Caballos: refuerzan la prevención contra la encefalomielitis equina en temporada de mosquitos


Con la llegada de la primavera y el aumento de la población de mosquitos el mundo de los caballos se ve envuelto en una potencial crisis productiva. Por esto el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) lanzó una advertencia clave: es momento de reforzar la prevención contra la encefalomielitis equina (EE), una enfermedad viral que puede afectar gravemente a caballos, mulas y burros, y que en ocasiones puede transmitirse a las personas.

Una amenaza estacional para los caballos

El incremento de las temperaturas y la humedad en los meses cálidos genera condiciones ideales para la proliferación de mosquitos, principales vectores del virus. En este ciclo epidemiológico, las aves silvestres cumplen un rol central al actuar como reservorios naturales: cuando se infectan, desarrollan una alta carga viral que los insectos transmiten luego a los équidos y, eventualmente, a los humanos.

La dinámica de contagio explica por qué la enfermedad tiene un comportamiento estacional marcado. Durante el verano y principios del otoño, cuando la población de mosquitos alcanza su pico, también crece el riesgo de brotes en caballos. Por este motivo, las autoridades sanitarias insisten en reforzar las medidas preventivas antes del inicio de la temporada estival.

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La vacunación, pilar fundamental

La principal herramienta de prevención sigue siendo la vacunación obligatoria de todos los équidos mayores de dos meses de edad. Según la Resolución Senasa N.° 115/2024, los animales primovacunados deben recibir una dosis inicial y un refuerzo en los plazos establecidos por el laboratorio elaborador. En tanto, los ejemplares con esquemas completos solo requieren una revacunación anual.

Además, cada aplicación debe quedar respaldada por un certificado firmado por un veterinario matriculado. El documento debe asentarse en la Libreta Sanitaria Equina o en el Pasaporte Equino, donde figuran tanto los datos del animal como la información de la vacuna utilizada.

Este procedimiento no es un simple trámite administrativo: constituye la base para el seguimiento epidemiológico que realiza el Senasa a través del Sistema Único de Registro (SUR). El organismo recordó que todos los veterinarios matriculados, acreditados o no en el Programa de Equinos, pueden cargar la información en el sistema por autogestión, lo que permite actualizar en tiempo real el mapa sanitario nacional.

Síntomas a tener en cuenta

La encefalomielitis equina puede presentarse de tres formas clínicas:

  • Inaparente: sin síntomas visibles.
  • Síndrome febril: con fiebre, inapetencia y decaimiento.
  • Encefalomielitis propiamente dicha: la más grave, caracterizada por alteraciones neurológicas que van desde hipersensibilidad y pérdida de visión hasta ataxia, convulsiones, parálisis o comportamientos de excitación descontrolada.

En los casos más severos, los animales pueden mostrar movimientos involuntarios, incapacidad para tragar, diarrea o constipación, e incluso episodios de prurito intenso y “pedaleo”. Pese a la gravedad de estos cuadros, Senasa aclaró que la mayoría de los contagios suelen ser leves o asintomáticos.

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Impacto productivo y sanitario

La enfermedad no solo pone en riesgo la vida de los equinos afectados, sino que también impacta en la economía de los productores. Caballos deportivos, de trabajo o de cría pueden quedar inhabilitados, lo que representa pérdidas económicas considerables. A su vez, la posibilidad de transmisión a humanos convierte a la EE en un tema de salud pública que trasciende el ámbito veterinario.

Por eso, las autoridades recomiendan extremar las medidas de control: mantener los establecimientos limpios, evitar la acumulación de agua estancada —donde se reproducen los mosquitos—, aplicar repelentes y colocar mantas protectoras en los caballos.

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Un esfuerzo conjunto

El Senasa insiste en que la lucha contra la encefalomielitis equina requiere de la colaboración activa de productores, veterinarios y organismos estatales. La vacunación y el registro son las herramientas clave, pero deben complementarse con la vigilancia epidemiológica y la responsabilidad individual de cada tenedor de equinos.

Con la temporada de mosquitos a las puertas, el llamado es claro: completar los esquemas de vacunación, registrar las dosis aplicadas y reforzar las prácticas de manejo. Solo con estas medidas será posible reducir el riesgo de brotes y proteger tanto la salud animal como la humana.