Buenos Aires defiende la actualización del Inmobiliario Rural y rechaza las acusaciones de CARBAP
El debate por el Impuesto Inmobiliario Rural y el Presupuesto 2026 volvió a tensar la relación entre la Provincia de Buenos Aires y la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP). La entidad agropecuaria cuestionó con dureza el proyecto presentado por la administración de Axel Kicillof, acusando a la gobernación de priorizar “más cargos y más gasto político” en lugar de trabajar por el bienestar ciudadano. El mensaje encendió la discusión y generó una inmediata respuesta del oficialismo provincial.
Para CARBAP, el paquete impositivo constituye “una señal inequívoca” de que la gestión bonaerense “atiende beneficios partidarios antes que una agenda de austeridad o equilibrio fiscal”. La organización ruralista expresó además su preocupación por la falta de un plan de racionalización del Estado: “No existe un ordenamiento serio del gasto ni a nivel provincial ni municipal”. Las críticas se suman a otros capítulos previos de fricción con la provincia de Buenos Aires, como los reclamos por el Puerto de Quequén y por actualizaciones impositivas anteriores.
La defensa de Buenos Aires: actualización por debajo de la inflación
Desde la gobernación de Buenos Aires, la respuesta llegó a través del ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, quien participó del cóctel de fin de año de las “Cuatro Cadenas” —soja, maíz, trigo y girasol— realizado en la Bolsa de Cereales. En diálogo con Infocampo, el funcionario buscó desactivar las críticas y remarcó que la propuesta oficial “es una actualización del Inmobiliario Rural por debajo de la inflación”.
Rodríguez añadió que el proyecto contempla la eliminación de la quinta cuota y el sostenimiento de las bonificaciones vigentes. “Estamos planteando que las bonificaciones se mantengan tal como sucedió en años anteriores. Escuché que tenían que ser por ley, pero el criterio general es que las aplica el Ejecutivo. Y nuestra palabra, junto a la explicación del director de ARBA, es que se mantienen”, afirmó.

También destacó que se actualizan los mínimos de Ingresos Brutos y que el diseño del esquema apunta a “acompañar a la producción, cuidar los recursos y garantizar las responsabilidades del Estado provincial”.
Economía inestable y un año marcado por el clima
Durante el encuentro, las cadenas agrícolas realizaron su tradicional balance anual y el ministro ofreció la mirada de la Provincia sobre la campaña 2025. Según Rodríguez, fue un ciclo “muy intenso” y fuertemente condicionado por cuestiones climáticas. En primer lugar, mencionó las inundaciones, que aún afectan a diversas zonas productivas y continúan generando complicaciones en los lotes y en la infraestructura rural.
Sin embargo, el funcionario también señaló que el clima tuvo un costado favorable: “Hubo rindes muy importantes en toda la Provincia, que permitieron compensar los aumentos de costos y mejorar la ecuación económica de muchas explotaciones”. Explicó que, al comienzo del año, los análisis privados reflejaban márgenes ajustados, en buena medida por el incremento de insumos, fletes y otros gastos operativos. Con mejores condiciones climáticas, los números cambiaron y la producción pudo cerrar en niveles superiores a los previstos.

Impacto de la política macroeconómica y dificultades en la agroindustria
Más allá del rendimiento agrícola, Rodríguez advirtió sobre los efectos del contexto macroeconómico nacional, al que calificó como “muy hostil a la producción”. Mencionó que el sector debió enfrentar un tipo de cambio atrasado, una “montaña rusa” de decisiones comerciales y, en algunos momentos, la eliminación temporal de retenciones que generó incertidumbre. “Todo esto es muy complicado para la producción”, señaló.
El ministro también se refirió a la situación de la agroindustria de la provincia de Buenos Aires, donde registró un escenario crítico. Enumeró cierres de frigoríficos en Bahía Blanca y Tres Arroyos, el cese de actividades de importantes lácteas en Lincoln y Suipacha, y la caída de empresas industriales vinculadas.
Como ejemplo, mencionó el cierre de la planta de Whirpool, que dejó 300 trabajadores despedidos. “El balance productivo es negativo porque estamos ante una política nacional que no impulsa la producción ni el empleo”, sostuvo. Aun así, reiteró que la agricultura en Buenos Aires logró sostenerse gracias al clima, aunque el desafío industrial sigue abierto.
