Soja récord: Brasil superaría los 177 millones de toneladas en la campaña 2025/26

Las primeras proyecciones oficiales de la campaña 2025/26 confirman que Brasil volverá a batir su propio récord de producción de soja, consolidando su posición como líder mundial en el mercado de granos. Según la Comisión Nacional de Abastecimiento (CONAB), el país vecino alcanzaría 177,6 millones de toneladas, un 3,6% más que en el ciclo anterior, y una siembra también sin precedentes de 49 millones de hectáreas.
El crecimiento del gigante sudamericano no tiene precedentes recientes: en menos de una década, incrementó su producción más de un 40%, mientras que Argentina permanece estancada, con rendimientos y áreas sembradas que no logran recuperar los niveles de hace diez años.
Brasil, imparable en el liderazgo sojero
En los últimos años, Brasil no solo se consolidó como el mayor productor y exportador mundial de soja, sino que también amplió su capacidad industrial y logística para sostener el ritmo de crecimiento.

De acuerdo con los datos difundidos por la CONAB, el país alcanzaría un nuevo récord histórico de producción, siempre y cuando las condiciones climáticas acompañen el desarrollo de la campaña.
La estimación de 177,6 millones de toneladas superaría cómodamente el récord actual de 171,5 millones de 2024/25, consolidando una tendencia ascendente que parece no tener techo. En paralelo, la superficie sembrada alcanzaría las 49 millones de hectáreas, casi 2 millones más que el ciclo anterior, lo que también representa un máximo histórico.
El rendimiento promedio proyectado por el organismo brasileño se mantiene en 36 quintales por hectárea, igual que el año pasado, lo que demuestra una notable estabilidad productiva.

Un crecimiento sostenido y el contraste con Argentina
El salto productivo de Brasil resulta aún más impresionante cuando se observa la serie histórica reciente. Desde la campaña 2017/18, pasó de 35 millones de hectáreas sembradas a casi 50 millones, y de 123 millones de toneladas cosechadas a rozar los 180 millones.
En contraste, Argentina lleva casi una década sin lograr avances significativos. Tras el récord de 61 millones de toneladas de soja en 2014/15, la producción cayó a 49 millones en el último ciclo, y la superficie sembrada, que había superado los 20 millones de hectáreas en 2015/16, se redujo en los últimos años a entre 16 y 17 millones.
Esa diferencia estructural responde tanto a cuestiones climáticas como a factores económicos y políticos que afectan la competitividad local: mayores costos, brechas cambiarias, presión impositiva y falta de previsibilidad en las reglas del sector.

Récord de exportaciones y fuerte incremento de la molienda
El panorama proyectado por la CONAB incluye también exportaciones récord de 112 millones de toneladas, frente a poco más de 106 millones que se estiman para el ciclo 2024/25.
Pero lo más llamativo es el nivel inédito de molienda interna para la producción de harina y aceite, según el análisis de la consultora Granar. Este aspecto es especialmente relevante para la Argentina, que mantiene el liderazgo mundial en exportaciones de subproductos de soja, aunque Brasil comienza a acortar esa distancia.
Si bien el crecimiento brasileño en harina y aceite aún no se traduce en un salto exportador tan fuerte, marca una tendencia a seguir de cerca, ya que podría modificar los equilibrios del comercio internacional de derivados de soja.

China, biodiésel y consumo interno, los motores del auge
Desde la consultora Granar explicaron que este sorprendente nivel de proyecciones de soja se debe principalmente al rol estratégico de Brasil como proveedor de China, en un contexto de tensiones comerciales entre el gigante asiático y Estados Unidos.
A ello se suma un creciente consumo interno, impulsado tanto por la demanda de raciones animales como por el aumento de la producción de biodiésel, sectores que fortalecen el mercado doméstico y agregan valor dentro del país.
De esta manera, Brasil continúa afianzando su posición como potencia agroindustrial global, con una combinación de volumen, eficiencia y diversificación que lo mantiene en la cima del mapa mundial de la soja, mientras sus competidores intentan no quedar relegados.