Brasil recupera mercados avícolas clave, mientras Argentina cierra


La industria avícola de Brasil volvió a mostrar signos de recuperación en el comercio internacional, luego de que varios países levantaran las restricciones sanitarias que habían impuesto tras el brote de influenza aviar altamente patógena en Rio Grande do Sul. En los últimos días, Chile, Namibia, Macedonia del Norte y Arabia Saudita autorizaron nuevamente la importación de carne de aves brasileñas, una noticia celebrada por el sector exportador.

El alivio llega en un momento en el que Brasil busca consolidar su posición como líder mundial en exportaciones avícolas, con más de 4,8 millones de toneladas enviadas al exterior cada año. Sin embargo, los bloqueos en destinos estratégicos como China y la Unión Europea continúan generando preocupación en la industria, que todavía enfrenta desafíos en su balanza comercial.

La importancia de las reaperturas recientes

La reapertura de Chile es clave por tratarse de un socio regional con un consumo estable de carne aviar, mientras que la de Arabia Saudita tiene un peso aún mayor, ya que este país se mantiene como el principal comprador de carne halal, segmento de enorme relevancia para Brasil en el mercado de Medio Oriente.

Aunque los envíos a Namibia y Macedonia del Norte representan volúmenes menores, su reincorporación refuerza la confianza internacional en el sistema sanitario brasileño, que demostró capacidad para contener rápidamente el brote en el municipio de Montenegro. Para la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA), la rapidez en la gestión y la transparencia en la información oficial resultaron determinantes en estas decisiones.

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Países con fronteras abiertas

Tras las últimas negociaciones, un amplio grupo de naciones no presenta restricciones a las exportaciones avícolas brasileñas. Entre ellas figuran Albania, Angola, Argelia, Argentina, Bahréin, Bolivia, Bosnia y Herzegovina, Cuba, Egipto, El Salvador, Hong Kong, India, Irak, Jordania, Kuwait, Lesotho, Libia, Marruecos, Mauritania, México, Myanmar, Paraguay, Perú, República Dominicana, Qatar, Sudáfrica, Singapur, Sri Lanka, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Uruguay, Vanuatu y Vietnam, además de los recientemente reincorporados.

Para Brasil, la amplitud de mercados abiertos refuerza su imagen de proveedor confiable de proteínas, aún en contextos de crisis sanitaria. Este mosaico de destinos también contribuye a la diversificación de riesgos comerciales, un factor clave frente a la dependencia de mercados de gran escala como China.

Bloqueos totales y restricciones parciales

No obstante, persisten cierres totales en mercados estratégicos. Entre ellos, destacan Canadá, China, Malasia, Pakistán, Timor-Leste y la Unión Europea, que mantienen vedado el ingreso de carne aviar brasileña. La situación en China preocupa especialmente, ya que este país es el mayor comprador individual del mundo, con una demanda difícil de reemplazar.

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En paralelo, varios países aplican restricciones parciales o regionalizadas. Es el caso de Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Omán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Ucrania, que limitan el comercio únicamente al estado de Rio Grande do Sul. Por su parte, Japón restringe el ingreso a los municipios de Campinápolis y Santo Antônio da Barra, mientras que Mauricio, San Cristóbal y Nieves, Surinam y Uzbekistán reconocen zonas específicas, siguiendo el sistema de regionalización previsto por la OMSA y la OMC.

Un líder mundial bajo presión

Brasil se mantiene como el principal exportador de carne avícola del planeta, con una producción que abastece a más de 150 países y genera ingresos superiores a los 10.000 millones de dólares anuales. Este peso en el mercado hace que cada cierre o reapertura tenga un impacto inmediato en toda la cadena productiva, desde los criadores hasta los frigoríficos.

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Si bien la recuperación de mercados como Chile y Arabia Saudita representa un paso adelante, la persistencia de barreras en China y la Unión Europea mantiene a la industria en alerta. Analistas señalan que Brasil deberá redirigir parte de su producción a Medio Oriente, África y América Latina, lo que puede implicar precios menos favorables en comparación con los destinos bloqueados.

En conclusión, Brasil dio un paso positivo con la reapertura de mercados relevantes, pero el panorama global de su avicultura todavía depende de destrabar los bloqueos en los compradores más exigentes y estratégicos.