Bodega Norton pidió concurso de acreedores en medio de un escenario crítico en 2025


La histórica bodega mendocina, Norton, busca garantizar la continuidad de su operación y preservar los puestos de trabajo mientras enfrenta una compleja coyuntura financiera y de mercado.

En un movimiento que sacudió al sector vitivinícola argentino, Bodega Norton se presentó en Concurso Preventivo de Acreedores, una herramienta legal que le permitirá reestructurar sus compromisos financieros con el objetivo de sostener sus operaciones y proteger el empleo. La decisión, según informó la compañía, fue adoptada “luego de evaluar distintas alternativas para resolver la situación financiera actual”.

Qué ocurrió con Norton en los últimos tiempos

La medida, confirmada oficialmente por la empresa, apunta a asegurar los puestos de trabajo y la continuidad operativa, en un contexto que la propia Norton definió como “desafiante tanto a nivel local como internacional”. El anuncio llega en un momento delicado para la industria del vino, marcada por la caída de las ventas, la retracción del consumo y la fuerte competencia en los mercados externos.

El CEO de la compañía, Tomás Lange, explicó en un comunicado que “la compañía reafirma su compromiso con sus colaboradores y con la comunidad vitivinícola”, y remarcó que Norton “continuará trabajando con el mismo espíritu de esfuerzo y excelencia que la caracteriza desde hace 130 años”.

Fundada en 1895 en Luján de Cuyo, Mendoza, Bodega Norton es una de las marcas más reconocidas del país y cuenta con presencia en más de 72 países. La firma ha sido referente en la elaboración de vinos varietales, blends de alta gama y espumosos, y ha construido una identidad asociada al prestigio y la tradición enológica argentina. En sus 128 cosechas, la bodega ha atravesado distintos ciclos económicos, pero nunca había recurrido a una medida de esta magnitud.

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Un contexto adverso para la vitivinicultura

La decisión de Norton se enmarca en una coyuntura compleja para el conjunto del sector. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), las ventas de vino al mercado interno registraron una caída del 2,5% en los primeros nueve meses del año, mientras que las exportaciones disminuyeron un 6,3% respecto al mismo período de 2024.

Aunque septiembre mostró una leve recuperación —con un incremento del 4,4% en el volumen total comercializado—, la tendencia general sigue siendo descendente. El informe del INV detalla que el 90,4% del vino vendido en el país proviene de Mendoza, lo que refleja la alta concentración regional y el impacto que cualquier contracción del mercado puede tener en la economía provincial.

Dentro de la composición de ventas, los vinos varietales crecieron un 8,4%, mientras que los sin mención varietal lo hicieron un 3,8%, y los espumosos, uno de los segmentos más sensibles al poder adquisitivo, cayeron un 15% interanual.

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Entre la presión macroeconómica y la competencia global

El panorama actual combina las dificultades macroeconómicas internas —alta inflación, caída del consumo, costos financieros elevados y volatilidad cambiaria— con un escenario internacional adverso, caracterizado por una reducción global del consumo de vino y mayor competencia entre países exportadores.

Según un informe del consultor Javier Merino, presentado a comienzos de 2025, la vitivinicultura argentina enfrenta el desafío de “ser rentable vendiendo menos cantidad a precios más altos”, lo que exige un nivel de innovación permanente y una estrategia de posicionamiento diferenciada en mercados saturados.

“La clave está en agregar valor y sostener una imagen país asociada a la calidad y no al volumen”, explicó Merino, advirtiendo que muchas bodegas medianas y grandes operan hoy con márgenes mínimos, presionadas por los costos logísticos y las restricciones cambiarias para importar insumos o liquidar exportaciones.

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Una señal de alerta para el sector

El caso Norton genera preocupación en el corazón de la industria mendocina. La bodega, que ha sido símbolo de la expansión del vino argentino en el mundo, representa también un indicador de la fragilidad actual del negocio vitivinícola.

Si bien el Concurso Preventivo no implica la quiebra de la firma, sí marca un punto de inflexión que podría anticipar un proceso de reacomodamiento en el sector. Desde la compañía subrayan que el objetivo principal es reordenar sus finanzas para continuar operando con normalidad y mantener la confianza de clientes y proveedores.

En medio de una economía que sigue mostrando desequilibrios y un mercado internacional en retracción, la situación de Norton resume los desafíos de una industria que, pese a su historia y prestigio, debe reinventarse para sobrevivir a un nuevo ciclo económico global.