo, podrían registrarse algunos eventos puntuales y localizados, pero se trata de fenómenos aislados, de corta duración y con escasa incidencia sobre el balance hídrico general. Por lo tanto, no logran revertir la condición de déficit que predomina en la mayoría de las regiones.

Altas temperaturas y riesgos asociados
A la falta de precipitaciones se suma un escenario térmico extremo. Se esperan anomalías de temperatura muy elevadas, especialmente en la zona central del país y el norte de la Patagonia, con valores promedio muy por encima de los umbrales normales para esta época del año. Esta combinación de calor intenso, baja humedad y déficit hídrico aumenta de manera significativa el riesgo de incendios, especialmente en la Patagonia, la región pampeana y Cuyo, donde ya se han emitido alertas por parte de los organismos de emergencia.
El sector agropecuario también se ve afectado por estas condiciones. La persistencia de la sequía y las altas temperaturas favorecen la pérdida de humedad en los suelos, complicando el desarrollo de los cultivos que atraviesan etapas críticas. En particular, el maíz en floración es altamente sensible al calor extremo y a la falta de agua, lo que puede impactar negativamente en los rendimientos potenciales.

Impacto y medidas preventivas
Ante este escenario de calor y escasas lluvias, expertos recomiendan extremar las precauciones tanto en el manejo de los campos como en la prevención de incendios forestales y rurales. Mantener limpias las franjas perimetrales, controlar la vegetación seca y garantizar fuentes de agua disponibles para emergencias son algunas de las medidas prioritarias.
De acuerdo con los especialistas, la combinación de sequía prolongada y calor extremo exige un seguimiento constante de los pronósticos meteorológicos, sobre todo en la región pampeana, donde la producción agrícola y ganadera representa un pilar de la economía local.
En conclusión, los primeros días de 2026 estarán marcados por un clima adverso, caracterizado por la falta de lluvias y un calor agobiante, con efectos directos sobre los suelos, la producción agrícola y la prevención de incendios. La situación refuerza la necesidad de monitoreo constante y medidas de adaptación para minimizar los impactos negativos en la población y en la economía del país.
